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El exdirector de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN) durante el gobierno de Evo Morales, Maximiliano Dávila, fue extraditado esta semana a los Estados Unidos, donde enfrentará graves acusaciones relacionadas con el tráfico de cocaína y el uso de armamento militar en apoyo a estas actividades ilícitas.
Dávila, también conocido como "Macho", llegó el viernes al distrito Sur de Nueva York, para responder a cargos federales de conspirar para importar cocaína a los Estados Unidos y conspirar para usar y portar ametralladoras en relación con estas operaciones. El caso está asignado a la jueza Denise L. Cote.
Según declaraciones del fiscal del distrito Sur de Nueva York, Damian Williams, y de Anne Milgram, administradora de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), Dávila habría abusado de su posición como jefe de la FELCN para facilitar el tráfico de grandes cantidades de cocaína hacia territorio estadounidense.
En julio de 2019, Dávila y sus colaboradores fueron grabados mientras discutían un plan para enviar más de una tonelada de cocaína en avión desde Bolivia, utilizando aeródromos bajo su control y personal armado de la FELCN para garantizar la seguridad de los cargamentos.
Williams destacó que esta conducta es un ejemplo más de cómo la corrupción alimenta el narcotráfico a nivel global y aseguró que las autoridades estadounidenses continuarán persiguiendo a quienes promuevan estas actividades. Por su parte, Milgram afirmó que Dávila "convirtió a las fuerzas del orden en una máquina de tráfico de cocaína", traicionando la confianza pública.
Las investigaciones revelaron que, incluso después de ser destituido de la FELCN en noviembre de 2019, Dávila continuó organizando operaciones de tráfico de cocaína y ofreciendo protección armada a cambio de pagos por kilogramo transportado. Entre las pruebas presentadas figuran grabaciones de reuniones donde se discutieron envíos de droga al mercado de Nueva York y la entrega de una muestra de 10 kilogramos de cocaína en Lima, Perú, como parte de un plan mayor de distribución.
Dávila enfrenta dos acusaciones principales: Primero, por conspirar para importar cocaína a los Estados Unidos, un delito que conlleva una pena mínima de 10 años de prisión y una máxima de cadena perpetua.
Segundo, por conspirar para usar y portar ametralladoras durante el tráfico de cocaína, con una pena máxima de cadena perpetua.
BD/ RED