Brújula Digital|05|01|25|
Raúl Peñaranda U.
Solamente un cientista político con entrenamiento de periodista puede citar por igual a Borges, Fontanarrosa y Maquiavelo al despacharse 270 páginas un potente texto de ciencias políticas sobre lo mal que funcionan las repúblicas latinoamericanas.
Alberto Vergara, uno de los principales intelectuales peruanos de la actualidad, y de paso un conocedor de Bolivia, ha publicado “Repúblicas defraudadas, ¿Puede América Latina escapar de su atasco?”, un libro que no por ser profundo, desafiante y agudo deja de ser cautivador y pedagógico. Cualquier persona interesada en la marcha de la democracia en América Latina debe leer este ensayo imprescindible.
Lleno de datos precisos y actuales sobre acceso a la salud y educación, inseguridad, discriminación e índices de robustez democrática de la región, el autor pinta un paisaje por lo general mustio de la calidad de los sistemas políticos vigentes en el continente. Algo destaca, que es interesante: a todos los gobiernos les va mal, independientemente de su tendencia ideológica. Vergara identifica en la región para el año 2023 a 12 gobiernos de “izquierda” y ocho de “derecha” y todos ellos han perdido las últimas 17 elecciones organizadas en la región (el libro fue editado antes de la única excepción a la regla, la victoria de Claudia Sheinbaum en México).
Vergara, que es PhD en Ciencia Política por la Universidad de Montreal, es magister en Ciencias Políticas por la Universidad Libre de Bruselas y bachiller en Derecho por la Pontificia Universidad Católica del Perú, es autor de un libro importante para nuestro país: “La danza hostil: poderes subnacionales y Estado central en Bolivia y Perú, (1952-2012)”; también ha publicado “Ni amnésicos ni irracionales. Las elecciones (peruanas) de 2006 en perspectiva histórica”. Coeditó con Carlos Meléndez el libro “La iniciación de la política. El Perú político en perspectiva comparada”. Sus numerosos artículos de prensa (de ahí su entrenamiento de periodista) han sido compilados en el libro “Ciudadanos sin República”.
En su texto “Repúblicas defraudadas”, Vergara señala que la marca del continente son las tensiones sociales y políticas, el incremento en las protestas y el desencanto creciente hacia la democracia liberal. Su análisis aborda cómo el ideal republicano, concebido por él como una mezcla entre autogobierno y gobernanza comunitaria, ha sido constantemente desvirtuado por estructuras que perpetúan la desigualdad y obstaculizan las reformas que podrían hacer la sociedad más armónica y justa.
El ideal de Vergara como sociedad es aquella que se desarrolla en el marco de un Estado de derecho, con libertades aseguradas para todos, incluidas las económicas, y con una ciudadanía alerta y autónoma capaz de reformar sus estructuras periódicamente. Eso que parece un modelo liberal, Vergara lo llama “republicano”, porque asocia el liberalismo con un individualismo que él repudia.
A lo socialdemócrata, Vergara apuesta por el progreso social gradual e incremental, que permita construir una sociedad más inclusiva y orientada al bien común. Al reconocer los fracasos del liberalismo y de modelos económicos como el pregonado por el Consenso de Washington, para no hablar de los fiascos de las dictaduras de izquierda del continente, aboga por no abandonar el “ideal republicano” y seguir trabajando para mejorar las instituciones.
Estructura ingeniosa
El libro está concebido con una estructura ingeniosa. Para hablar de los derechos de las personas, las explicaciones nos llevan de la mano por la realidad de dos personajes de ficción: Cleo, la empleada de la familia de clase media retratada en la película mexicana “Roma”, e interpretada por Yalitza Aparicio, y Alicia (Norma Aleandro), la mujer que descubre cómo había sido realmente adoptada su hija en el filme argentino “La historia oficial”.
Así, describiendo los desafíos y características de ambas personajes, Vergara nos habla de los derechos de las personas, de cómo podemos realmente establecer qué es la “libertad” y de la influencia que tienen las costumbres en el destino de las personas, o el nacer en un determinado sector social. El libro está lleno de datos interesantes sobre movilidad social, guetos urbanos, desconfianza entre grupos sociales, el peso del racismo, etc.
Posteriormente el autor hace un análisis detallado de otros aspectos de la marcha de las sociedades latinoamericanas con los capítulos “La República-en-tanto-sociedad” y “La República-en-tanto-gobierno”.
