cerrar900x470 LA CASCADA S.A.900x470 LA CASCADA S.A.
Brújula-Digital-1000x155
Brújula-Digital-1000x155
1000 X 155 animación
1000 X 155 animación
Política | 30/05/2025   04:37

|OPINIÓN|De la posibilidad al deseo, la unidad opositora|Manuel Velásquez|

WhatsApp Image 2025-06-26 at 15.33.15
WhatsApp Image 2025-06-26 at 15.33.15

Brújula Digital|30|05|25|

Manuel Velásquez C.

El actual proceso electoral boliviano se ha visto signado por el imperativo de la unidad en la oposición política como estrategia primordial para desafiar la hegemonía del MAS, que durante casi dos décadas ha marcado el devenir nacional. La narrativa de la unidad opositora surge como respuesta a una profunda crisis económica, producto de un modelo económico social comunitario productivo que muestra signos de agotamiento, y a una gestión gubernamental empañada por la corrupción, el nepotismo y la alarmante vinculación con actividades ilícitas como el narcotráfico, la minería ilegal de oro y el tráfico de tierras. Este análisis examina la trayectoria de la unidad opositora, desde su concepción como una posibilidad hasta su configuración actual como un deseo en construcción, destacando sus fortalezas, debilidades y los pilares programáticos que buscan consolidarla como una alternativa viable para el futuro de Bolivia.

La unidad fragmentada: Un intento fallido y un nuevo comienzo. La génesis de la unidad opositora se materializó con la conformación del Bloque de Unidad en diciembre del año anterior, congregando a figuras políticas de peso como los expresidentes Carlos Mesa y Jorge Quiroga, el ex candidato presidencial Samuel Doria Medina y un representante del gobernador suspendido Luis Fernando Camacho. Sin embargo, esta tentativa inicial se vio erosionada por el posterior abandono de Quiroga y Mesa, quienes desestimaron el compromiso de seleccionar un candidato único a través de una encuesta.

Este revés no significó el fin de la búsqueda de unidad. El bloque, ahora denominado Alianza Unidad y sin la presencia de los exmandatarios, logró inscribirse para las elecciones nacionales. Si bien algunos interpretaron las deserciones como un fracaso de la unidad, atribuyéndolas a la priorización de protagonismos individuales sobre la convicción colectiva, la realidad es que la Alianza Unidad ha trascendido los liderazgos iniciales. Se encuentra en un proceso de expansión, incorporando activamente a otras organizaciones políticas, colectivos ciudadanos, organizaciones indígenas y grupos vecinales, evidenciando una unidad que comienza a arraigarse en el tejido social.

La unidad posible versus la unidad deseada: Un horizonte en construcción. Es fundamental distinguir entre la unidad posible, aquella que se ha logrado articular en las circunstancias políticas actuales, y la unidad deseada, que aspira a una convergencia más amplia y profunda de todos los sectores con una visión compartida para el país. La Alianza Unidad representa la primera, una construcción pragmática que reconoce las limitaciones impuestas por las dinámicas políticas y las aspiraciones individuales. Estas últimas, si bien legítimas, a veces dificultan la alineación con la urgencia colectiva de superar la crisis nacional.

No obstante, las fortalezas de esta unidad naciente superan sus debilidades. La diversidad política que la caracteriza constituye un activo invaluable, enriqueciendo la propuesta con una pluralidad de pensamientos y perspectivas que reflejan la complejidad de la sociedad boliviana. Esta convergencia de voces se erige como la garantía más sólida para alcanzar el triunfo electoral.

Pilares programáticos para una unidad sólida. La unidad que impulsa la “Alianza Unidad”, liderada por la visión de Samuel Doria Medina a través de las cinco soluciones propuestas para frenar la crisis económica, debe cimentarse en tres pilares fundamentales que convienen ser explícitamente priorizados en el programa de gobierno para construir una nueva visión de país:

1. La democracia: Recuperación y fortalecimiento institucional. La restauración y el fortalecimiento de las instituciones democráticas del Estado boliviano deben constituir el eje central de la propuesta política. Esto implica la defensa irrestricta de la independencia de los órganos del Estado, la garantía de los derechos democráticos, el ejercicio pleno de los derechos políticos, la libertad de opinión y el derecho a disentir. Es crucial recordar las luchas históricas del pueblo boliviano, el significado del 21F y las movilizaciones ciudadanas que marcaron un punto de inflexión contra el autoritarismo.

2. El respeto y la garantía de los derechos humanos. Una democracia plena solo se concibe con el respeto irrestricto y la garantía efectiva de los derechos humanos para todos los bolivianos, incluyendo los derechos de los pueblos indígenas originarios, las mujeres y los niños. La defensa de la dignidad humana y los derechos fundamentales debe ser un principio inalienable que guíe la acción política de la Alianza Unidad.

3. El medioambiente: un pilar estratégico. La protección del medio ambiente debe erigirse como un pilar estratégico del programa de gobierno. Es imperativo detener la alarmante quema de bosques para la ampliación de la frontera agrícola y la contaminación de ríos, especialmente aquella causada por la minería ilegal que utiliza mercurio y pone en riesgo la salud de las comunidades indígenas. La sensibilidad ecológica demostrada históricamente por el pueblo boliviano, como en las marchas del TIPNIS, exige una respuesta contundente a la devastadora realidad de los incendios forestales y la deforestación, que sitúan a Bolivia en una posición vergonzosa a nivel global en términos de contribución al calentamiento global por estas causas.

Unidad y determinación contra el masismo: La meta en las urnas. La comprensión de la unidad política como herramienta para enfrentar al masismo debe trascender la mera posibilidad y enfocarse en la consecución de la unidad deseada, cuyo punto de inflexión se materializará en las urnas. La campaña electoral venidera exige una movilización ciudadana masiva, impulsada por un entusiasmo contagioso y una creatividad que resalte la claridad de que el principal adversario político es el MASISMO, en cualquiera de sus formas. La tarea fundamental es derrotarlo electoralmente, construyendo junto al pueblo boliviano esa unidad anhelada que permita forjar un futuro de progreso y esperanza para Bolivia.

La trayectoria de la unidad opositora en Bolivia ha sido sinuosa, marcada por intentos fallidos y un resurgimiento esperanzador en la forma de la Alianza Unidad. Si bien persisten debilidades inherentes a la diversidad de aspiraciones políticas, las fortalezas de una unidad que se expande y se arraiga en la sociedad civil son significativas. La clave para consolidar esta unidad reside en la explicitación y priorización de pilares programáticos fundamentales como la democracia, los derechos humanos y la protección del medio ambiente. El objetivo final es traducir la unidad posible en la unidad deseada a través de una movilización electoral contundente que permita al pueblo boliviano vislumbrar un futuro libre de la crisis actual y marcado por la esperanza.





BRÚJULA-colnatur diciembre-2024 copia
BRÚJULA-colnatur diciembre-2024 copia
Alicorp-CosasRSE25-300x300
Alicorp-CosasRSE25-300x300