EEUU invadió Afganistán en octubre de 2001 para derrocar al Talibán, a quien acusaban de albergar a Osama bin Laden y otros líderes de al Qaeda vinculados a los ataques del 11 de septiembre.
Las fuerzas de Estados Unidos han estado en Afganistán desde 2001.
Tras el retiro de las fuerzas extranjeras de Afganistán y la toma de control del país por parte del Talibán, echamos un vistazo a cuánto han gastado Estados Unidos y sus aliados de la OTAN en ese país en 20 años de operativos militares.
EE.UU. invadió Afganistán en octubre de 2001 para derrocar al Talibán, a quien acusaban de albergar a Osama bin Laden y otros líderes de al Qaeda vinculados a los ataques del 11 de septiembre.
El número de tropas estadounidenses creció a medida que Washington arrojó miles de millones de dólares para combatir la insurgencia talibán y financiar la reconstrucción del país, que en su máximo nivel alcanzó 110.000 efectivos en 2011.
El año pasado, quedaban apenas 4.000 tropas estadounidenses.
Los datos oficiales no siempre incluyen fuerzas de operaciones especiales ni otras unidades temporales.
Otros países también formaron parte de las tropas extranjeras en el país, incluyendo otros miembros de la alianza de la OTAN.
No obstante, EE.UU. aportaba por mucho el contingente más grande de un solo país.
La OTAN finalizó formalmente su misión de combate en diciembre de 2014, pero mantuvo una presencia de 13.000 soldados para asistir en la capacitación de las fuerzas afganas y apoyar los operativos antiterroristas.
También fue desplegada una cantidad significativa de contratistas privados de seguridad en Afganistán. Eso incluyó más de 7.800 ciudadanos estadounidenses hasta el último trimestre de 2020, según una investigación del Congreso de EE.UU.
La gran mayoría del gasto en Afganistán ha sido asumido por EE.UU.
Entre 2010 y 2012, cuando en un momento EE.UU. tuvo a más de 100.000 soldados en el país, el costo de la guerra creció a casi US$100.000 millones anuales, de acuerdo con las cifras del gobierno estadounidense.
A medida que el ejército de EE.UU. cambió el foco de operaciones ofensivas para concentrarse más en la capacitación de las fuerzas afganas, el costo cayó marcadamente.
Para 2018, el gasto anual era de unos US$45.000 millones, según informó un alto funcionario del Pentágono al Congreso de EE.UU. ese año.
De acuerdo con el Departamento de Defensa de EE.UU., el gasto militar total en Afganistán (desde octubre de 2001 hasta septiembre de 2019) había alcanzado US$778.000 millones.
Además, el Departamento de Estado de EE.UU. -junto con la Agencia de Desarrollo Internacional (USAID) y otras agencias del gobierno- invirtieron US$44.000 millones en proyectos de reconstrucción.
Eso lleva el costo total -basado en datos oficiales- a US$822.000 millones entre 2001 y 2019, pero no incluye el gasto en Pakistán, que EE.UU. utiliza como base para las operaciones relacionadas a Afganistán.
El estudio de la Universidad Brown en 2019, que ha analizado el gasto de la guerra tanto en Afganistán como Pakistán, indica que EE.UU. gastó unos US$978.000 millones (su cálculo también incluye el dinero asignado para el año fiscal de 2020).
El estudio señala que es difícil evaluar el costo total debido a que los métodos de contabilidad varían entre los departamentos de gobierno, que también cobran horas extras, lo que genera estimaciones diferentes del total.
Reino Unido y Alemania -que enviaron el mayor número de tropas a Afganistán después de EE.UU.- gastaron respectivamente unos US$30.000 millones y US$19.000 millones en el transcurso de la guerra.
A pesar de retirar casi todas sus tropas, EE.UU. y la OTAN han prometido un total de US$4.000 millones anuales hasta 2024 para financiar las propias fuerzas de Afganistán.
En lo que va de este año, la OTAN ha enviado US$72 millones en suministros y equipos a ese país.
El grueso del dinero gastado en Afganistán ha sido para operaciones de contrainsurgencia, y los requisitos de las tropas, como alimentación, vestido, cuidados médicos, pagos especiales y prestaciones.
Los datos oficiales demuestran que desde 2002, EE.UU. también ha invertido unos US$143.270 millones en actividades de reconstrucción en Afganistán.
Más de la mitad (US$88.320 millones) se gastaron en reforzar las fuerzas de seguridad afganas, incluyendo el Ejército Nacional y la policía.
Casi US$36.000 millones han sido asignados a sistemas de gobierno y desarrollo, mientras que cifras menoresfueron destinadas a los esfuerzos antidrogas y asistencia humanitaria.
Las fuerzas de seguridad afganas han sufrido numerosas bajas.
Parte de este dinero ha sido malgastado en desperdicio, fraude y abuso a lo largo de los años.
En un informe al Congreso de EE.UU en octubre de 2020, la agencia de vigilancia responsable de supervisar la reconstrucción en Afganistán estimó que unos US$19.000 millones se habían perdido de esta forma entre mayo de 2009 y el 31 de diciembre de 2019.
Desde el inicio de la guerra contra el Talibán en 2001, se han registrado más de 3.500 muertes de la coalición, de las cuales más de 2.300 han sido soldados estadounidenses.
Más de 450 soldados de Reino Unido han muerto.
Además, otros 20.660 soldados de EE.UU. han resultado heridos en combate.
Pero estas cifras de bajas son ínfimas comparadas a la pérdida de vidas entre las fuerzas de seguridad y los civiles de Afganistán.
El presidente Ghani dijo en 2019 que más de 45.000 miembros de las fuerzas de seguridad afganas habían muerto desde que había asumido el poder cinco años atrás.
La investigación de la Universidad de Brown en 2019 estimó que el número de vidas perdidas entre el ejército nacional y la policía en Afganistán era más de 64.100 desde octubre 2001, cuando empezó la guerra.
Y según la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA, por sus siglas en inglés), casi 111.000 civiles han muerto o resultado heridos desde que empezaron a registrar sistemáticamente las bajas civiles en 2009.