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Política | 26/07/2024

|OPINIÓN|¿Es Chile responsable de los problemas del diésel?|Loreto Correa|

Puerto de Arica

Brújula Digital|26|07|24|

Loreto Correa

Llama la atención que, en los últimos días, varios medios de comunicación bolivianos hayan cuestionado a los puertos chilenos y en particular al de Arica por la falta de diésel en Bolivia. Y llama la atención, porque Bolivia ha de saber que ningún barco puede atracar si es que hay marejadas en las costas por el grave riesgo de encallar y derramar crudo. También debería hacerse público que la responsabilidad de atraque y de control de las naves corresponde a la Gobernación Marítima chilena y también, que es necesario difundir que Yacimientos Petrolíferos Bolivianos tiene la responsabilidad de velar por el mantenimiento del oleoducto Sica Sica, así como por los recambios de equipamiento en el área marítima para el desembarque de crudo. Caso contrario, efectivamente los barcos estarán a la gira por días. Por tanto, no es que el puerto desee “no soltarles el diésel” como se ha dicho.

Luciano Montellano, vicepresidente de YPFB, explicaba en abril de 2023, tras la renovación del acuerdo de funcionamiento del oleoducto por tercera vez y por otros 20 años más que: “Esta renovación permite que los buques que transportan combustibles puedan conectarse a la terminal de Arica para la descarga de diésel, insumos y aditivos, que ingresan a Bolivia por medio de cisternas”. Así las cosas hasta este julio de 2024, cuando en el panorama del diésel, hay algo nuevo. La presencia de buques transportando diésel desde Rusia para Bolivia en el puerto de Arica, es la mejor señal del declive del modelo económico boliviano. Angustiados por la falta de dólares y la ausencia de crecimiento, Bolivia acude y es oída, hay que decirlo, a los réditos de la política exterior de una de las superpotencias: Rusia.

Parece increíble, para quienes conocemos el potencial y las riquezas de Bolivia, que hoy en día sea justamente un país productor histórico de hidrocarburos el que hoy busque en otro continente y a miles de kilómetros de distancia combustibles que además contribuyen a la generación de gases con efecto invernadero. Ello, sin contar, que es una vergüenza que Bolivia acuda a un país como Rusia, causante de millares de muertos en una guerra absurda en Ucrania, a pedir crudo. Pero bueno, así están las cosas.

Sin embargo, más allá del alineamiento geopolítico de Bolivia, ¿qué explica esta situación? La alianza con Rusia, sabemos todos, viene del período de Evo Morales. No es que hoy la presidencia de Luis Arce salga a pedir diésel de la nada. Es con Rusia y con Irán que el Estado Plurinacional, ese que se inventó con el MAS, sale a pedir colaboración porque no tiene cómo adquirir combustibles a un precio razonable a pagar en occidente. ¿Cómo es que Bolivia paga a Rusia los miles de barriles que están llegando por el Pacífico? Quien sabe cómo, porque con dólares no es.

Pero volvamos al puerto. Para que Bolivia pueda desembarcar el crudo –y cualquier clase de mercancías–, cuestión particular y medioambientalmente muy sensible en las costas, hoy deben concurrir varias cosas. La primera es que no haya marejadas, la segunda, que exista el mantenimiento del equipamiento en el ducto y en las instalaciones que se ubican en la ciudad de Arica, gestionar los riesgos, pedir los permisos si es que procede a las mejoras y no endilgarles las responsabilidades a terceros. El Estado de Chile no solo tiene que viabilizar el Tratado de 1904 para Bolivia para el libre tránsito, sino que debe velar porque las costas y caminos chilenos sean seguros para todos los habitantes del país. En ese marco, es importante que el gobierno de Bolivia comprenda proactivamente que toda acción que contribuya a la coordinación político, comercial, logístico, aduanero y empresarial solo va en beneficio del pueblo boliviano, sus operadores y particularmente los transportistas encargados de ello.

Por eso es importante que Bolivia entienda que el mundo cambió y que el aumento del nivel del mar, por efecto del cambio climático es una realidad. Esto que se ve también en la Hidrovía, está presente recurrentemente en las costas del Pacífico chileno y peruano, por donde ingresa y sale la mayor parte del comercio boliviano.

Entonces, la novedad es que no solo la escasez de dólares complica al comercio exterior solamente. También es que las condiciones portuarias tenderán al cambio en las costas tal y como todos las conocíamos. Hoy, se requiere inversión en temas sensibles, coordinaciones en materia de seguridad, no solo en los puertos, sino también en las fronteras. Solo la colaboración y sincronía práctica entre Estados contribuirán a hacer llevadero el comercio exterior, al menos en lo que al Pacífico se refiere.

Loreto Correa es historiadora chilena






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