Más de 25mil representantes de gobiernos, activistas y miembros de los medios de comunicación se reunirán en Glasgow del 31 de octubre al 12 de noviembre para la COP26, la cumbre del clima de la ONU, con la esperanza de aumentar la ambición en la acción climática en línea con el Acuerdo de París.
Fiona Clouder, embajadora regional de la COP26, en una reunión con Juan Cabandié, Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Argentina. Foto: MADS
Buenos Aires (IPS)
Más de 25mil representantes de gobiernos, activistas y miembros de los medios de comunicación se reunirán en Glasgow del 31 de octubre al 12 de noviembre para la COP26, la cumbre del clima de la ONU, con la esperanza de aumentar la ambición en la acción climática en línea con el Acuerdo de París.
Como país anfitrión, el Reino Unido preside la COP26 (26 Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático) y nombró embajadores regionales del clima para dar un mayor impulso a la conferencia. Fiona Clouder, exembajadora del Reino Unido en Chile, es la embajadora regional para América Latina y el Caribe, y ha viajado por toda la región durante el último año para reunirse con diversos actores, desde gobiernos a sociedad civil.
En una entrevista con Diálogo Chino, Clouder habló de los principales objetivos y retos de la COP26. Aunque América Latina en su conjunto no se encuentra entre los mayores contaminantes del mundo, la embajadora analizó cómo la región debería adoptar una acción climática ambiciosa, que también podría traer numerosas oportunidades económicas.
Diálogo Chino: ¿Cuáles son los principales objetivos del Reino Unido para la COP26 como país anfitrión?
Fiona Clouder: Fue muy difícil que la COP se aplazara [en 2020], pero pudimos reflexionar sobre las prioridades clave de la cumbre. Tenemos cuatro objetivos clave, empezando por la mitigación. El mundo tiene que unirse para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas a mediados de siglo. Para ello, necesitamos que todos los países actúen juntos con ambición y urgencia.
Luego está el objetivo de adaptación y resiliencia, ya que queremos que la balanza de la financiación se incline hacia esa importante área. El cambio climático está afectando con más fuerza a las comunidades más vulnerables, muchas de ellas en América Latina.
La financiación también es muy importante, y ese es nuestro tercer objetivo. El mundo industrializado se comprometió [en 2009] a movilizar 100.000 millones de dólares al año en financiación para el clima para 2020. Ahora estamos en 2021 y no hemos alcanzado ese nivel de compromiso. Hay un gran impulso para alcanzar ese objetivo, trabajando con los bancos multilaterales de desarrollo para que alineen sus carteras, así como con el sector privado.
Finalmente, el último objetivo gira en torno a la colaboración internacional. Ningún país puede hacer esto solo. Independientemente de las diferentes perspectivas políticas y económicas, todos tenemos que hacer algo y trabajar juntos con un espíritu de colaboración.
DC: Mencionó la necesidad de un mayor financiamiento para el clima y la necesidad de reorientarlo hacia la adaptación. Hemos visto algunos avances en la Asamblea General de la ONU, con el anuncio de Estados Unidos de duplicar los fondos climáticos. ¿Puede la COP crear un impulso para alcanzar pronto el objetivo de los 100.000 millones de dólares?
FC: Esperamos que la COP lo impulse. El anuncio de Joe Biden es muy bienvenido y muestra el liderazgo que necesitamos también de otros países. No se trata solo de que los países ricos ayuden al mundo en desarrollo, sino que tiene que tener sentido económico para todos. En el Caribe, las catástrofes naturales, como los huracanes, pueden llevarse por delante un porcentaje del PIB anual. Para cuando se ha encontrado y puesto a disposición el dinero para reinvertir en lo destruido, ocurre otra catástrofe natural y ese país no puede seguir adelante. Eso no es bueno para nadie. Hacer esta inversión ahora, por parte de los países más capaces de hacerlo, ayuda a afrontar el cambio climático y la economía.
DC: Ha viajado bastante por la región este año y se ha reunido con funcionarios gubernamentales. ¿La región le está dando la suficiente importancia a la crisis climática?
