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Reportajes | 28/07/2023

Un colegio sin educación sexual



Brújula Digital |28|07|23|

Por: Milton Condori Apaza

Ésta es la historia del colegio Mariscal Antonio José de Sucre “A”, de la comunidad de Chicani, que implementó de manera lenta y torpe la enseñanza sobre educación sexual. Es la historia de dos niñas que a sus 15 años ya esperaban a sus primeros hijos, una de ellas tuvo que dejar sus estudios escolares para aprender a ser mamá; la segunda tuvo mellizas y el padre no se quiere hacer cargo de su cuidado. Para cuidar a sus estudiantes, el gobierno implementó una serie de temáticas respecto a la educación sexual, mismas que son implementadas de manera tardía y sin profundidad por los aspectos socio-religiosos y culturales que predominan en la comunidad.

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Cuando Guadalupe Apaza tenía 15 años ya esperaba a su primera hija.

La conocí en una tienda de la población de Chicani, una comunidad que está a una hora de la ciudad de La Paz.

Mientras hablábamos, una niña de cuatro años salió al encuentro con ella. Le pregunté quién era ella, pensando que era su hermana, pero respondió “es mi hija”.

Guadalupe estudió en el colegio Mariscal Antonio José de Sucre “A” de la comunidad mencionada. La unidad Educativa tiene una población de casi 220 estudiantes nada más.

A sus 15 años, Guadalupe cursaba ya el tercero de secundaria, según las reglas interpuestas por La ley Avelino Siñani. No concluyó con sus estudios, sino que salió del colegio por el embarazo temprano que tuvo.

“Es linda mi hija, no la pensaba tener, pero ella me cambió mi vida”, me dice mientras yo pedía una gaseosa.

Cuando le pregunté a qué se refería con que no la pensaba tener, Guadalupe dio una respuesta que me dejó perplejo:

–No la quería tener, quería abortarla, pero no sabía cómo hacerlo, además tenía miedo. Tenía apenas 15. No sabía que hacer, mis papás me golpearon cuando se enteraron de eso. Era pues una sonsa. Ya no estudié por vergüenza. ¿Cómo iba a llegar al colegio con mi panza?

Guadalupe no sabía cómo saber si estaba embarazada. Sucedió luego casi un mes, cuando su regla no le había bajado, incluso eso le pareció nuevo. El que no le haya bajado le causó duda y se lo comentó a Daniel, su actual pareja.

–No me baja, no sé qué hacer, le dijo Guadalupe Daniel, después de casi un mes de haber tenido relaciones sexuales.

–Podemos esperar unos días más para ver qué pasa, le respondió Daniel.

Luego de haber esperado dos semanas, las sospechas y los temores de Guadalupe se hicieron reales. Estaba embarazada de un mes y dos semanas.

La comunidad de Chicani tiene una población de alrededor de unos 3 mil habitantes y no cuenta con ninguna farmacia, ni ningún centro de salud. Sus avenidas y calles son todavía de tierra. Por esa razón, Guadalupe se enteró que iba a ser madre luego de que Daniel comprara una prueba de embarazo de la farmacia de la posta sanitaria de la zona de Villa Salomé, dos semanas después.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) define a la Educación Integral en Sexualidad(EIS) es un proceso basado en un currículo para enseñar y aprender sobre los aspectos cognitivos, emocionales, físicos y sociales de la sexualidad en los adolescentes dentro de una unidad educativa; sin embargo en el colegio de la comunidad de Cicani, dicha enseñanza llegó al parecer algo tarde o la misma currícula se implementó de una manera precaria, insuficiente.

La Unesco continúa y dice que el objetivo de la EIS es preparar a los niños, las niñas y los y las jóvenes con conocimiento, habilidades, actitudes y valores que los empoderarán para: realizar su salud, bienestar y dignidad; desarrollar relaciones sociales y sexuales respetuosas; considerar cómo sus decisiones afectan su bienestar y el de los demás; y entender cuáles son sus derechos a lo largo de sus vidas y asegurarse de protegerlos.

