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Reportajes | 18/03/2023   07:07

Reportaje / ¿Qué café preferimos consumir?

El boom de cafeterías en la ciudad de La Paz y el éxito del café producido en los Yungas provocaron un aumento del consumo de la aromática bebida; sin embargo, la falta de promoción hace que los bolivianos sean los últimos en enterarse de las bondades del grano nacional

Brújula Digital |18|03|23|

Tania Córdova Luna y Alan Flores Ayoroa / Tomado de la revista Calle 2, de la UCB

¿De dónde viene el mejor café del mundo? Este es un debate en el cual muchos apuntarán inmediatamente a Colombia como la indiscutible ganadora, mientras que otros señalarán a la cuna del café, Etiopía, como la puntera. La calidad cafetalera de estas naciones ha permitido que sus nombres sean sinónimos de café; sin embargo, desde el trópico boliviano emerge un digno competidor. 

El café boliviano se caracteriza por su hipnótico aroma y sabor que se debate entre el amargo y el dulce con sugerencias afrutadas; en soledad o en compañía, puede ser igual de disfrutado en los hogares más modestos como en las cafeterías más vanguardistas. Al final, las circunstancias no importan, el café garantiza sonrisas en la personas que lo beben. Sin embargo, la excelencia boliviana parece estar en todos lados, menos en las mesas nacionales. 

Desde Caranavi, René Bohórquez continúa el trabajo iniciado por sus padres en una finca que lleva su mismo apellido. La generación anterior centraba sus esfuerzos en vender su café en el mercado local del pueblo, pero René descubrió que ofertar sus granos en el extranjero es más lucrativo. Bohórquez declara: “Para nosotros sería genial que todo café sea para exportar”, y  también indica que la producción exportable tiene estándares de calidad más altos.  

“El café de segunda calidad siempre se queda en Bolivia”, manifiesta Carola Quispe, barista, catadora e investigadora de café. “Lo mismo sucede en Colombia, al productor siempre le gustará enviar café al exterior”, añade, al explicar que la altura y condiciones climáticas otorgan a la producción yungueña la acidez, criticidad y cremosidad que tanto gustan fuera de Bolivia.  

Para que productores como René puedan exportar, primero deben enviar su producto a catadores que certifiquen su calidad. Félix Chambi presta sus servicios como catador desde su laboratorio en Sopocachi. A diario recibe incontables granos de café aparentemente idénticos los unos a los otros, su trabajo es detectar con precisión las sutiles diferencias y calidades entre ellos para así dar sus conclusiones. Al ser consultado sobre el atractivo del café boliviano en el extranjero, Chambi contesta: “Para el mundo Bolivia es algo exótico”. 

Según el artículo Bolivia produce café de alta calidad, pero no se queda en el país para degustarlo del periódico Los Tiempos (publicado en febrero de 2019), una vez que el café esté listo para su comercialización, el 20% de la producción se dirige al consumo local, mientras el 80% restante se exporta. Datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) revelan que los principales compradores son Estados Unidos (con el 39% del total exportable), Japón, Reino Unido y Francia. 

Félix Chambi, aparte de ser catador también es dueño de una línea comercial de café y menciona que la mayoría de la producción de su finca está destinada a la exportación: “Todavía el mercado boliviano no puede manejar nuestros precios”. Aun así, diagnostica un cambio en la cultura cafetalera local y percibe que el creciente número de cafeterías en la ciudad elevó el entusiasmo entre la población. 

Cafeterías

La década pasada fue testigo de la aparición de múltiples cafeterías en la ciudad de La Paz. Alguna vez fueron espacios modestos donde la bebida era secundaria a la conversación, pero ahora en sus menús se observa que el café es la atracción principal. El cliente contemporáneo hace su pedido con el conocimiento del método de destilación y grano con el que quiere que se prepare su taza. 

Muchos locales pretenden trascender su oferta gastronómica y se presentan como espacios culturales donde la música, pintura y literatura son igual de importantes que el café. 

“Con el trabajo de las cafeterías de especialidad, estamos ayudando a que la gente conozca más al café”, afirma Fabio Arandia, dueño de Café Typica, una de las primeras iniciativas en el desarrollo de la cultura cafetalera local. 

