|OPINIÓN| Medios en la era digital: “Eppur si muove”|Juan Pablo Guzmán|

Brújula Digital|30|06|25|

Juan Pablo Guzmán

Dice un capítulo de la historia de la ciencia que, para salvar su vida, el astrónomo italiano Galileo Galilei fue obligado por la Inquisición, en 1633, a retractarse de la teoría de que la Tierra giraba alrededor del Sol. Pero, apenas libre de sus verdugos, Galilei murmuró la célebre frase “eppur si mouve” (y sin embargo se mueve), para dejar constancia ante sí mismo y ante la humanidad de que su verdad –la verdad– sobreviviría a la coerción.

Y aunque la certeza de este episodio se discute aún hoy, la frase de Galilei tiene un simbolismo eterno, ya que representa la demoledora prueba de que los hechos científicos son imposibles de negar porque están sustentados en evidencias tangibles que trituran las dudas y no dejan resquicio a la incredulidad.

En el presente, el “eppur si mouve” de Galileo podría aplicarse muy bien frente a las teorías y conjeturas que aseguran que el periodismo está en una lenta agonía ante la dinámica actual del ecosistema mediático, en el que, según los peores agoreros, las redes sociales y las nuevas plataformas estarían destinadas a sepultar al profesional de la información y al servicio que él brinda.

Desde luego es evidente que hoy existe una nueva realidad, en la que las audiencias, especialmente las más jóvenes (significativa mayoría), prefieren informarse mediante redes sociales; que los medios tradicionales están obligados a reinventarse y optar por la difusión de su trabajo en multiplataformas, que el modelo de negocios exitoso apunta a la suscripción por pago, y que, en definitiva, hay otras formas de informar y de consumir información.

Quienes no se han acomodado a ese contexto están irremediablemente condenados al naufragio, pero aquellos que leen correctamente las señales del presente no solo pueden quedarse a flote, sino navegar en las aguas del presente y llegar al puerto del triunfo. Ahí están, por ejemplo, los casos del The New York Times (EEUU), que ha sobrepasado en demasía los 10 millones de suscriptores de pago, El País (España) con 400.000 suscriptores y El Diario (España) con 100.000 suscriptores y un modelo único en el que sus periodistas son accionistas empleados, a la vez.

Ejemplos de éxito similares se encuentra en otros medios como la televisión y la radio, especialmente con productos específicos a pago. Todos (periódicos, revistas, radios y televisoras) con algo en común: presencia de su información en diferentes formatos, diversas plataformas, y estilos narrativos acomodados a cada uno de ellos. En palabras simples, hoy una radio no solo genera programación sonora, sino contenidos escritos, videos y textos; mientras que una red televisiva produce audiovisuales, pero también tiene una fuerte presencia en productos escritos y audio; en tanto que los periódicos presentan su producto en versión digital, en la que incorporan piezas audiovisuales, pódcast y recursos multimedia.

Ese es el periodismo actual a nivel global, mientras tampoco son pocos los casos exitosos de periódicos locales (generalmente digitales), servicios de newslatter (boletín informativo por correo electrónico o redes) y programas independientes en pódcast y videopódcast.

En nuestro país esa estructura de trabajo y de negocios aún es incipiente, tanto por las características de un mercado reducido, como por un consumidor tacaño a la hora de invertir en información. Pero, aun así, deben valorizarse las señales que dan varios medios para readecuar sus formatos y narrativas, en ruta a capturar audiencias y equilibrar su economía. Ahí está el caso del periódico El Deber que presentó su primera encuesta nacional de intención de voto mediante un programa en YouTube; el de Brújula Digital, que difunde información por varias plataformas, incluyendo piezas audiovisuales; o el de radio Fides, que ha llevado sus noticieros y programas informativos a un formato audiovisual en transmisiones por streaming.

El periodismo innovador, por lo tanto, no desaparecerá ni será reemplazado por las tribus de youtuberos, ni los ejércitos ticktokeros, ya que tiene algo que ellos no ofrecen: una comprensión razonada del mundo y de sus hechos. Mientras pueda combinar esa visión profunda y veraz con los nuevos formatos, las narrativas que conectan a las audiencias y los modelos de negocios sustentables, el periodismo tendrá oxígeno y larga vida.

Y, aún en contextos difíciles como el de Bolivia, el periodismo podrá decir “eppur si mouve”, en señal de que pese a que se lo subestime e incluso niegue, siempre tendrá el espíritu rebelde de Galileo Galilei.

Juan Pablo Guzmán es comunicador social.

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