Dentro del colegio Mariscal Antonio José de Sucre “A” no se conoce de la Unesco, por tanto tal definición que brinda la institución internacional no es dicha ni por los maestros y no es escuchada por los estudiantes.

Cuando Guadalupe se enteró que tendría a su primera hija, huyó junto con Daniel a Los Yungas. Permanecieron por una semana, hasta que el dinero que él había ahorrado se terminó.

Huyeron por temor a la reacción de sus padres, huyeron por la reacción de los compañeros de aula de Guadalupe, huyeron porque en la comunidad dichas cosas se saben luego de pocos días, además de que el mismo es un "pecado", uno aceptable con el tiempo.

Al regresar de Los Yungas, la segunda salida fue irse a la ciudad de El Alto. Daniel empezó a trabajar de repartidor de cajas de tomates, mientras Guadalupe aún pensaba qué haría con su embarazo, o cómo le diría a sus padres y hermanas que estaba esperando una hija.

Los días pasaban y ambos no sabían qué hacer. Guadalupe tenía 15 años solamente y Daniel estaba por cumplir 19.

Se habían conocido en el colegio Mariscal Antonio José de Sucre. Nunca habían cruzado palabras, pero un día Daniel se animó a entablar una conversación con Guadalupe. Hablaron de la vida, de sus sueños tras salir del colegio: ella quería ser enfermera o profesora de primaria y él un mecánico, porque su padre tenía un minibús como fuente de trabajo y justo en su casa había aprendido a como desarmar un motor y a conducir. Ambos no sabían cómo lidiar con la venida de su primer bebé. Ambos no sabían qué al mes y medio, ella debía hacerse un chequeo. Tenían miedo, no sabían cómo acudir a un centro de salud y peor, no tenían para pagar la atención médica.

“Estamos cerrados ya. No sabíamos que hacer, mi papá me iba a sonar (golpear), y su papá del Daniel lo mataría y lo volvería a revivir para seguir pegándole. Así es su papá, por eso no vivimos junto a ellos”, me cuenta Guadalupe.

El colegio es pequeño, también el cuestiones de derechos. Por el día del niño se les repite a estos que tienen derechos, pero no tocan el derecho a la sexualidad porque aún es, como dijo Guadalupe, "un derecho que aún es pecado".

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Durante los meses de enero a julio de 2022, se reportaron 20.479 embarazos. La edad promedio era de 11 a 19 años en todo el territorio nacional.

Según el Sistema Nacional de Información en Salud Vigilancia Epidemiológica (SINS-VE), del Ministerio de Salud, 1.204 de 20.479 son niñas menores de 15 años y 19.275 adolescentes de 15 a 19 años. En toda la gestión pasada se registró un total de 32.335 embarazos en niñas y adolescentes.

“El departamento que más embarazos registra en el rango de 15 a 19 años es Santa Cruz, con 6.951 casos; le siguen La Paz, con 3.403; Cochabamba, 3.204; Potosí, 1650; Beni, 1591; Chuquisaca, 809, Oruro, 724; Tarija, 612 y Pando, 331. En cuanto a menores de 15; Santa Cruz encabeza con 538 casos; Beni, 203; Cochabamba, 145; La Paz, 115; Potosí, 80; Chuquisaca, 52; Tarija, 31; Pando 27 y Oruro, 13”, señala parte del informe que me brindó el Ministerio de Salud.

Según un reporte de este 2023, dicho Ministerio aseguró que cada día se embarazan 19 niñas y adolescentes entre 10 a 19 años en todo el país.

En julio de esta gestión, la viceministra de Igualdad de Oportunidades y exdefensora del Pueblo, Nadia Cruz, hizo una revelación y advertencia al mismo tiempo: mencionó que este 2023 habrá entre 94 y 97 embarazos adolescentes por día.