La igualdad como pilar republicano
El autor retoma las ideas de pensadores como Alexis de Tocqueville y Nicolás Maquiavelo para destacar que la igualdad es un principio fundamental para el éxito de una República. Según su argumento, donde la igualdad prevalece, las bases de la República se fortalecen, pero donde reina la desigualdad, el resultado es la exclusión y la concentración del poder. Este contraste resulta clave para entender las dificultades que han enfrentado los países latinoamericanos en su intento por consolidar sistemas republicanos sólidos.
El libro de Vergara no se queda en el presente, sino que explora las raíces históricas del republicanismo en América Latina. Desde su independencia, todos los países de la región adoptaron la república como sistema, inspirados por ideales de libertad e igualdad. Un apunte inesperado, por lo menos para mí, es la observación de que la creación de las repúblicas no era el único camino que tenían los nuevos Estados que se independizaban de España a principios del siglo XIX. Ahora damos por sentado que eso debía ser así, pero el autor nos hace notar que en Europa en ese momento no había un solo país gobernado democráticamente. Y luego otro: en Honduras, Uruguay, Colombia o Chile se realizaban elecciones libres y habían partidos políticos organizados antes de que Alemania o Italia existieran.
Sin embargo, la realidad mostró que las estructuras heredadas de las élites terratenientes y los pactos entre clases políticas mantuvieron a amplios sectores de la población al margen del poder, consolidando sistemas que priorizaron la desigualdad.
Vergara explica cómo estas dinámicas históricas impactaron negativamente a los campesinos/indígenas y otros grupos desfavorecidos, cuyos derechos y condiciones de vida se deterioraron con la instauración de los nuevos sistemas republicanos. Este análisis es un recordatorio de que las promesas de libertad e igualdad rara vez se han cumplido de manera plena en la región.
En su diagnóstico del panorama actual, Vergara señala que los gobiernos de América Latina han fallado en garantizar los valores republicanos. La desigualdad, lejos de ser un accidente, opera como una estructura sistemática que beneficia a unos pocos mientras excluye a la mayoría. Este desbalance ha llevado a un descontento generalizado, donde los ciudadanos, frustrados por su falta de influencia en el sistema, recurren a líderes anti-establishment como un acto de rechazo hacia las clases políticas tradicionales.
Vergara también advierte sobre la fragilidad de la democracia en la región. Cita estadísticas preocupantes, como la disminución del apoyo ciudadano a la democracia, que pasó del 63% en 2019 al 49% en 2020, según Latinobarómetro. A esta tendencia se suma el fortalecimiento del poder ejecutivo sobre las instituciones legislativas, lo que genera desequilibrios peligrosos.
El caso de El Salvador ilustra este fenómeno. A pesar de la ausencia de derechos básicos para muchos ciudadanos, el presidente Nayib Bukele goza de niveles de aprobación masivos, lo que evidencia cómo los ciudadanos, en ocasiones, pueden ser cómplices involuntarios en la erosión de las bases democráticas.
La riqueza de los ejemplos concretos
Una de las mayores virtudes de "Repúblicas defraudadas" es su capacidad para ilustrar conceptos teóricos con ejemplos concretos y actuales. Vergara recurre a casos específicos de diferentes países para mostrar cómo las desigualdades sociales, la corrupción y la desconexión entre gobernantes y gobernados han debilitado la legitimidad de las instituciones democráticas. Desde el fracaso de reformas políticas hasta la captura de recursos públicos por intereses privados, el autor construye un cuadro inquietante pero necesario para comprender la realidad latinoamericana.
El lector se encuentra con análisis que trascienden los lugares comunes y las lecturas superficiales. Por ejemplo, Vergara señala cómo las dinámicas del poder en América Latina han estado marcadas por una paradoja: mientras la democracia avanza en términos formales, se estanca o incluso retrocede en su capacidad para garantizar derechos y oportunidades reales a todos los ciudadanos. Este contraste entre la fachada democrática y su práctica efectiva es uno de los puntos centrales del libro.
Un libro tan perspicaz y sólido tenía que generar interés en amplios círculos académicos. Nada menos que James Robinson, uno de los receptores del Premio Nobel 2024 describe la obra como “una meditación profunda sobre el fracaso latinoamericano en su tarea de cumplir con la aspiración de construir repúblicas genuinas. Una lectura esencial para quien esté interesado en comprender el malestar político contemporáneo en América Latina”. La es.
Raúl Peñaranda es periodista.