Ninguno de los dos binomios puede ser denominado como de derecha, es complicado encajarlos en alguna de sus vertientes. Parecería ser un duelo entre dos candidatos de centro o de centroizquierda.
Brújula Digital|09|10|25|
Fabián Freire
La guerra sucia llevada a cabo por el equipo de Libre nos ha hecho creer que estamos ante un escenario clásico de izquierda versus derecha para la segunda vuelta. Veamos si esto es cierto y saquemos conclusión de qué escenario nos espera en la segunda vuelta.
Analicemos primero al PDC y a sus dos candidatos. Es cierto que el plan de gobierno del PDC no es el más elaborado y no se ve una doctrina ni ideología política por detrás, pero creo que muchas de sus propuestas nos muestran qué visión de país tienen.
Rodrigo Paz, todos estos años, ha hablado del “Estado tranca”, del 50/50 y del capitalismo popular. Al hablar de Estado tranca entendemos que lo que busca es una liberalización de la economía y una disminución de las regulaciones.
De igual forma, el capitalismo popular y las propuestas del mismo muestran una visión capitalista, enfocada en el sector informal. Respecto a otras propuestas, hay algunas que sí siguen un carácter progresista. Además, Paz, históricamente, se ha situado en la centroizquierda.
Respecto a Lara, su discurso más fuerte es el de acabar con la corrupción. Esta clase de discurso podría interpretarse como uno de seguridad y orden, que siempre está más ligado a la derecha. Sin embargo, tiene muchas otras propuestas que se acercan más a la izquierda.
Lo que le da al PDC su componente más fuerte de derecha es, sin dudas, su posicionamiento conservador y religioso, algo que ha estado ligado históricamente a la derecha. No por nada, en el debate de vicepresidentes, Lara cerró su participación apelando a Dios.
La conclusión es que el binomio del PDC es mixto, no hay una clara ideología definida y eso se da por falta de planificación. El discurso manejado por el PDC actualmente es uno más cercano a la izquierda, pero, como vimos, tienen propuestas que van más del lado de la derecha.
Dar un veredicto es complicado, pero me definiría por el centro o centroizquierda.
Respecto a Libre y sus candidatos, hay que analizar si realmente son de derecha como afirman. Libre tiene un programa mejor estructurado y, en términos económicos, sí se nota una visión liberal, pero también globalista. Esta última tendencia, en estos tiempos, es una de la ultraizquierda.
En términos sociales, y al estar enfocados tanto en el globalismo como en acercarse a la ONU, se ve una clara visión de izquierda. En términos sociales se puede decir lo mismo: no se siente un discurso de orden o conservador, mucho menos religioso. Entonces, si bien en lo económico existe un programa liberal, en lo social y político hay una visión mucho más de izquierda, podría catalogarse como socialdemócrata.
Analizando ahora a los componentes del binomio, Quiroga dice ser derechista, pero históricamente está más ligado a la izquierda. La mejor palabra para definirlo es que es un demócrata boliviano (no por la lucha por la democracia, sino por su similitud con el partido político de Estados Unidos).
Se opone al socialismo del siglo XXI, pero es claramente admirador de presidentes socialdemócratas. Sin ir lejos, copió el saludo a Lula y aborrece al presidente Trump. Está más ligado a figuras de centroizquierda que de derecha y, respecto a las nuevas figuras derechistas, ni se diga: siente desprecio por ellas. Algo triste para Tuto, porque la mayoría de sus amigos ya están retirados del ámbito político. No analizaré a JP porque no vale la pena: es un mero accesorio.
Mi veredicto es que ninguno de los dos binomios puede ser denominado como de derecha, es complicado encajarlos en alguna de sus vertientes. Parecería ser un duelo entre dos candidatos de centro o de centroizquierda.