“En la proyección que tenemos para 2023 va a llegar a 94 y 97 embarazos adolescentes por día. Sigue siendo una tasa alta para la cantidad de población”, afirmó Cruz.

Para aliviar tal advertencia, dijo que esas proyecciones no son del todo reales y que hicieron tales cálculos de jóvenes que van a los centros de salud a hacerse chequeos.

“El Plan Nacional de Embarazos en Adolescentes se está trabajando con la política integral de embarazos en adolescentes considerando la información detrás de las cifras porque estas menores están en una situación de vulnerabilidad –acotó Cruz–, no podemos seguir siendo indolentes, la violencia pasa por no mirar y asumir medidas dentro de nuestra comunidad para la construcción de una sociedad más sana, una responsabilidad de todos”.

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Dentro del colegio de Chicani, el caso del Guadalupe no fue ni es el único. El 2021, surgió otro caso similar en dicha unidad educativa.

Joelma Eva Condori cursaba el segundo de secundaria del colegio. Sus profesores eran Félix Conde, profesor de matemáticas, Ruth Alejo, quien era su maestra de biología y química. Ninguno de ellos se enteró que su estudiante estaba esperando un bebé.

Eva es el nombre de la primera mujer según la Biblia, y en la familia de la adolescente, fue la primera en tener a dos mellizas a los 15 años. El padre de los menores se llama Luis y no se está haciendo cargo de esa responsabilidad porque tiene la misma edad que Eva, 15 años.

El caso de estos dos adolescentes puso en evidencia la baja calidad educativa en temas de sexualidad que se imparte dentro del colegio Mariscal Antonio José de Sucre “A”, una calidad que merma con el pasar de los años. Además de estar vinculada a una sociedad de una comunidad que condena otros actos, pero no la vulneración de derechos.

El colegio, que el 2007 tuvo a sus primeros estudiantes graduados hasta el nivel secundario, tiene un porcentaje bajo de jóvenes que asisten a la Universidad en busca de alguna carrera. Según datos proporcionados por el colegio, en la primera graduación que fue el 2007, 8 mujeres tuvieron a sus primeros hijos antes de los 22 años; el 2008, hubo 5 mujeres que se embarazaron ante de los 21; el 2010, 7 embarazos; el 2011, ninguno; el 2012 hubo cuatro embarazos antes de los 19; el 2013, hubo 9 embarazos.

Yo salí de ese colegio el 2014. En mi promoción éramos tan solo 16 estudiantes: 8 mujeres y 8 varones. De las mujeres, tres de ellas terminaron embarazas antes de los 22 años y dos antes de los 24, y solamente 3 concluyeron estudios superiores o técnicos superiores.

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El jueves 3 de agosto, en una visita que hice al colegio, la profesora Olga Copa Guzmán, señaló que los casos de embarazos dentro de la unidad no se dan de manera frecuente, pero que cada año existen entre 2 a 3 embarazos en adolescentes de 15 a 18 años, mismas que no terminan la colegiatura por el temor que genera las críticas, el bullying de parte de los estudiantes y los patrones socioculturales o idiosincráticos de parte de los comunarios de Chicani. Es más, la situación religiosa dentro de la zona los condena porque, que una mujer salga embarazada a esa edad, es un paso para que sí o sí contraiga el concubinato de manera obligatoria.

“Ahora, dentro de la comunidad aún existe ese tabú de hablar de sexo y relaciones sexuales y más aún de educación sexual. Se ríen cuando en una reunión les hablé del condón, pero no es tabú que sus hijos tengan sus parejas a corta edad”, me comentó Copa, la noche del desfile de teas por el aniversario del colegio.

Habló sobre un caso de presunto acoso que ocurrió antes de que ingresaran a las vacaciones invernales, pero, cuando se trató de hablar con los padres del muchacho de 16 años, tanto él como sus progenitores dijeron que “es varón y que la educación depende de su familia”.

