cerrarBrujula-Bicentenario La CascadaBrujula-Bicentenario La Cascada
POLLOS
POLLOS
1000 X 155 animación
1000 X 155 animación
Política | 09/08/2025   03:30

|OPINIÓN|El fin del masismo|Carlos Guevara|

Evo Morales ha demostrado más de una vez que ya no tiene la fuerza política para poner en jaque a un gobierno o impedir que se lleven a cabo elecciones generales.

Una caravana del MAS con Evo Morales a la cabeza. Foto ABI.
BEC_Electro-Recargado-956x150px
BEC_Electro-Recargado-956x150px

Brújula Digital|09|08|25

Carlos Guevara Rodríguez

Desde el 2005 Bolivia ha estado dividida en dos bloques irreconciliables e irreductibles: el MAS y el anti MAS. Sin embargo, y por suerte, existió también un electorado que se convirtió en el fiel de la balanza; ganar las elecciones dependía de capturar una mayoría de este bloque. 

Ahora el escenario político ha cambiado fundamentalmente. Los resultados de las encuestas muestran a las candidaturas que pretenden representar la línea del MAS a mucha distancia de la preferencia de los principales candidatos de la oposición, reflejando el desastroso desempeño del gobierno. 

Y dado que Evo Morales no estará en la papeleta estaríamos ante una nueva realidad en la que gran parte del voto histórico del MAS dejaría de votar por una de las facciones de ese partido. En este nuevo escenario parecía que la gran esperanza para el MAS la representaba Andrónico Rodríguez.

En casi todas las elecciones desde el 2005 la votación fiel de la balanza votó mayoritariamente por el MAS, en algunos casos masivamente. La excepción fue la elección del 2019, cuando Evo Morales no logró obtener el 50% más uno en primera vuelta. Por primera vez el bloque fiel de la balanza, harto de 14 años de Evo Morales y el MAS, se inclinó mayoritariamente por un cambio.

En la elección del 2020 ese grupo de electores se volcó sorpresiva y mayoritariamente al MAS. No parece ser esa la realidad actual, al menos si habríamos de creer las encuestas. A estas alturas lo más probable es que Rodríguez ni siquiera pase a segunda vuelta.

Rodríguez representa la renovación más prometedora en el bloque nacional popular. Hasta hace cinco años atrás Rodríguez no era una figura nacional. Ahora lo es. Sin embargo, de estar en las encuestas en un 14% de las preferencias electorales ha ido descendiendo hasta llegar a un 7%. ¿Qué sucedió?

Más allá de la desintegración en cámara lenta de la gestión del gobierno, habría que señalar a la estrategia electoral de Rodríguez como posible culpable de que su candidatura, lejos de despegar como se perfilaba inicialmente, más bien haya caído en un pozo.

Rodríguez intenta reconciliar dos objetivos que parecen irreconciliables: ganar la votación del bloque duro del MAS y ganar la votación del bloque históricamente indeciso entre el MAS y el anti MAS cuando ésta está hastiada del MAS.

La instancia más destacada de esta estrategia fue cuando Rodríguez dijo en una entrevista que Camacho era un prisionero político. Al poco tiempo se desdijo y llamó a Camacho un político prisionero contradiciendo su anterior declaración.

Rodríguez quiere, simultáneamente, tener su queque y comérselo. Cual equilibrista intenta mantener el apoyo del voto que siempre le fue fiel a Morales y, al mismo tiempo, ganar la mayoría del voto que ha sido históricamente susceptible de poder ser convencido de votar, ya sea por el MAS o por el anti-MAS. Es una estrategia que hasta ahora no le está arrojando dividendos; más al contrario, parecería que le está costando el voto mayoritario de ambas facciones.

Entre tanto, el apoyo al candidato oficial del MAS es insignificante, ni qué decir de la otra representante del masismo, Eva Copa, que acabó renunciando a su candidatura.

Eso deja sólo a Evo Morales como factor a tomar en cuenta. Su apuesta electoral es que el porcentaje de votos nulos sea tal que le restaría legitimidad al eventual ganador.

Analizando las tres categorías de donde tendrían que venir sus supuestos votos, los indecisos más probablemente pertenezcan al grupo de votantes que tienen dificultad en decidir entre los principales candidatos de la oposición, tal es el desencanto con el MAS.

Al ser la preferencia por los principales candidatos de la oposición tan fuerte, es razonable suponer que los indecisos, tanto del voto anti MAS como del voto fiel de la balanza, estén casi en su totalidad divididos también en proporciones similares. 

En cambio, potenciales votantes masistas tendrían que ser o blancos o nulos o estar en las filas de los dos candidatos del masismo, nunca entre los indecisos, dado que no es lógico suponer que puedan votar por un candidato de la oposición.

Tampoco el restante voto de las categorías blanco y nulo se pueden atribuir en su totalidad a votantes por Morales. Una parte de los mismos van a estar genuinamente inconformes con todos los candidatos en carrera, demostrándolo votando en blanco, pero también nulo. De modo que la votación fantasma de Morales, aun si llegara a duplicar el porcentaje de 7% de nulos de la última encuesta, estaría muy lejos de las pretensiones de Morales de representar un verdadero cuestionamiento a la legitimidad de la elección.

Por último, Morales ha demostrado más de una vez que ya no tiene la fuerza política para poner en jaque a un gobierno o impedir que se lleven a cabo elecciones generales. El masismo habría sido reducido significativamente, quedando aun como factor de aglutinamiento del mismo el factor identitario, y posiblemente la nostalgia de la bonanza que se dio a raíz de las reservas del gas que se encontraron antes del gobierno de Morales y sus extraordinariamente altos precios que coincidieron con los primeros nueve años de su gobierno.



Tags:

BRUJULA-DIGITAL956x150px
BRUJULA-DIGITAL956x150px


BRÚJULA-colnatur diciembre-2024 copia
BRÚJULA-colnatur diciembre-2024 copia
BANER-PRINCIPAL-LATERAL-300x300px
BANER-PRINCIPAL-LATERAL-300x300px
200
200