Los altercados dejaron una veintena de heridos y convirtieron el histórico centro de la capital en una suerte de campo de batalla, en medio de la creciente indignación de la población por el aumento de casos de coronavirus y la falta de medicamentos y vacunas.
Esta semana, el personal médico protagonizó protestas como la que se ve en la imagen. La crítica a la corrupción también fue una constante en las manifestaciones.
Las protestas en Paraguay contra la gestión de la pandemia por parte del gobierno acabaron el viernes en violentos enfrentamientos y llevaron al presidente del país a anunciar la salida de varios ministros de su gabinete.
Las fuerzas de seguridad lanzaron balas de goma y gases lacrimógenos a manifestantes en el centro de Asunción, mientras un grupo de personas derribó barreras policiales, provocó incendios y lanzó piedras a los agentes, informó la prensa local.
Los altercados dejaron una veintena de heridos y convirtieron el histórico centro de la capital en una suerte de campo de batalla, en medio de la creciente indignación de la población por el aumento de casos de coronavirus y la falta de medicamentos y vacunas.
Lo ocurrido llevó a la oposición, que acusa al ejecutivo de corrupción, a pedir la salida del presidente Mario Abdo Benítez.
El mandatario, por su parte, anunció el sábado cambios en su gabinete el sábado, poco después de pedir a sus ministros que pusieran sus cargos a disposición.
Las medidas se anunciaron mientras se celebraran nuevas manifestaciones ciudadanas que exigían la renuncia del presidente.
En un mensaje grabado, el mandatario señaló que los cambios fueron tomados "en aras de la pacificación" y ante las expectativas de la ciudadanía.
El presidente anunció que serán reemplazados el ministro de Educación, Eduardo Petta; la ministra de la Mujer, Nilda Romero; y el jefe de Gabinete de la Presidencia, Juan Ernesto Villamayor, con rango de ministro.
El titular del Ministerio de Salud, Julio Mazzoleni, había anunciado su renuncia el viernes en la mañana tras una reunión con Abdo Benítez.
"Hemos acordado juntos que yo deje el cargo del Ministerio de Salud Pública a los efectos de que realmente se pueda generar esa paz que se necesita para poder enfrentar este desafío", dijo Mazzoleni en declaraciones a la televisión estatal.
El presidente aseguró que la prioridad del nuevo titular de Salud es "hacer todos los esfuerzos posibles para garantizar a la población la provisión de medicamentos e insumos en tiempo oportuno".
El personal médico denuncia que los hospitales se han quedado sin medicamentos para tratar a los pacientes de covid-19, mientras repuntan los casos.
Además, hasta ahora, sólo cuatro mil personas han sido vacunadas en Paraguay, un país de siete millones.
Como hiciera el ministro del Interior, Arnaldo Giuzzio, el día anterior, el presidente consideró que la manifestación del viernes se "empañó" "por causa de unos pocos".
"La violencia nunca es el camino, expreso toda mi condena", señaló.
"Es una pena que se hayan excedido los jóvenes y destruyeron lo que era una fiesta cívica", había manifestado por su parte el titular del Interior, Arnaldo Giuzzio, al canal de noticias Telefuturo, el viernes.
La manifestación ciudadana comenzó de forma pacífica en la tarde y a ella se sumó un gran número de jóvenes, con banderas nacionales y pancartas de protesta frente al Congreso.
La protesta se produjo días después de las manifestaciones de docentes y personal médico que esta semana salieron en contra del gobierno.
Mientras los profesores se mostraron en contra de la vuelta a las clases en plena escalada de contagios, los sanitarios se quejaban de la falta de medicamentos en hospitales.
El viernes, el principal reclamo de los manifestantes se repetía en numerosas pancartas: la dimisión del presidentepor su gestión de la pandemia.
"¡Fuera Marito!", se podía leer en diversos carteles, en referencia al nombre con el que se conoce popularmente al mandatario.
Paraguay fue uno de los países de la región con mayor éxito en la contención del coronavirus en el primer semestre de 2020 pese a que Latinoamérica se convirtió en uno de los epicentros mundiales de la pandemia.
No obstante, los contagios se han intensificado en las últimas semanas, lo que ha llevado a los centros al borde del colapso.
Hasta el 6 de marzo, se habían registrado 3.278 muertes y 165.811 casos, según los datos de la Universidad John Hopkins.
A ello se suma la tardanza en la llegada de vacunas al país: de momento solo se han recibido 4.000 dosis de la rusa Sputnik V.