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Política | 29/10/2025   06:47

|OPINIÓN|De la ruina del regimen del MAS al desafío histórico del nuevo gobierno|Mauricio Alzérreca|

Los pronunciamientos en las redes sociales del Vicepresidente electo, quien asevera públicamente que el Presidente electo no le responde los mensajes y espera que "el poder no lo emborrache", proyectan una tensión interna.

El presidente electo Rodrigo Paz y el vicepresidente electo Edmand Lara en una conferencia de prensa. Foto APG. Archivo.
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Brújula Digital|29|10|25|

Mauricio Alzérreca 

Lejos de su retórica "socialista" y "antiimperialista", el Movimiento al Socialismo (MAS), bajo las presidencias de Evo Morales (2006-2019) y Luis Arce Catacora (2020-2025), ha logrado consolidar un modelo autoritario de gobernanza clientelar, negligente, cínica e incluso mafiosa, que ha desmantelado los contrapesos democráticos y ha entregado amplios espacios de poder a redes criminales.

El MAS ha consolidado un Estado con muy poca o nula separación de poderes y un gobierno con un dominio absoluto de las instituciones de otros poderes, manteniendo el control y restringiendo las libertades civiles y políticas de los ciudadanos, especialmente de la oposición. Esto ha generado un debilitamiento deliberado del Poder Judicial, convirtiéndolo en un apéndice del Poder Ejecutivo.

Con un sistema clientelar de intercambio de favores y beneficios entre el gobierno y organizaciones sociales o individuos afines al gobierno, el MAS ha facilitado discrecionalmente el acceso a recursos públicos, empleos y, contratos, con el objeto de generar lealtades y dependencias. Consecuentemente, ha fallado en desarrollar políticas públicas para cumplir con las obligaciones básicas de brindar servicios públicos de educación, salud, seguridad e infraestructura, entre otras.

Los gobiernos del MAS se han caracterizado por un discurso y acciones inconsistentes, carentes de principios éticos, con una disociación entre lo que se dice y lo que realmente se hace en la práctica. Utilizando el cinismo y la manipulación para mantener las apariencias y perpetuar el poder.

Se ha evidenciado una fusión de intereses entre estos dos gobiernos del MAS y los grupos mafiosos (crimen organizado y grupos de interés ilegales), permitiendo el desarrollo de actividades como el narcotráfico, avasallamiento de tierras, deforestación de bosques, proliferación de actividades mineras ilegales y contrabando. Esto ha generado la creación de zonas de impunidad territorial que se han convertido en corredores seguros para las operaciones del crimen organizado.

Además, se ha agudizado la polarización social y económicamente se ha generado una crisis económica con una inflación descontrolada, crecimiento económico negativo, escasez de dólares, crónica escasez de combustibles, déficit fiscal, elevado endeudamiento externo y reducción de las reservas internacionales netas a niveles mínimos, afectando negativamente los ingresos de la mayoría de las familias bolivianas. Esto ha sido un catalizador para el cambio de gobierno, aunque el MAS mantiene una base electoral significativa y capacidad de desestabilización.

Este escenario proyecta los grandes desafíos que enfrentará el gobierno de Rodrigo Paz a partir del 9 de noviembre de 2025. No obstante, las señales alentadoras de las conversaciones con el sector empresarial y productivo, además de la gestión de las relaciones internacionales y la cooperación encaminada a resolver la crisis económica, también hay señales desconcertantes del binomio ganador. 

Los pronunciamientos en las redes sociales del Vicepresidente electo, quien asevera públicamente que el Presidente electo no le responde los mensajes y espera que "el poder no lo emborrache", proyectan una tensión interna que, sumada a la magnitud de los problemas heredados por el MAS, puede engendrar una mayor incertidumbre respecto a la capacidad de gobernanza y la cohesión del nuevo mandato. ¿Cómo se podrá ejecutar una estrategia integral compleja para enfrentar a un Estado con una crisis sistémica multidimensional, si el liderazgo no muestra una unidad robusta desde el inicio?

La administración del gobierno de Rodrigo Paz no solo tiene la responsabilidad de gobernar una nación, sino también la responsabilidad histórica de salvar Bolivia y restaurar la confianza en un Estado de derecho. El éxito de este monumental desafío dependerá no solo de una estrategia de económica, política, social, ambiental y cultural, sino también de la unidad, la madurez política y un compromiso inquebrantable para priorizar los intereses del país por encima de las divisiones y las ambiciones personales. El tiempo revelará si el nuevo gobierno y el cambio de régimen político tendrán la capacidad y fortaleza para evitar el abismo.

Mauricio Alzérreca es especialista en Políticas Públicas.



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