"Si hubiera una competencia de manipuladores ignorantes, el Tata Quispe, su concejala Lourdes Chambilla y el concejal Pierre Chaín se llevarían el trofeo", dice la concejala Yelka Maric.
Brújula Digital|14|03|25|
Yelka Maric
Vivimos rodeados de marchas, protestas y discursos políticos que muchas veces no buscan resolver problemas reales, sino manipular a la gente para obtener beneficios personales. En este juego de poder hay dos tipos de manipuladores: los que saben exactamente lo que hacen y distorsionan la información a su favor, y los que no tienen idea de nada, pero igual se lanzan a liderar protestas sin medir las consecuencias. Ambos juegan con la esperanza y la indignación de la gente, generando caos y desinformación.
Los manipuladores estratégicos son los más peligrosos porque conocen a la perfección cómo funciona el sistema. Manejan leyes, presupuestos, contratos y procedimientos, pero en lugar de usarlos para resolver problemas, los retuercen para acomodarlos a su conveniencia. Son los que denuncian "corrupción" en contratos estatales sin mencionar que esos acuerdos estaban dentro de la norma porque seguramente no les llegó su “coimisión” o tajada, o los que denuncian cualquier cosa sin pruebas concretas para deslegitimizar a sus adversarios, o los que prometen proyectos grandiosos sin tener estudios técnicos ni financiamiento real. No les interesa solucionar nada, solo quieren ganar poder y protagonismo aprovechando la indignación ciudadana.
Pero si los estratégicos son peligrosos, los manipuladores ignorantes son desesperantes. Son esos oportunistas que se autoproclaman líderes sin siquiera entender lo que están reclamando. No tienen ni la más mínima idea de lo que implica lo que piden, pero igual organizan bloqueos, huelgas y asambleas sin ningún plan ni propuesta concreta. Su único objetivo es la figuración, aparecer en los medios y sacar provecho personal. Son tan ignorantes que realmente creen en las tonterías que dicen, y lo peor es que convencen a otros de creerlas también.
Estos personajes repiten eslóganes vacíos, defienden ideas sin ninguna base legal o económica y generan expectativas falsas. Se rodean de seguidores igual de ignorantes porque, al final, solo los ignorantes siguen a los ignorantes. Sus protestas suelen fracasar o terminan siendo utilizadas por los manipuladores estratégicos para sus propios fines. De hecho, los estratégicos hasta agradecen su existencia porque les ahorran trabajo, moviendo masas sin esfuerzo.
Cuando estos dos tipos de manipuladores coinciden en un mismo escenario, el resultado es catastrófico, sobre todo en un país donde la educación política es prácticamente nula. Para colmo, los medios de comunicación no hacen periodismo serio de investigación, por lo que se difunden noticias contradictorias sin que nadie se tome el trabajo de verificar cuál postura tiene sustento técnico, legal o financiero. Así, la ciudadanía queda atrapada en un torbellino de discursos sin sentido, demandas imposibles y conflictos que solo benefician a unos pocos mientras el resto paga las consecuencias. La confianza en las instituciones se destruye, las divisiones aumentan y, al final, los problemas reales nunca se resuelven. Ahora la situación es aún peor porque se aprovechan de toda esa desinformación para crear noticias falsas que son tóxicas para todos.
En el Concejo Municipal lo veo a diario. Si hubiera una competencia de manipuladores ignorantes, el Tata Quispe, su concejala Lourdes Chambilla y el concejal Pierre Chaín se llevarían el trofeo. Casi cuatro años de gestión y aún me pregunto si manejan versiones alteradas de las leyes, reglamentos y procedimientos o simplemente no los leen. Lo peor no es su falta de conocimiento, sino que cada concejal cuenta con más de 80 mil bolivianos al mes para contratar asesores capacitados, pero en vez de eso, prefieren rodearse de incondicionales que los aplauden mientras violan descaradamente nuestro Estado de derecho y ostentan su ignorancia. El exceso de “necesidad” de protagonismo político ya es inverosímil cuando arman quorum de seis concejales (cinco de la bancada del MAS más Chambilla) y votan alegremente por proyectos de ley que son todo un mamarracho en fondo y forma.
A nivel central, la historia se repite. Tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo, abundan los discursos vacíos y las promesas imposibles de cumplir. Para colmo, es su entretenimiento el mentir y encubrir su incompetencia, disfrazando su falta de conocimiento con discursos grandilocuentes y excusas ridículas. El reciente comunicado del gobierno con respecto a la disponibilidad real de dólares ha dejado en evidencia las mentiras que han contado todos estos años. Cualquier ciudadano con un mínimo de formación puede ver la trampa, pero lamentablemente muchos caen en la demagogia porque nunca se les enseñó a analizar ni cuestionar lo que les dicen.
Bolivia necesita ciudadanos despiertos, capaces de ver más allá del show político y de identificar cuándo los están manipulando. No se trata de dejar de luchar por nuestros derechos, sino de hacerlo con conocimiento, con datos reales y con propuestas viables. La información es poder, y mientras sigamos permitiendo que nos engañen, seguiremos repitiendo el mismo ciclo de corrupción e incompetencia. Es momento de exigir transparencia, pero también de educarnos para dejar de ser carne de cañón de los políticos de turno.
En tiempos de engaño, buscar información y verdad no solo es un desafío, sino un acto subversivo que desenmascara a los manipuladores de todo tipo, como diría George Orwell.
Yelka Maric es concejala de La Paz.