“Antes de entrar a las vacaciones, un estudiante le dio una nalgada en frente de sus compañeros y maestros a una de sus compañeras. Obviamente le dimos una llamada de atención y su sanción. Era una apuesta que llame a sus papás, pero no se logró nada. Cuando los padres se presentan, ellos deslindan la responsabilidad que antes había y dice ‘nadie puede tocar a mi hijo que yo sé cómo educarlo, además es varón’. Lastimosamente esas respuestas le dan otros impulsos a los estudiantes”, dijo la maestra y añadió que “la rebeldía que es un problema latente en los estudiantes de esta unidad educativa. Desde el Ministerio de Educación nos han atado las manos, porque cuando ellos salen con sus rebeldías –traen sus cigarros, botellas de lix, entre otras cosas–, nosotros no podemos gritarles o hacer algo en el aula. Los mandamos a la dirección y ahí se les pide que llamen a sus papás, pero presentan excusas de que ellos no tienen tiempo y así zafan del problema”.

Eva no pudo recibir la educación necesaria sobre el tema para llevar su sexualidad con responsabilidad, lo mismo ocurrió con Luis, quien era dos meses mayor que ella. Ambos cursaban el segundo de secundaria. Es decir, en materia de derechos, todo se vulnera.

Eva tuvo a dos niñas en el 2022. 

“Fue una suerte, porque mi hija estaba con su panza enorme. Solo la regañamos y le di una bofetada. No podíamos golpearla, tampoco íbamos a decirle que aborte al bebé, eso tiene cárcel. Estaba emput…, quería pegarlo al chico, pero él salió ganando. No da pensión porque es menor”, dijo don Memo Condori, padre de Eva.

Actualmente Eva continúa con sus estudios dentro del colegio. Su madre se hace cargo de sus dos hijos. Si se preguntan cómo les dan de lactar a ambos menores, la familia compraba leche en polvo cada dos semanas para poder alimentarlos. 

El padre, hasta la fecha, no se hace cargo de nada.

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En 1798, Robert Malthus escribió el Primer ensayo sobre población, tesis de la cual declara que la población sin tener obstáculos aumenta en progresión geométrica, mientras que los alimentos lo hacen en progresión aritmética. Dicha afirmación parece ser cierta dentro de la comunidad Chicani y en su colegio: la población estudiantil bajó desde el “periodo dorado que comprendió las gestiones 2010-2011-2012-2013-2014”, donde el colegio tenía un promedio de 350 a 420 estudiantes y unos 20 a 24 estudiantes en la promoción, muchos de ellos ya eran padres antes de los 23 años, con ello la población de Chicani creció –en los años mencionados– en un 4,1%, es decir, de cada 10 estudiantes mujeres de la promoción de la unidad educativa, 4 tenían sus bebés antes de sus 23 años.

El enfoque de derechos tiene un horizonte muy bajo dentro del colegio, cuando pregunté a algunos niños de 13 años y a adolescente de 15 si conocían sobre la ley 548 Ley Código niña, niño adolescente, todos respondieron que no habían escuchado de dicha norma y que los maestros tampoco se las habían mencionado o enseñado. En muchos de los casos que consulté, se riéron de mi pregunta.

En su artículo 23, la Ley 548 establece que instituciones estatales y comunales deberán implementar acciones para la prevención y reducción de los embarazos tempranos, mismo que no es aplicado en el colegio ni en la comunidad cuando se supo de los casos de Eva y Guadalupe. Además añade que el Ministerio de Salud fijará cada cinco años un índice de embarazo adolescente aplicable a todo el territorio nacional, y que esto debe ser monitoreado de manera anual.

