Según algunos votantes, los electores masistas son irracionales y los que están en el bando contrario, racionales. Irracionales porque es inexplicable que sigan apoyando a un partido que encabezó la peor gestión de gobierno de la historia de Bolivia.
Hagamos dos ejercicios de lógica para analizar cuál de los bandos es irracional.
Ejercicio uno: Los electores que decidieron, hasta el momento, votar el próximo 3 de mayo por “Comunidad Ciudadana (CC)”, “Juntos” y “Creemos” tienen como objetivo final evitar el retorno del Movimiento Al Socialismo (MAS) al gobierno central. Entonces, ¿por qué tienden a dispersar su voto y poner en riesgo su objetivo principal?
Ejercicio dos: Estos votantes, que de acuerdo a las últimas encuestas suman mayoría, saben que tienen un solo camino para derrotar al MAS: juntar sus votos en torno a un solo candidato o candidata. Entonces, ¿por qué no proceden de ese modo y logran su meta?
Al menos hasta ahora, los que se auto-identifican (candidatos y electores) como racionales no aplican la máxima de René Descartes: “cogito ergo sum (pienso, luego existo)”. Presumo que trocaron ese aforismo por otro: “siento, luego existo”. Entonces, ¿por qué critican a los electores masistas si al igual que ellos se dejan gobernar por sus emociones antes que por sus razones?
Para explicarme mejor, voy a parafrasear en sentido contrario una oración de esperanza muy repetida en el periodismo deportivo cada vez que la Selección boliviana de fútbol está a punto de ser eliminada: “matemáticamente es imposible que los tres ganen al MAS”. Entonces, si saben que van a perder, ¿por qué insisten en seguir el camino que los llevará al abismo?
El político es tradicional no por edad ni por antigüedad, sino por la forma de concebir la política y entender la relación de ésta con la ciencia.
Sin embargo, la irracionalidad acompaña hasta a los más ilustrados. Otra prueba. Una buena parte del electorado teme que el MAS controle la Asamblea Legislativa como resultado de las elecciones nacionales y desde ese poder haga la vida imposible al próximo gobierno.
¿Cuál es la función de Diputados y Senadores? Legislar, fiscalizar al Ejecutivo, nombrar algunas autoridades y juzgar a otras para evitar que el poder se acumule en Palacio. Entonces, ¿acaso no es conveniente para la democracia que el Poder Legislativo esté controlado por un partido que no sea el mismo que gobierna? ¿Acaso no es peligroso que un solo partido controle los poderes Ejecutivo y Legislativo?
En los últimos 13 años y nueve meses, un solo partido administró todos los poderes y la democracia estuvo a punto de periclitar. El país experimentó que un solo partido con dos tercios es una vía casi segura al autoritarismo. ¿Pruebas? En la gestión del masismo:
1) No hubo fiscalización, a tal extremo que los malos ministros salían de las interpelaciones aplaudidos.
2) No hubo legislación, a tal punto que las leyes fueron redactadas en el Ejecutivo para que los “levantamos” las aprueben y reciban un sueldo de 3.000 dólares cada mes.
3) No hubo fiscalización, sino investigaciones para encubrir los delitos de los militantes del partido.
4) No hubo nombramientos, sino repartija de pegas a los acólitos del partido en cargos esenciales para la democracia.
Si la democracia es un “gobierno por discusión”, ¿por qué no tener una Asamblea donde la deliberación sea el método más sano de legislación y fiscalización? El deber ser de la democracia no puede ser secuestrado otra vez por el ser autoritario de los caudillos, políticos y electores que quieren anular al otro.
¿Acaso la prueba más segura para juzgar si un país es verdaderamente libre no es el quantum de seguridad del que gozan las minorías?, preguntaría lord Acton, autor del aforismo: El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente.
¿Acaso en las democracias, la oposición no es un órgano de la soberanía popular tan vital como el gobierno y que suprimirlo significaría suprimir la soberanía del pueblo?, interrogaría Guglielmo Ferrero.
En medio de todo, quiero que haya un gobierno diferente al MAS por dos razones: 1) La democracia necesita alternancia para que haya transparencia; y 2) sería irracional que un minoría gobierne a la mayoría que no quiere más al MAS. En consecuencia, votaré como Yerko (una persona a quien recién conocí): por el frente alternativo al masismo mejor posicionado en las encuestas.
Andrés Gómez Vela es periodista.