APG
Brújula Digital|13|11|24|
Javier Torres Goitia
Un bloqueo de carreteras para evitar ser acusado de estupro, cometido a la vista y paciencia de padres, hermanos, parientes, amigos y comunidad. Luego se suma el motivo de querer ser candidato, cuando quien impide su candidatura es el mismo sistema judicial que él creó y que controlan sus allegados. Con el tiempo, el bloqueo se convierte en instrumento para liberar a delincuentes que destrozaron carreteras, mataron policías, agredieron a militares y asaltaron un cuartel. Al final, sin pena ni gloria, Evo Morales levantó el bloqueo: aparentemente nadie le hace caso.
Por otro lado, el gobierno presidido por el Luis Arce no cuenta con un solo dólar en las arcas para comprar gasolina o diésel, elementos indispensables para que funcione la economía. La situación parecía una ironía: Morales bloqueaba a quienes no tienen combustible para circular. En cualquier caso, ya es suficiente de este circo; es fundamental, como sociedad, dejar de seguirles el juego.
Tenemos problemas generados por el MAS, tanto de Arce como de Morales, que son lo suficientemente serios como para exigir un análisis profundo, seriedad y, además, una solución urgente.
Sabemos que debemos reconstruir una institucionalidad que permita actuar en libertad, en un ambiente democrático donde podamos exponer nuestras opiniones, debatir y llegar a consensos mínimos. Esto es indispensable para construir las bases de una República sólida, una nación con ciudadanía plena, con derechos y obligaciones.
Nuestro sistema educativo es deficiente y no garantiza un mejor futuro para nuestros hijos y nietos, quienes hoy enfrentan un presente catastrófico. Necesitamos una educación básica, media y universitaria que incorpore conocimientos modernos y universales, tecnología de punta y técnicas prácticas productivas. Así, Bolivia podrá contar con mentes jóvenes que transformen el desastre dejado por el MAS.
En cuanto a la salud, es urgente retomar y valorar a los profesionales y técnicos bolivianos que en el pasado lograron grandes hitos en el país. Es necesario cambiar la visión sectaria y racista de la actual dictadura por una visión integral que abarque los diferentes niveles de atención, y organizar alianzas público-privadas en el ámbito local, priorizando las condiciones y necesidades de la comunidad por encima de intereses políticos, raciales y económicos.
Debe existir un sistema de salud robusto, con un primer nivel de atención solvente, ágil y priorizado, que resuelva más del 70% de los problemas básicos de salud y establezca mecanismos para derivar a los pacientes a niveles de mayor complejidad, con los servicios y equipos adecuados. Esto requiere establecer con urgencia mecanismos de participación comunitaria democrática, no prebendal, que construyan la base del sistema con derechos y obligaciones claramente definidos para todos.
La responsabilidad de la producción debe recaer en quienes saben producir, exigiéndoles altos niveles de rendimiento, apoyados por mecanismos de seguimiento y soporte continuo.
Es crucial establecer un Poder Judicial independiente, reemplazando la estructura que el MAS ha construido desde 2003. La justicia debe ser un verdadero referente para los ciudadanos, y no, como ahora, motivo de terror y desconfianza.
Bolivia necesita una política exterior basada en valores democráticos universales, dejando de lado alianzas con dictadores como Maduro, Ortega, Putin, Kim Jong-Un y grupos radicales. Históricamente, Bolivia ha repudiado a las dictaduras locales e internacionales; sin embargo, el MAS ha convertido al país en todo lo contrario, tanto a nivel nacional como en el ámbito internacional.
Para lograr esto, debemos exigir un padrón electoral nuevo y una candidatura única sin vínculos con el MAS.
Javier Torres Goitia fue ministro de Salud.
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