Su nombre real es Daniela Mendieta y el artístico es Daniela Artemisa, por la diosa griega que, además, "combina" con el arte que realiza.
Brújula Digital|03|10|25|
Gina Baldivieso
El cabello recogido en dos trenzas, una amplia pollera, botines y un corsé negros son parte del atuendo de la boliviana Daniela Artemisa, la “Cholita Tatuadora” que decidió vestir como sus bisabuelas, pero con un estilo rockero gótico, y homenajear con su trabajo artístico a las mujeres aimaras y quechuas de Bolivia.
Su nombre real es Daniela Mendieta y el artístico es Daniela Artemisa, por la diosa griega que, además, "combina" con el arte que realiza, explicó a EFE la joven, de 25 años, que en las convenciones de tatuajes se presenta como la “Cholita Tatuadora”.
"Lo que yo quiero es, más que todo, mostrar la cultura, el tema de la cholita paceña (de La Paz) afuera, en otros países, incluso en nuestra misma ciudad", como una reivindicación ante el rechazo que hubo hasta hace unas décadas en las urbes a las mujeres indígenas, comentó.
En su familia las que vestían pollera fueron sus bisabuelas, una costumbre que fue dejada por las siguientes generaciones, pero que la artista, nacida en La Paz, quiso rescatar al haberse criado en el campo.
El interés por los tatuajes y las modificaciones corporales le surgió desde niña y contó que una de sus inspiraciones es la mexicana María José Cristerna, “la Mujer Vampiro”.
"La idea era llenarme el cuerpo de tatuajes, no ser tatuadora. (Ser) tatuadora era un sueño muy alto que tenía y con el tiempo más bien se pudo dar", afirmó.
Un sueño en el que ya lleva cuatro años, tres bajo la guía de sus maestros y uno como tatuadora independiente.
Inicialmente hubo un "pequeño conflicto" con su familia por el oficio elegido, pero ella se empeñó en seguir por la ruta del tatuaje.
"Por parte de mi familia materna ahora, en estos años que han pasado, ya como que se han dado una idea de lo que estoy haciendo, cómo estoy surgiendo sola, entonces me están apoyando más", señaló.
Estilo fusionado
Daniela Artemisa trabaja actualmente en el estudio “Hamuy” “(ven”, en quechua), en el barrio de San Pedro en la ciudad La Paz.
La joven aseguró que su vestimenta es "una combinación entre lo rockero, lo gótico y la chola antigua", que llevaba polleras un poco más cortas, corsés, botas y manta a un costado.
Aclaró que por ahora no usa el tradicional bombín porque en algunas provincias de La Paz "es como un honor" llevar el sombrero.
"Una vez que gane un premio o salga al exterior es donde voy a utilizar el sombrero y ahí completar mi vestimenta, de que sí estoy logrando lo que me propongo", sentenció.
En el brazo izquierdo luce diversos tatuajes de color, entre ellos, una cholita sonriente entre hojas de laurel, una Pachamama, una llama y una chakana, mientras que en el otro brazo lleva unas hienas en tinta negra y en la pierna derecha, figuras asiáticas como una grulla, entre otras.
Los diseños que ofrece a su clientela también son un homenaje a la cultura andina e incluyen retratos tradicionales de mujeres aimaras, otras dibujadas como muñecas de trapo o como matrioshkas rusas, cholitas con sombrero de hongo o una grande que se ve de espaldas y que lleva en su manta un paisaje de La Paz.
Cambios y metas
En 2023, la primera vez que se presentó públicamente como la “Cholita Tatuadora”, recibió tanto halagos como críticas e incluso unas supuestas dirigentes campesinas le hostigaron y amenazaron con demandarla penalmente al considerar que hacía "mal" al vestirse de esa forma.
La joven dejó pasar el tiempo y desde hace un año retomó "lo de la pollera" y el diseño de tatuajes que mezclan estilos como el americano tradicional y el asiático con detalles bolivianos.
También ha visto cómo la cultura del tatuaje ya no es tan "tabú" como antes y comentó que dos señoras de pollera acudieron a ella para tatuarse.
La “Cholita Tatuadora” aspira a tener su propio estudio, que sus diseños sean reconocidos dentro y fuera de Bolivia y consideró que "sería muy bonito" llegar a ser "una inspiración más para otras chicas de pollera".
BD/