La población tiene la palabra ante los resultados de las encuestas, la credibilidad de los candidatos, su experiencia como estadistas y su sinceridad.
Brújula Digital|28|07|25|
Iván Camarlinghi
Las elecciones del 17 de agosto son los comicios más importantes de la historia. Está en juego la supervivencia del país, dadas las actuales circunstancias en que vivimos (muy similares a las de 1985): no hay combustibles, no hay dólares, los alimentos escasean y se encarecen cada día, y la perspectiva económica es cada vez peor.
Lo único que no se ha desatado (por ahora) es la hiperinflación, pero estamos muy cerca de llegar a lo que sería una especie de estocada final al país por parte de Evo Morales, Luis Arce Catacora y su grupo de responsables e irresponsables.
Las encuestas publicadas hasta ahora dan como ganadores a Samuel Doria Medina y Jorge Tuto Quiroga, y como claros perdedores a los candidatos del MAS (Andrónico, Del Castillo, Eva Copa, Jhonny Fernández y algún otro), que en conjunto no llegan ni al 15%. Sumar los indecisos a Andrónico no es real: la política no es aritmética.
Los opinólogos, que se han puesto de moda en los canales de TV, dicen que no hay un claro ganador. Añaden, en forma irresponsable y hasta sospechosa, que “¡el “voto escondido puede hacer ganar a cualquiera!” (¿Creen que Del Castillo también puede ganar las elecciones?). Es como si el Aurora pudiera ser campeón nacional con –33 puntos que le quitó la Federación por un escándalo de falsificación de edad de uno de sus jugadores.
Muchos de esos opinadores deben ser repudiados porque se supone que están para orientar al pueblo boliviano, pero hacen lo contrario: confunden a los votantes con esos análisis poco sesudos que solo favorecen a la candidatura de Andrónico Rodríguez. Tal vez lo hacen deliberadamente.
¿Será que son poco claros o que claramente quieren favorecer a Mr. Andrónico? Menos mal que la segunda encuesta de El Deber lo sitúa donde realmente está: cuarto lugar y con apenas 8% de las preferencias. Me resisto a creer que haya un 30% de bolivianos masoquistas que están felices con este estado de cosas, por muy masistas que hubieran sido en el pasado. Las voces que hacen ganar al MAS en primera vuelta son el canto de sirenas que no va a ocurrir.
Yo creo que Del Castillo será uno de los principales responsables de la desaparición de la sigla del MAS, aunque ello, por supuesto, es un gran alivio para la mayoría de la sociedad boliviana después de dos décadas de saqueo. Da pena ajena verlo tan orondo, como si fuera el 007.
Algunos creen que Morales es un cadáver político. Yo considero que es un cadáver insepulto. Puede tener aún alguna capacidad de bloquear con sus bases chapareñas armadas, dado el apoyo de las 6 federaciones del trópico de Cochabamba que producen la materia base de la cocaína con apoyo de carteles internacionales. Nos enteramos que además tienen cultivos de marihuana en Llallagua y en otros lugares. Falta poco para que vendan fentanilo a los carteles mexicanos.
Morales hoy es repudiado por casi el 90% de los ciudadanos. No debe poder dormir pensando que malgastó no solo el dinero de todos los bolivianos, sino también la oportunidad de oro de pasar a la historia como un “eximio gobernante”. Pasará a ella como uno de los peores presidentes.
Pese al boicot masista, las elecciones se realizarán el 17 de agosto. Son unas elecciones cruciales que coinciden con la conmemoración del Bicentenario. Conmemoración y no celebración porque no hay nada que celebrar. Hace menos de un mes que Llallagua y Bolivia lloran la muerte de ocho ciudadanos, todos por responsabilidad de Morales. Además, nadie puede celebrar ahora que hay cientos de presos políticos, exiliados y miles de ciudadanos que sufren por la situación económica.
Varios candidatos no tienen propuestas y destacan los que no dicen nada o no tienen nada que decir en los debates, como Andrónico Rodríguez, que no asiste a los foros y cree que ¡mientras más callado esté más votos obtendrá! ¡Ni que fueran elecciones solo para mudos!
Pero los ciudadanos bolivianos no somos incautos y aunque haya un porcentaje de electores cada vez más reducido que podría votar por el MAS y sus facciones, son una minoría. La gran mayoría nacional está indignada y ya no soporta el estado de cosas y por ello NO votará por los candidatos masistas, los que recibirán el voto castigo de la población.
La primera vuelta es materia de dos: Tuto y Samuel o viceversa, dado que la diferencia entre ambos es cada vez más pequeña, y el tercero en discordia está bastante lejos. Ni qué decir del cuarto, al que solo el fraude o un milagro podrían poner en una segunda vuelta, en la que perderían. El fraude de 2019 con la complicidad del TSE, ahora no ocurrirá.
Frente al estado calamitoso de la economía, el país tiene experiencia en programas de estabilización económica, como el Plan Eder, ejecutado por Hernán Siles Suazo, en los años 50, y la Nueva Política Económica, que llevó adelante Víctor Paz Estenssoro, en 1985, ante la hiperinflación para recuperar la economía en poco tiempo.
Hay una propuesta que busca la solución a la crisis económica con medidas de shock parecidas a las que se tomaron con la NPE. La población tiene la palabra ante los resultados de las encuestas, la credibilidad de los candidatos, su experiencia como estadistas y su sinceridad ante la dureza de las medidas que se deben adoptar para sacarnos del hoyo en que nos metió el MAS.
Iván Camarlinghi es periodista y diplomático.