Es responsabilidad de los candidatos elevar el nivel del debate, pero también es deber de la ciudadanía exigirlo. El país necesita una visión de futuro, no una repetición de los conflictos del pasado.
Brújula Digital|18|09|25|
Javier Torres Goitia
A medida que avanza la segunda vuelta electoral en Bolivia, la campaña se ha sumergido en una "guerra sucia" de descalificaciones personales y acusaciones mutuas. Los candidatos y partidos políticos, influenciados por la polarización del presente y del pasado, han optado por estrategias que, si bien movilizan a sus bases más fieles, dejan a la ciudadanía con la amarga sensación de que las propuestas de fondo están ausentes.
Mientras la élite política se ataca en medios y redes sociales, la gente en las calles se pregunta por los problemas que afectan su día a día. La precaria situación del empleo, la falta de acceso a un sistema de salud digno y la evidente corrupción y vínculos con el narcotráfico que aquejan al país son las verdaderas preocupaciones que no encuentran eco en los discursos de campaña. La ciudadanía, sin importar su origen o condición social, exige un cambio de rumbo estructural.
Es hora de que la contienda electoral abandone el lodo de la descalificación y se centre en los temas que realmente importan a los bolivianos.
Economía y empleo
La economía es el motor de la esperanza para muchos. Los ciudadanos quieren saber cómo se reactivará el crecimiento de forma sostenible. ¿Se dejarán atrás los subsidios que han desestabilizado la economía?
¿Qué medidas concretas se implementarán para atraer inversión y generar empleos formales, especialmente para los jóvenes y las mujeres en las áreas rurales y periurbanas? ¿Existe un plan para hacer más amigable la burocracia para los emprendedores y cómo se incentivará el regreso de los profesionales que emigraron buscando mejores oportunidades?
Salud pública y educación
La pandemia evidenció la fragilidad de nuestro sistema de salud. La población exige un plan de mediano y largo plazo que garantice el acceso a servicios de calidad, tanto en la ciudad como en el campo. ¿Se descentralizará la gestión de salud para dar mayor poder a las regiones?
En el ámbito educativo, las preguntas son igualmente urgentes: ¿cómo se modernizará la currícula para preparar a los estudiantes para el futuro? ¿Qué estrategias se aplicarán para reducir las brechas digitales y se considerará la inclusión de evaluaciones internacionales como las pruebas PISA para elevar el nivel de la educación en Bolivia?
Justicia y transparencia
La falta de justicia y la corrupción son heridas abiertas en la sociedad. La ciudadanía demanda garantías concretas de que las instituciones volverán a funcionar.
¿Cómo se asegurará la independencia judicial para que la justicia sea rápida, efectiva y sin sesgos? Más allá de los lemas de campaña, ¿qué mecanismos se pondrán en marcha para combatir la corrupción de manera real y efectiva, y cómo se buscará el resarcimiento por los delitos cometidos contra el Estado?
Gobernabilidad y cohesión social
Finalmente, un país polarizado necesita líderes capaces de unir en lugar de dividir. ¿Cómo planean los candidatos construir puentes y fomentar el diálogo entre sectores sociales, étnicos y políticos que han sido tradicionalmente segmentados? La gente quiere saber cómo se fortalecerán las instituciones para que la sociedad recupere la confianza en su función y cómo se promoverá la complementariedad regional en lugar de la confrontación.
La realidad que oculta un riesgo
Hemos desplazado del poder a los peores políticos de la historia contemporánea, sin embargo, siguen ahí. La justicia actual sigue mirando a un lado y la Policía Nacional mira al otro mientras los delincuentes se atrincheran en la “Casa Grande del Pueblo”, curioso nombre al símbolo de la corrupción, o en Lauca Ñ del Chapare.
Están al acecho de cualquier error que cometamos y lamentablemente los estamos cometiendo cada día con la guerra sucia y con el descuido de lo fundamental en este momento. La gente quiere la verdad, justicia, esperanza.
Un llamado a la responsabilidad
Este no es el momento para distracciones. El futuro de Bolivia depende de las respuestas a estas preguntas. Es responsabilidad de los candidatos elevar el nivel del debate, pero también es deber de la ciudadanía exigirlo. El país necesita una visión de futuro, no una repetición de los conflictos del pasado.