“No tiene la culpa absolutamente de nada, y no podríamos decir que la habría ultrajado porque ese proceso que se está ventilando, es un proceso de supuesta agresión sexual que todavía no ha culminado”, afirmó Mónica Irusta
Brújula Digital|01|04|25|
La abogada Mónica Irusta, defensora del fotoperiodista Álvaro V. L., acusado de violación contra la periodista Nadia A. O., quien se suicidó el viernes pasado, deslindó responsabilidad de su cliente en el caso.
“No tiene la culpa absolutamente de nada, y no podríamos decir que la habría ultrajado porque ese proceso que se está ventilando, es un proceso de supuesta agresión sexual que todavía no ha culminado”, afirmó Irusta en entrevista con Red UNO.
Ante la consulta de un periodista sobre qué le dijo Álvaro V. L. respecto al caso, Irusta respondió: “Jamás tuvo nada que ver en este tema de homicidio-suicidio, tampoco en la agresión sexual”.
El viernes, la joven periodista se quitó la vida debido a una depresión derivada de la violación que habría sufrido en septiembre del año pasado y a causa de que su denuncia no tuvo eco en las autoridades encargadas de investigarla.
Según testimonio de sus familiares, Nadia presentó denuncias ante autoridades policiales y judiciales, pero no recibió ayuda, ya que su caso no avanzó.
La joven de 25 años dejó una carta póstuma en la que denunció que la suboficial de Policía Delia Parra no colaboró en su denuncia, al igual que el fiscal Luis Alberto Bayón.
Irusta, sin embargo, destacó frases de la carta de la joven, como “nunca fui feliz” o “no es culpa de nadie”.
Señaló que en la misiva la periodista no mencionó que su estado de ánimo cambió desde septiembre, cuando se habría producido la violación.
Aseguró que Nadia no fue quien presentó la denuncia contra Álvaro V. L., sino su hermana.
Añadió que en la carta, la joven escribió “ojalá hermana puedas recapacitar”.
Tras hacerse pública la denuncia, la Justicia ordenó el domingo la detención preventiva del fotoperiodista en el penal de Patacamaya por seis meses.
Nadia, comunicadora social titulada de la Universidad Mayor de San Andrés, de 25 años, fue enterrada el domingo, día en que sus seres queridos le dieron el último adiós.
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