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Sociedad | 12/09/2024   05:00

|OPINIÓN|Crueldad y fuego en Bolivia|Mirna Quezada|

Brújula Digital|12|09|24|

Mirna Quezada

“¿Por qué somos tan crueles?”, cuestionó un  hombre en un video grabado por él mismo y este desgarrador clamor dirigido a Dios, más las impactantes imágenes de su caballo quemado, que estaba aún con vida, por el fuego incontrolable, se viralizaron en las redes sociales y ayudaron a despertar la conciencia de la población boliviana ante el sufrimiento de los seres vivos ocasionada por los incendios y chaqueos.

Los chaqueos descontrolados, una práctica habitual entre los agricultores de  Bolivia, que implica la quema de bosques y vegetación para preparar el terreno para la próxima siembra, junto con los incendios intencionales, han convertido a Bolivia en un territorio en llamas, afectando principalmente a los departamentos de Beni, Pando y Santa Cruz.

Sin embargo, no solo estas regiones soportan el impacto del humo y las cenizas que cubren sus campos, oscureciendo sus áreas verdes, sino también el resto del país, que sufre las consecuencias de estas tradiciones que llegan a ser destructivas.

Aunque existen leyes diseñadas para proteger el medio ambiente, muchas de ellas permanecen en el papel, sin ser implementadas de manera efectiva. Por ejemplo, la Ley 1333 creada para preservar el medio ambiente y promover el desarrollo sostenible no es aplicada plenamente en Bolivia porque de otra manera se podría proteger sus bosques, ríos y lagos, y las ciudades no estarían tan contaminadas.

Los delitos ambientales, plasmados en esta ley, incluyen penas de cárcel de dos a cuatro años para quienes destruyan el medio ambiente de manera intencional o por negligencia. Asimismo, supuestamente castiga con prisión a quienes ocasionen incendios al quemar campos de labranza o pastoreo, afectando propiedades ajenas.

¿Se cumple algo de esto? Al parecer… nada. Sin embargo, existe otra normativa que fue denominada en su conjunto paquete de leyes incendiarias que sí se cumplen y justamente éstas son las que están ocasionando desastres desmedidos en el territorio nacional ante una reacción lenta del gobierno para declarar desastre nacional cuando los incendios se han extendido de manera desmedida ocasionando muerte de flora y fauna a su paso.

Definitivamente, para evitar que estas situaciones se repitan en el futuro, urge derogar las leyes que han facilitado esta crisis ambiental y fueron mencionadas en una red televisiva boliviana, como la Ley 337, que regulariza los desmontes ilegales realizados entre 1996 y 2011; la Ley 741 de 2015, que autoriza la tala de hasta 20 hectáreas en pequeñas propiedades y tierras comunitarias; y la Ley 1171 de 2019, que permite quemas “controladas”, ¿controladas por quién?

También deben revisarse decretos como el 24453, que impone multas risibles por deforestación, y el Decreto Supremo 3973, que permite el desmonte para actividades agropecuarias en tierras privadas y comunitarias en Santa Cruz y Beni. Estas normativas han acelerado la destrucción de los bosques y contribuido a la crisis ambiental que atraviesa Bolivia, similar a la vivida en 2019, coincidiendo con la inestabilidad política de un gobierno que finalizó con la huida del ex mandatario Evo Morales y su vicepresidente Álvaro García Linera.

En medio de la emergencia nacional, bomberos voluntarios y empresas como ECOJET están haciendo lo posible para colaborar, enviando recursos humanos, alimentos, medicamentos y otros suministros necesarios. Muchos apoyan con donaciones; otros luchan contra los incendios; también hay quienes levantan la voz para exigir que se abroguen las leyes que fomentan la deforestación y los incendios.

Sin embargo esa presión social que podría generar un verdadero cambio que promueva la protección de nuestros bosques y el medio ambiente, se ve disminuida por un escenario político que más parece un circo distractivo creado por los dos bandos del Movimiento al Socialismo (MAS) que se enfrentan por el poder, generando divisiones y amenazas de bloqueos, mientras el país arde en llamas.

Es probable que –así como el festival “Bolivia Respira”– éstas sean sólo artimañas de un partido político que quien sabe a futuro terminará unido y fortalecido para seguir incendiando y acabando con el país.

La urgencia de tomar medidas ante esta devastación queda en segundo plano mientras las palabras del hombre ¿por qué somos tan crueles?, resuenan como un eco doloroso. No se debe permitir esto. La indiferencia y la inacción, ya no son opciones.

Mirna Quezada es comunicadora social.





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