Por su parte, el dueño del Café- Arte Sultana, Erick Aguirre, ve con ojos positivos el incremento de cafeterías y argumenta que ahora los productores tienen una remuneración más justa por su trabajo. También menciona que los jóvenes tienen mayor interés en el tema gracias a las redes sociales, donde cada vez se incrementa el número de los entusiastas que comparten contenidos relacionados al café. “Es una cuestión de globalización”, sostiene.

Eventualmente, la proliferación de cafeterías nacionales incentivó a franquicias extranjeras como Juan Valdez y Starbucks a instalar sucursales en el país. Mientras Typica y Sultana tienen a la cultura boliviana y a su trabajo con productores al frente de sus propuestas, Juan Valdez toma como referente a sus contrapartes extranjeras y opta por un enfoque más moderno y estandarizado. Félix Chambi sostiene que la llegada de estas cadenas contribuye a la expansión del consumo entre la población. 

Ventas

Aunque la producción nacional encontró su lugar en las cafeterías, aún tiene un terreno a conquistar: los hogares bolivianos. 

Encontrar a la venta café boliviano es casi un desafío, pues hasta las tiendas de barrio más surtidas limitan su oferta a cafés instantáneos e importados. Nescafé es el ejemplo más notable. 

Las grandes cadenas de supermercados son las que más apuestan por el producto local y tienen estantes enteros dedicados a ofertar café boliviano de distintas calidades y precios. Sin embargo, si el supermercado destina un estante para exhibir las distintas marcas de café nacional, entonces utilizará otro entero para exhibir exclusivamente frascos de Nescafé instantáneo. 

El gerente de la sucursal de Hipermaxi en Torres del Poeta, Ramiro Palenque, señala la decadencia en la cultura cafetalera local. “Han ido creciendo los que yo llamo, sustitutos de café, como Nescafé o Café Pelé, los cuales realmente no son café pero son instantáneos y generan ventas a nivel masivo”, sostiene, y atribuye la popularidad del producto importado al precio y a la mercadotecnia. 

Mercadotecnia

La multinacional suiza Nestlé, propietaria de Nescafé, es el tipo de conglomerado que puede costear campañas publicitarias millonarias que incluyen pancartas, afiches y comerciales televisivos de calidad cinematográfica. Mientras tanto, Félix Chambi, propietario de la marca Café Colonia de Los Yungas, invierte su capital en contratar personal que pueda manejar sus redes sociales, un trabajo que hasta hace poco él mismo realizaba. 

La publicidad de Nescafé demuestra ser efectiva. En la tesis de grado Estudio de mercado del café en los centros de comercio de la ciudad de La Paz (2020), Magaly Condori remarca el liderazgo de la marca de Nestlé, la cual posee el 33,7% del mercado paceño. 

Carola Quispe, investigadora de café, reconoce la importancia de la publicidad al momento de visibilizar el producto nacional. “Si tienes un buen producto, pero no tienes buena publicidad, entonces nadie te mirará”, dice, y atribuye el éxito del producto instantáneo a su sencilla preparación, pues el cliente habitual prefiere la practicidad a la calidad. 

Todas las mañanas, los mercados populares de la ciudad congregan a miles de paceños para tomar una taza de café caliente, usualmente acompañada de una marraqueta y una rebanada de queso. Aparte del sabor, son los precios el gancho que termina por fidelizar a la clientela, pues el costo de estos desayunos ronda entre los Bs 2 y Bs 5. Según Carola Quispe, el café de alta calidad tiene al precio como barrera de entrada, ya que para la clase baja y media- baja es prohibitivo gastar Bs 12 en una sola taza. 

Futuro

Fabio Arandia, dueño del café Typica, ve con esperanza el futuro del café en el país. Tiene expectativas de un público más informado y exigente, confiado en que el boca a boca eventualmente hará que todos conozcan las maravillas del grano nacional.

Pero Ramiro Palenque, de Hipermaxi, no avizora progreso para la próxima década, pues sostiene que nada ha cambiado en los últimos años, y lamenta la falta de apoyo gubernamental al desarrollo de la industria nacional. 

A pesar de que el futuro de la producción sea incierto, los bolivianos siempre podrán contar con que en alguna parte del mundo alguien disfruta de las delicias de sus tierras; mientras tanto verán publicidades protagonizadas por familias bolivianas que gozan de una taza de Nescafé, el café suizo por excelencia. 

Tania Córdova Luna y Alan Flores Ayoroa son estudiantes de la UCB.





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