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Política | 13/06/2025   10:37

|OPINIÓN|Alcaldía: Excusas sobran, gestión falta|Yelka Maric|

Esto no es un problema coyuntural. Es una crisis de liderazgo. El alcalde de La Paz no solo ha mostrado limitaciones técnicas, sino una evidente torpeza en el manejo humano. No sabe consensuar, no sabe construir puentes –ahí están sus resultados con los concejales de su bancada–. Sobre todo, no entiende que gobernar implica hacerse cargo, no esconderse.

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Brújula Digital|13|06|25|

Yelka Maric

Desde que comenzó esta gestión municipal en 2021, quienes teníamos algún conocimiento de macroeconomía sabíamos hacia dónde nos dirigíamos: crisis energética, devaluación, escasez de dólares, inflación y parálisis económica. No hacía falta una bola de cristal; bastaba con escuchar a los analistas serios y aplicar un mínimo de criterio técnico.

En su momento, se sugirió enfocar la gestión en servicios más que en obras –sensatez en tiempos de crisis–. El Alcalde no escuchó. Y ahora que las promesas incumplidas se acumulan, la narrativa oficial recurre, una vez más, a la fórmula conocida: culpar a factores externos. Que EPSAS, que el municipio vecino, que las lluvias, que la devaluación, que el riesgo país, que el diésel, que las importaciones, que los astros no se alinearon.

Nunca hay autocrítica. Bueno, casi nunca: cuando el alcalde reconoció que la ciclovía fue un “error” porque él no estuvo encima del proyecto, nos regaló una joya. Claro, ¿cómo iba a estar encima si está ocupado filmándose en las calles con micrófono en mano, en su versión de cronista urbano? Aun así, deslizó que la culpa era del Secretario de Movilidad, cuya hoja de vida, francamente, tampoco daba para esperar un resultado distinto.

El Ejecutivo Municipal ha convertido en política institucional el arte de tirar la pelota al vecino.

¿Redujeron la deuda flotante? Sí. ¿Disminuyeron el endeudamiento? También. ¡Pues faltaba más! Es su obligación, no un acto heroico. Y la próxima gestión –porque esta concluye en mayo de 2026, aunque algunos parezcan olvidarlo– tendrá que lidiar con el hueco financiero que deja esta administración, que calculo no será menor a 400 millones de bolivianos.

Es cierto que el Concejo ha tenido obstáculos, los tiene y los seguirá teniendo. Cuando se elige a representantes sin la preparación mínima, se corre el riesgo de que no lean, no analicen, no comprendan… y, peor aún, que no les interese hacerlo. Pero eso no puede seguir siendo la excusa eterna. El Alcalde eligió a su equipo, y si no logra conducir ni a su propia bancada, ¿con qué autoridad habla de gobernabilidad?

Desde el Ejecutivo presumen de transparencia por publicar estados financieros. Se ufanan de ser los únicos que “rinden cuentas”. Publican informes, sí, pero el papel lo aguanta todo, y no todo lo que se presenta como “transparencia” lo es. Se utilizan cifras para construir espejismos: datos inflados, términos técnicos sin rigor –como esos supuestos 200 millones de bolivianos “ahorrados”– que incluso se repiten en audiencias ciudadanas, confundiendo a la población.

El reciente anuncio de reestructuración organizacional y reducción de personal debe traducirse en un reformulado del POA y su correspondiente aprobación por el Concejo Municipal. Sin una modificación que refleje la nueva estructura y metas institucionales, la medida estará al margen de la normativa. Este, a mi juicio, es otro anuncio improvisado con fines políticos.

La gente no percibe los “ahorros invisibles”, ni los tubos enterrados, ni las presentaciones en PowerPoint. Percibe su ciudad. Y la ciudad está estancada.

Hoy, hay un crédito de 70 millones de bolivianos ofertado por el Banco BISA. El Alcalde se queja de que el Concejo no lo trata ni lo aprueba. Yo no tengo el menor reparo en explicarle –y en explicar a cada paceño y paceña– por qué esta operación no debe aprobarse, y menos bajo una gestión que ha demostrado ser opaca. Iván Arias no responde a ninguno de los instrumentos de fiscalización enviados por el Concejo: los evade. A estas alturas, es irrefutable que tiene una incapacidad sistemática para priorizar, planificar y ejecutar con conocimiento, eficiencia financiera y visión.

Esto no es un problema coyuntural. Es una crisis de liderazgo. El alcalde de La Paz no solo ha mostrado limitaciones técnicas, sino una evidente torpeza en el manejo humano. No sabe consensuar, no sabe construir puentes –ahí están sus resultados con los concejales de su bancada–. Sobre todo, no entiende que gobernar implica hacerse cargo, no esconderse detrás de excusas, como aquella memorable vez en la que se esfumó entre tiendas para evitar responder sobre construcciones fuera de norma. Muy simbólico.

La evaluación real no vendrá de columnas como esta. Vendrá en las urnas, si es que decide repostularse. Ahí veremos si la ciudadanía también está harta de las excusas, del marketing vacío y de una gestión sin resultados. Porque cuando una ciudad se cae a pedazos, no es culpa del clima, del Concejo ni del dólar: es por la incapacidad de quien la gobierna.

Yelka Maric es concejala de La Paz.





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