¡Actúa! Vota por un cambio real, vota por un futuro donde la verdad y la prosperidad no sean solo promesas vacías, sino una realidad palpable.
Brújula Digital|09|08|25
Javier Torres Goitia
El debate del viernes 2 de agosto fue un ejercicio de cinismo puro. Los candidatos del continuismo gubernamental –Andrónico Rodríguez, Eduardo del Castillo y Johnny Fernández– se negaron a debatir sobre su verdadero legado: los fracasos económicos de los últimos 20 años.
En lugar de rendir cuentas por la destrucción que han perpetrado, prefieren hablar del pasado, de una Bolivia que ya no existe gracias a ellos.
Pero la verdad es que los números no mienten, y son una bofetada a su narrativa. Es crucial recordar lo que pasó antes de que el MAS tomara el control total del país, para entender el tamaño de la mentira que nos quieren vender.
Desde 1992 hasta 2003, entre privatización y capitalización de empresas estatales se generó un ingreso total de más de $us 3.500 millones. Este dinero, proveniente de capital privado, impulsó la economía y sentó las bases para el futuro. Sin embargo, en los 20 años de gestión del MAS, esta cifra (61 mil millones de dólares) se esfumó en un mar de ineficiencia y corrupción, a pesar de que el país tuvo ingresos extraordinarios de más de $us 61.000 millones hoy tenemos la peor crisis económica de los últimos 40 años.
¿En qué se gastó ese dinero? La respuesta es un catálogo de despilfarro y fracaso disfrazado de "progreso":
Mi Teleférico: A pesar de una inversión de $us 750 millones en un país con más del 60% de pobreza, esta empresa estatal acumula pérdidas de $us 260 millones y opera con un déficit operativo que duplica el precio del pasaje. En otras palabras, cada vez que alguien usa el teleférico, el Estado pierde dinero.
Empresas "estratégicas" deficitarias: Quipus, EBA, ABE, Easba, Cartonbol, YLB, la Editorial del Estado, Emapa, Boltur, Yacana, EBC, Mutún, EBIH, Tamep, Esabol... la lista es interminable. Una tras otra, estas empresas han devorado miles de millones de bolivianos en inversión inicial, sin haber recuperado un solo centavo y operando con deudas y pérdidas.
El caso más vergonzoso es el de Easba, la azucarera estatal que produce 12 veces menos azúcar que la empresa privada Guabirá, que fue privatizada en los años 90.
Estas no son empresas, son agujeros negros que han absorbido la riqueza de todos los bolivianos. Mientras tanto, el litio, que en Chile genera miles de millones de dólares a través de empresas privadas, en Bolivia es un pozo sin fondo de pérdidas con la empresa YLB, que le ha costado al Estado $us 1.500 millones.
¡El 17 de agosto la historia nos mira!
El 17 de agosto no es una elección más. Es la oportunidad de detener la maquinaria de la mentira y la destrucción. El debate demostró que los candidatos del MAS no tienen respuestas, solo evasivas. No quieren hablar de sus fracasos porque no tienen un solo éxito real que mostrar.
Su "proceso de cambio" es una farsa que ha empobrecido a Bolivia mientras un pequeño grupo se ha enriquecido. Su legado es un país con la peor crisis económica en décadas, con empresas públicas que son un monumento al despilfarro y un futuro que se desvanece.
Llamada a la Acción
No permitamos que la mentira se imponga. El próximo 17 de agosto, tu voto no es solo una papeleta, es una declaración. Es el grito de un pueblo que se niega a ser gobernado por la ineptitud y el cinismo. Es la oportunidad de recuperar la dignidad y el futuro de Bolivia.
¡Actúa! Vota por un cambio real, vota por un futuro donde la verdad y la prosperidad no sean solo promesas vacías, sino una realidad palpable.