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11/04/2021
Tinku Verbal

Una “nota” que sirve de mal ejemplo

Andrés Gómez V.
Andrés Gómez V.

Recién vi la “nota” de ATB rotulada “supuestos contratos especiales”, elaborada por el periodista Rolando Montecinos y que dio comienzo a una campaña de desprestigio contra un “selecto grupo de periodistas”.  

—Contratos de consultorías especiales que presuntamente recibieron algunos periodistas durante la gestión 2019—arranca el presentador de noticias.

Imaginé que era una primicia de alto voltaje.

“Hace unos días, la televisión boliviana ha publicado un resumen sobre cómo se habían difundido los contenidos periodísticos desde finales del 2019 y durante el 2020 con más de una crítica al tratamiento de la información y al manejo de algunos términos que se seleccionaban exquisitamente para la audiencia en uno de los momentos de mayor atención que tuvieron los medios de comunicación en el país”, comienza Montecinos.

¿Entendiste? La entrada carece de sentido y no despliega el título que adelantó el presentador. Regla de redacción de periodismo (televisivo, radial o digital): el lead desarrolla el título. Por si fuera poco, el periodista de marras ignora la regla básica de una entrada: fuente. ¿Quién dice qué o qué pasó según quién? La “nota” usa una fuente inexistente: el sustantivo colectivo “la televisión boliviana”. ¿Publicaron un resumen los 500 canales de Tv que operan en Bolivia?

El periodista de ATB tampoco explica cuáles fueron los contenidos periodísticos que “se habían difundido” y por qué eran exquisitos algunos términos.

Montecinos contrabandeó  su opinión en una nota presentada como informativa. Es decir, se inventó hechos. La regla periodística exige diferenciar la información de la opinión.

El segundo párrafo es un salto a la ficción.

“El fin de semana de los propios líderes políticos del país aparecen las mismas críticas hacia el trabajo de los artesanos de la comunicación. Esta vez, los cuestionamientos apuntaban a la construcción de un discurso mediático sobre la transición de mando, sobre cómo una sesión sin quorum en el parlamento fue el inicio de un turno en el gobierno”.

Es ininteligible un texto periodístico divorciado del contexto. ¿Es el fin de semana la fuente? En ninguna imagen aparecen los anunciados “líderes políticos del país”, sólo un busto no identificado.

“Y ahora con el acceso a algunos documentos hasta hace poco invisibles y guardando en reserva algunos nombres. Aquí algunos datos de cómo desde el Ministerio de la Presidencia el año pasado se hacían algunos contratos especiales a algunos periodistas a nombre de consultorías muy bien pagadas por trabajos bastante ágiles, ¿acaso se pagaron algún tipo de favores o publicaciones especiales?”, prosigue Montecinos.

Sin embargo, no dice los nombres de “algunos periodistas” ni  los contratos. Presenta un solo contrato y un nombre. ¿Acaso Rolando está pagando un favor al confundir una parte con el todo?

Recién en la mitad de la nota acude a una fuente documental.

“Aquí un ejemplo, un contrato del Ministerio de la Presidencia. El monto nada más ni nada menos que 30 mil bolivianos. El trabajo: una sistematización periodística de la unidad de productos especiales (La UPRE). Es más, el contrato tiene el título de confidencialidad para no hacer públicos los resultados de este tema en cuestión”, indica y resalta en la imagen el nombre de la periodista Nancy Vacaflor.

Creía que en esta parte iba a ver a Nancy defendiéndose. No. Montecinos violó otra regla periodística: la contraparte. ¡Ah! Reiteró dos veces el monto del contrato para inducir a creer que es ilegal cobrar por un trabajo honesto. ¿Acaso Rolando no sabe que el pongueaje intelectual está prohibido? En su opinión, el contrato era especial, pero no ilegal. Entonces, si no era ilegal, no era prohibido ni antiético.

Antes de terminar su "nota", hace una insidiosa pregunta: “¿por qué se hacían este tipo de contratos desde el Ministerio de  la Presidencia a un selecto grupo de comunicadores que publicaban artículos y notas de prensa en conocidas agencias de información?”.

¿Quiénes son los periodistas de ese selecto grupo? Montecinos no sabe, no responde. ¿Dónde están los contratos? No sabe, no responde. ¿Cuáles son esos artículos publicados? No sabe, no responde. El periodista de ATB cree que un Rolando Montecinos es lo mismo que muchos vladimiros montecinos. 

Como buen fabulador, Montecinos concluye con una moraleja: “(…) cuando uno decide cruzar la línea debe entender que es un camino sin retorno”.

Rolando cruzó volando la línea que diferencia a un obrero de la comunicación de un sicario de la comunicación.

Andrés Gómez es periodista



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