FC: He viajado por Centroamérica, luego por Ecuador y finalmente por el Cono Sur. Diferentes gobiernos con diferentes perspectivas. La región está tratando, en primer lugar, de hacer frente a la pandemia, tanto a las repercusiones sanitarias como a las sociales y económicas. Lo que la región necesita es esperanza y la COP26 ayuda a ello. Tenemos que ser realistas sobre los retos del cambio climático, pero también hay grandes oportunidades que pueden crear nuevos puestos de trabajo y crecimiento económico, y elevar el perfil de la región. Tomar medidas para hacer frente al cambio climático puede ayudar a todo el mundo, ya sea un pescador o un empresario que desarrolla nuevos productos.
DC: América Latina no es una gran contaminante en comparación con otras partes del mundo, pero es una de las regiones más afectadas por los impactos del cambio climático. ¿Cuál debería ser su papel en medio de la crisis climática?
FC: Esta región contribuye con un porcentaje bajo de las emisiones, pero eso no significa que pueda ignorar sus propias emisiones. Todo ayuda. Todo lo que hacen los gobiernos, como el cambio a las energías renovables, ayuda a cumplir los objetivos de emisiones. Esta es una de las regiones más vulnerables, con gobiernos que dicen no haber creado el problema. Pero tenemos que superar esa afirmación. Se trata de entender que América Latina se ve afectada por el cambio climático, pero también es un lugar con muchas oportunidades de inversión y perspectivas de crecimiento. Es muy importante dar a conocer la región, su vulnerabilidad y sus valiosos activos.
DC: Se hizo un gran llamamiento a la recuperación ecológica en medio de la pandemia, pero la región ha seguido en gran medida un modelo de continuidad, con inversiones que continúan en los combustibles fósiles. ¿Cómo pueden los gobiernos cambiar este camino?
FC: Se puede hacer mucho más. La pandemia es una tragedia: es un momento en el que todos hemos sufrido. Pero el cambio climático es un problema continuo, no sólo un momento en la historia como la pandemia. Va a dominar nuestras vidas en el futuro. Centrarse ahora en las acciones que se pueden llevar a cabo para contribuir a ello puede suponer un gran impulso económico. No es sólo una política para este año. Hay un acuerdo en América Latina sobre los problemas que acarrea el cambio climático. Ahora hay que convertirlo en acción. No es fácil, América Latina necesita financiación y también habilidades y desarrollo de capacidades.
DC: Las economías de América Latina dependen en gran medida del capital natural de la región, que actualmente está muy amenazado. ¿Puede la región cuidar mejor su biodiversidad y, al mismo tiempo, alcanzar una recuperación ecológica?
FC: Hemos trabajado en la región en el Diálogo FACT, que comprende la silvicultura, la agricultura y el comercio de productos básicos. Esto forma parte de la campaña sobre la naturaleza en la COP, pero también esperamos que conduzca a un trabajo a largo plazo. No se trata de una política definida, sino más bien de intercambiar ideas e información. Muchas tierras forestales de la región han sido convertidas para la agricultura, que es muy importante para el ciclo económico de muchos países. Hemos hablado de ello en términos de trazabilidad y de medidas políticas más amplias. Es el inicio de una conversación que esperamos desarrollar. Ayuda a elevar el perfil de la región para crear nuevas asociaciones e iniciativas.
DC: América Latina tiene un gran potencial en materia de energías renovables, pero los combustibles fósiles siguen siendo muy relevantes para muchos países. ¿Se puede acelerar la transición energética?
FV: A los países de América Latina les interesa reducir su dependencia de los combustibles fósiles y utilizar más las energías renovables. Hay un gran debate político al respecto. Por ejemplo, cuando estuve en Argentina, pregunté por qué no había más coches eléctricos en las calles y me explicaron que se debe a las barreras fiscales. Quizá haya formas de permitir que ese sector crezca.
DC: El mundo aún está lejos de cumplir los objetivos del Acuerdo de París, con promesas climáticas poco ambiciosas, incluso en América Latina. ¿Significará la COP un impulso para lograr compromisos más ambiciosos?
FC: Sin duda, esperamos que así sea. Estamos presionando a todos los países para que revisen sus NDC (Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional) con más ambición y la COP se basará en ello. No basta con publicar la NDC, sino que hay que desarrollar la estrategia a largo plazo y convertirla en acciones reales. El reciente evento de alto nivel organizado por Argentina fue una iniciativa importante y útil.
Este artículo se publicó originalmente en Diálogo Chino, una plataforma informativa latinoamericana.
RV: EG