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Política | 12/06/2024   05:15

|OPINIÓN|El peligro de la ausente narrativa opositora|José Luis Contreras|

Rick Barrett/Ambitious Studio
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Brújula Digital|13|06|24|

José Luis Contreras 

Existe un vacío comunicacional que el Gobierno aprovecha, y nosotros se lo permitimos.

Por un lado, están los medios de comunicación progobierno que nos aseguran que todo está bien, que no puede haber crisis porque ya estamos industrializados, etc. Por ejemplo, el 26 de mayo, Hugo Moldiz en “Diálogos en Panamericana” y Sdenka Saavedra Alfaro en “La Razón” nos advirtieron sobre un siniestro plan de “injerencia del imperialismo y el sionismo” junto con la “embajada” y la derecha, para acabar con la utopía socialista del Modelo Económico Social Comunitario Productivo y Participativo, o como se llame, asumiendo que esa “derecha” es eficiente.

Por otro lado, el resto del espacio mediático es tierra de nadie, donde se ventila lo que nos preocupa día a día, que es tan aleatorio como fantástico: el precio de los tomates explicado por un viceministro, el líder de la COB preguntando dónde están los dólares para luego contestarse él mismo (los tienen los empresarios), las sorprendentes habilidades financieras de la Gestora para conseguir tasas de retorno extraordinarias en dólares, y, por supuesto, el irrelevante conteo regresivo de cinco semanas para que el vocero presidencial (al fin) renuncie. Y eso sin contar las artimañas para que no sesione el Congreso, la falta de diésel, etc.

Navegamos en estas aguas, habiendo cedido el control de la narrativa al Gobierno. Porque aparte de eslóganes de cambio y medidas enunciativas carentes de fondo o detalle, la oposición, en vez de ganar espacios, los cede con anuncios y posiciones que provienen de su burbuja de subjetividad, centrados en ellos mismos y en su ensimismamiento.

Para José Ortega y Gasset, “no hay auténtico pensamiento si este no va debidamente referido a la acción”. Los diluidos y desordenados mensajes de la oposición solo provocan inacción.

Néstor Kirchner sabía que para gobernar era imprescindible aguzar los sentidos. Es decir, si la ciudadanía está constantemente preocupada, no importa si los temas son fundados o no, deja espacios para que el poder se inmiscuya por defecto y potabilice su agenda.

Esa es la estrategia del actual Gobierno, que, por el momento, es incontestable.

Para recuperar la iniciativa comunicacional, la oposición, en cualquiera de sus versiones, necesita articular su visión del día después: ¿cuál sería la punta de lanza de un eventual programa de gobierno?

Mensajes como los de Javier Milei (“la casta”), Donald Trump (“MAGA”) o Giorgia Meloni (antieuropeísmo, valores tradicionales, pro-Italia) han demostrado ser efectivos por su simpleza, su transversalidad entre grupos etarios y su alto contenido emocional, que contrastan con lo que se escucha de la oposición: se rifaron el gas y los dólares, hay que reducir el déficit fiscal, reformar la justicia, promover inversión privada, etc., propuestas que, además de no brindar ninguna claridad sobre su ejecución, en ausencia de indicios de la praxis misma, aburren.

Si en la oposición no quieren mostrar sus cartas por miedo a ser los primeros y/o porque “no es el momento”, que demuestren al menos que existen, dada la posibilidad de que el periodo presidencial actual se acorte como pide un sector menor de la oposición. Este acortamiento podría verse catalizado por el enfrentamiento entre el Ejecutivo, Legislativo y Judicial a causa de la sesión del Congreso en la que se destituyó a los autoprorrogados, que, según Amalia Pando (Cabildeo del 8 de junio), traerá confrontación y MÁS autoritarismo.

Ortega y Gasset, con un enfoque primordialmente psicológico y sociológico, dice: quien no piensa y actúa es el hombre masa, aquel que “vive en perpetuo miedo del mundo”, atento solo a lo que pasa fuera de la pequeña esfera que controla y que vive siempre alterado.

Hannah Arendt, quien efectuó un minucioso análisis de Adolf Eichmann, centró su análisis en la dimensión política del hombre masa y lo calificó como un ser sin mundo, incapaz de actuar políticamente y sin definir su identidad, como animales sueltos que son caldo de cultivo para el autoritarismo.

Mientras la oposición no tome las riendas de la narrativa y se conecte con las preocupaciones reales de la gente con un mensaje claro y de acción, el Gobierno seguirá consolidando su posición en medio de la indefinición de los poderes del Estado y de las leyes, haciendo uso arbitrario del poder duro.

Cuando ciertos animales deambulan por la naturaleza sin norte o relevancia, son presas fáciles de las bestias salvajes y de las aves carroñeras que están más atentas.

José Luis Contreras es economista.





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