Comienza el 2025 y aumenta la expectativa mundial por lo que debería que ocurrir en Venezuela el 10 de enero. El 2024 ha sido considerado como un año épico para los venezolanos por la paliza electoral que recibió el chavismo —37 puntos porcentuales de diferencia entre el opositor Edmundo González Urrutia y el tirano Nicolás Maduro, con actas verificadas— y es la base firme, democrática e incontrastable para que el presidente electo jure al cargo en Caracas, poniendo fin a cuarto de siglo de un oprobioso régimen dictatorial iniciado por Hugo Chávez.
María Corina Machado, la valiente mujer que lidera el proceso de liberación de Venezuela, ha concedido en los últimos días varias entrevistas con medios internacionales y difundió mensajes clave desde la clandestinidad. Uno de los más importantes fue lanzado en vísperas de Navidad. Estuvo dirigido a los militares y policías de su país, hoy todavía bajo el yugo de Maduro, Diosdado Cabello, Vladimir Padrino y el resto de integrantes de la dictadura chavista.
Presten atención a las señales, pidió Machado en anteriores mensajes de audio a los venezolanos dentro y fuera de su país. La señal para los militares y policías de base fue inequívoca y contundente. Les dijo que ha llegado la hora de actuar porque Venezuela “está a un paso, a un solo paso” de la libertad. No les pidió sublevarse ni nada por el estilo. Solo que actúen pensando en su dignidad y en el futuro de sus familias.
González Urrutia está listo para retornar a Caracas desde España y jurar como presidente democrático de la República de Venezuela. Minuciosamente se ha preparado una operación multifacética para que el mandatario electo cumpla su objetivo, incluso acompañado por el expresidente español Felipe González y Andrés Pastrana de Colombia —Álvaro Uribe podría sumarse a la comitiva.
Se dice que existe coordinación con el gobierno saliente y entrante de Estados Unidos, casi la totalidad de los gobiernos de Europa y varias administraciones sudamericanas. El directo antecedente para que la democracia retorne a Venezuela es la caída del dictador Bashar al-Assad en Siria, prohijado principalmente por Rusia, Irán y grupos terroristas de Medio Oriente. Maduro, Cabello y el resto de la cáfila dictatorial no han podido ocultar su preocupación.
Cabello se hizo filmar en los últimos días en un polígono de tiro en la capital venezolana disparando fusiles y otras armas a un enemigo invisible. El vocinglero ministro del Interior amenazó con que, si González Urrutia y los otros logran ingresar a su país, no podrán salir. ¿Anuncio de una matanza sin precedentes en territorio caribeño?
Maduro ha decidido armar a grupos de milicianos para que lo defiendan a sangre y fuego, además de facilitar la llegada de mercenarios extranjeros que intentarán que no se pierda el control de la cabecera de playa que permitió a Rusia e Irán, entre otros países con intereses imperiales, extender o consolidar su presencia en naciones latinoamericanas como Bolivia. Maduro y el chavismo están acorralados, pero no se quedarán de brazos cruzados, esperando el desenlace.
Si los militares y policías venezolanos, aquellos que no tienen grado de general y, por tanto, no disfrutan de privilegios y ganancias millonarias por pertenecer a las cúpulas uniformadas, se ponen del lado de la población, Venezuela llegará triunfante al final del camino en la etapa de la liberación y comenzará a escribir una nueva historia. Tal vez el primer capítulo sea el retorno de miles y miles a sus hogares.
La cuenta regresiva ha comenzado para la dictadura chavista. ¿Huirá Maduro a otro país, como lo hizo Bashar al-Assad a Rusia, para evitar la justicia y disfrutar de su fortuna mal habida? ¿Qué impacto tendrá en países del socialismo del siglo XXI, particularmente para Bolivia? Es previsible que en el país se realicen movilizaciones de júbilo por la eventual caída de Maduro y su tiranía infame, que sea el impulso, al inicio del año electoral, para que opciones de oposición puedan vencer al masismo en las elecciones generales de agosto.
¿Cuántos migrantes venezolanos asentados en nuestro país comenzarán el viaje de retorno? Probablemente cientos, que se unirán a cientos de miles que solo quieren abrazar a sus familiares, amigos y vecinos luego de años de separación forzada; ver salir de las cárceles a los presos políticos, entre civiles y uniformados; participar en la reconstrucción democrática y económica de su país; y asegurarse que nunca más vuelva una dictadura con el discurso de igualdad y de redistribución equitativa de la enorme riqueza que posee Venezuela.
Como ha dicho María Corina Machado, Venezuela está a un solo paso de la libertad y el mundo está expectante a ver cómo dará ese paso definitivo en un país que supo ser feliz y desea volver a sonreír.
Edwin Cacho Herrera Salinas es periodista y analista.