“No se cuenta con un índice quinquenal sobre embarazo adolescente, aunque sí se cuenta con índices anuales”, reveló la Defensoría del Pueblo en una respuesta a las preguntas que les planteé y añadieron que “el monitoreo de ese índice anual de embarazo adolescente realizado en 2019 identificó que 4 Gobiernos Autónomos Departamentales y 286 Gobiernos Autónomos Municipales superaban dicho índice. Para 2020, los cuatro departamentos mantenían el indicador, en tanto que se redujo a 265 la cantidad de Gobiernos Autónomos Municipales que superaban el índice”.

Asimismo, señaló que las instituciones del nivel central dieron respuestas de “que no refieren acciones de impacto para trabajar en la temática”, por lo que la Defensoría deberá continuar el seguimiento en el marco de una estrategia de incidencia efectiva. “Como parte de las acciones defensoriales para incidir en la prevención del embarazo adolescente, se implementó un plan para llegar a 85 Gobiernos Autónomos Municipales tipo A, B y C, principalmente, y coadyuvar en su fortalecimiento institucional, a través de la dotación de material informativo y de sensibilización sobre esta temática y salud sexual reproductiva, en coordinación con Organizaciones No Gubernamentales”.

El artículo 23 y todos sus parágrafos del Código Niña, Niño, Adolescente no se cumple a cabalidad por el Ministerio de Salud según reconocería la propia Defensoría y que, en el 2022, el país haya registrado más de 32 mil embarazos tempranos, es una problemática social y de salud pública que debe ser abordada de manera integral y con el apoyo de organizaciones e instituciones. La califican de problema social, pero no dicen que se evanden los derechos de los adolescentes.

“Estos altos índices pueden indicar posibles deficiencias en la educación sexual, acceso a métodos anticonceptivos, y falta de conciencia sobre la planificación familiar. Para abordar este tema, es importante implementar políticas educativas y de salud que promuevan la información adecuada sobre la sexualidad y la prevención de embarazos no deseados, así como mejorar el acceso a servicios de atención médica y anticonceptivos para todos los ciudadanos. Además, es crucial fomentar la igualdad de género y empoderar a las mujeres, adolescentes mujeres y niñas para que tomen decisiones informadas sobre su salud y su futuro. Tomando en cuenta que cada ser humano tiene su proyecto de vida. Asimismo, el Estado debe cumplir rigurosamente las recomendaciones emitidas por el Comité de los Derechos del Niño, específicamente en los informes periódicos quinto y sexto combinados de Bolivia en las sesiones 2676a y 2678ª, llevadas a cabo el 19 y 20 de enero de 2023, respectivamente. Estas recomendaciones fueron aprobadas en la sesión 2698ª del 3 de febrero de 2023. En relación con el tema, el Comité emitió la recomendación 35, literal c, la cual hace referencia a la importancia de brindar educación sobre salud sexual y reproductiva en todos los niveles educativos, adaptada a cada edad, incluyendo información sobre los derechos en materia de salud sexual y reproductiva, paternidad responsable, comportamiento sexual responsable y prevención de la violencia. Es fundamental que el Estado garantice el cumplimiento de estas recomendaciones para proteger y promover el bienestar y los derechos de los niños y jóvenes en el país”, dice parte de las respuestas que me dio la institución defensorial.

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Es cierto que la vida de Guadalupe y Eva dieron un giro completo que afectó no solo a nivel familiar, sino personal y escolar. Sin embargo, las preguntas siguen flotando en el aire: ¿cómo ayudar a un colegio en el que los niños, niñas y adolescentes conocen poco de sus derechos?, ¿cómo ayudar a unos estudiantes que han recibido poca información sobre sus derechos sexuales?, ¿cómo ayudar a dichos estudiantes sobre tales temáticas si aún existe un tabú dentro de la comunidad?, y ¿cómo ayudar o ‘enseñar’ a una comunidad de alrededor de 3 mil habitantes sobre métodos anticonceptivos si no cuenta con una farmacia o un centro de salud? 

Hay tantas preguntas qué hacerse.

Las historias de Guadalupe y Eva tienen algo en común: ambas se enteraron que estaban embarazadas a sus 15 años.



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