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Política | 03/11/2024   12:33

|OPINIÓN|No es una pelea de barrio|Franklin Pareja|

El presidente Luis Arce y el expresidente Evo Morales. Foto: APG

Brújula Digital|03|11|24|

Franklin Pareja

21 días de bloqueo, paradójicamente no es la infame “derecha” la que bloquea al gobierno de “los pobres y humildes”. El país está literalmente secuestrado y paralizado, y para agravar el teatro de los ineptos esta vez no pueden introducir a Luis Fernando Camacho en la ecuación del desastre porque lo tienen raptado en Chonchocoro, o a los opositores que a ciencia cierta no se sabe si realmente existen (la elección del fiscal general dejó muchas dudas). Así que al gobierno le toca enfrentar, pero esta vez el bloqueador de marras es su jefazo, que cínicamente sus exaduladores, hoy autocalificados como renovadores, se indignan por su inconducta. Desde la Casa del Pueblo (convertida en motel según algunos parroquianos), repudian al Doctor en Ciencias del Bloqueo.

A ver, el campeón del desastre se hizo a sí mismo bloqueando, así llegó al palacio, y cuando llegó dijo algo que no tuvo nada de abstracto, fue una declaración de intenciones totalmente explícita: “No estamos de paso por el Palacio, no estamos visitando el Palacio, hemos llegado al Palacio para toda la vida”.

Y claro, algunos pensaban que estaba delirando, pero en realidad hablaba en serio, impulsado por un entorno siniestro de parásitos y oportunistas que siempre se aprovecharon de los pobres, se llenaron la boca enalteciendo a los indígenas aparentando interesarse por sus problemas. Ahora el bloqueador se siente traicionado, porque casi todos los que estuvieron y están encumbrados le deben todo a él, la mayor parte son sujetos mediocres sin ninguna luz, pero en el pasado le celebraban sus vilezas sin hacer el más mínimo intento de contrariarle, porque mansos y obedientes obtuvieron riquezas y poder a cambio de un silencio repugnante. 

¡Oh milagro!, ahora descubrieron que el bloqueador es un ser infame, pederasta, cruel y un sinfín de epítetos que utilizan en su contra, cuando era evidente que hasta hace poco se sentían muy a gusto cerca de él, que sus monstruosidades le eran toleradas, permitidas y fomentadas con tal de que la lluvia de dádivas y placeres nunca acabe. Siendo así las cosas, tiene sentido que el profanador de cunas se sienta traicionado, es evidente que fue una máquina incontenible de conceder beneficios sin exigir méritos, más que ser buenos amarraguatos y silenciosos cómplices. No recuerdo nunca haber escuchado de algún “hermano de la revolución” (si la memoria no me falla), manifestar repudio e indignación por las conductas del Jefazo.   

Pero vamos al corazón del problema, el país está paralizado por tres semanas, las perspectivas del desenlace no pueden ser halagüeñas, de hecho, es frustrante pensar que la aparente solución va en la dirección de la inevitable violencia. La población ha pasado de la preocupación a la desesperación, lo cual inevitablemente nos podría conducir a la convulsión social. El coro de voces que pide la intervención del gobierno mediante los recursos que la Constitución le faculta (fuerza), retumba con fuerza, ¿a qué esperar, entonces?

La primera opción siempre es negociar, pero en las actuales condiciones ¿que se podría negociar?; ¿una tregua con el fuste criminal de los bloqueadores?; ¿impunidad, blanqueando los supuestos delitos del investigado?; o ¿una fuga consentida? No hay margen de negociación, han pulverizado esa etapa, aunque de forma subyacente todo es posible.

Si se va por la vía dura, la situación no es fácil, el MAS se está cocinando en su aceite, recordemos que la Policía y Fuerzas Armadas han sido manoseadas de la peor manera durante casi dos décadas. En todas las revueltas de momentos de crisis política, la intervención de policías y militares terminaron con oficiales presos y sentenciados. Ahora que los necesitan más que nunca, claramente no están dispuestos a intervenir si luego terminan criminalizados y tras las rejas, peor para defender un gobierno inviable. Consecuentemente, el gobierno no tiene poder coercitivo, por lo menos no el suficiente como para desbloquear las carreteras, y los bloqueadores lo saben. 

El bloqueo es una metodología que forma parte del repertorio de las luchas sociales en Bolivia, es una práctica que conlleva violencia extrema en algunos casos, dependiendo el grado de letalidad que tengan los diferentes actores, no es lo mismo un bloqueo de maestros que un bloqueo de cocaleros, los unos funcionan a la usanza convencional, los otros están armados, financiados y muy bien organizados, son un sector cuasi militar, su hostilidad es explícita, son muy poderosos, nadie se atrevió a amenazar y conminar al gobierno de la forma que lo hacen los dirigentes del trópico de Cochabamba, sus tropelías y excesos no solo son un despropósito, sino flagrantes delitos que el Ministerio Público ya debió iniciar acciones de oficio. 

En este dramático contexto, ¿será realmente que quieren detener al líder del bloqueo? Pienso (en plan de hipótesis) que si resulta detenido, se podría producir una suerte de algarabía popular circunstancial, pero para las autoridades, detenido sería mucho más peligroso que estando libre y poniendo el país de cabeza no solo por la escalada de violencia que inevitablemente se produciría, sino porque si se ve acorralado y ya no tiene nada que perder, se cargará consigo a muchos detractores por la cantidad de cosas que debe conocer. Recordemos que ministros, “policías y militares patriotas” le informan. O sea, si cae él, caen muchos. 

Pero el dolor popular va por otro lado, esta coyuntura ha creado una gigantesca cortina de humo cada vez menos efectiva, la falta de combustibles, inflación, pérdida del poder adquisitivo de nuestra moneda y muchas otras cosas, en realidad se ven agravadas por los bloqueos, pero no son la causa. El problema es que caímos en la insolvencia, las divisas se esfumaron y las reservas se agotaron. La crisis múltiple empezó hace más de un lustro, ahora estamos viendo las consecuencias de la gran estafa, si mañana se acaban los bloqueos y repentinamente se aprueban todos los créditos que el gobierno solicita, nada cambiará, porque el problema es sistémico, de tal manera que recién estamos ingresando en la peor etapa. Lamentablemente, no hay forma de que los causantes del problema sean capaces de resolver su propio desbarajuste, porque además, parten del diagnóstico equivocado, se resisten a reconocer que el origen de la crisis económica es el fallido modelo económico.  

Ahora bien, ¿por qué se debe desbloquear sí o sí? Pues esta ya no es una pelea de barrio, el factor estructural del problema es que el crimen organizado hace mucho tiempo ha desembarcado en el país y realiza sus operaciones en colusión con las esferas del poder, el bloqueo que vivimos nos está mostrando que el crimen organizado le está venciendo al Estado, ese es el trasfondo terrorífico de esto, las zonas de tolerancia para las operaciones del crimen se están naturalizando como sucede en México, Colombia, Ecuador y ni que decir Venezuela y Cuba, hoy por hoy, centros de operaciones. 

Por eso, esta lucha es contra el crimen organizado transnacional, o de donde creen que tienen armas, dinero y ferocidad sin límites. Desbloquear ya no es una lucha únicamente contra un pederasta, es contra una estructura transnacional en extremo peligrosa y poderosa, lamentablemente estamos perdiendo mucho más que nuestra economía, podríamos estar en puertas de la extinción de la seguridad y paz social, no es una pelea de barrio, es una guerra que no podemos permitirnos perder o estaremos liquidados.

Franklin Pareja es cientista político.





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