El objetivo obvio de una candidatura de oposición en Bolivia es ganarle al Movimiento al Socialismo (MAS) en la elección general de 2025. Yo considero que ello podrá ser posible si se cumplen varias condiciones básicas, o por lo menos una mayoría de ellas.
La primera condición de mi propuesta sería construir una candidatura que conquiste la imaginación, el entusiasmo y la ilusión del electorado. Idealmente, esta debe ser una candidatura fresca, que tenga claras posibilidades de ganar, y además de gobernar eficiente y honestamente.
La segunda, la de representar a la mayoría del electorado nacional. Una candidatura que pueda tanto representar al oriente como al occidente de Bolivia y ser el puente natural entre ambas regiones.
La tercera condición sería presentar al electorado una plataforma electoral o propuesta que sea claramente alternativa, viable, realista y opuesta al modelo económico y político del MAS. En efecto, debe ser absolutamente contraria a mover el país hacia el Socialismo. Una propuesta basada en la libertad, la equidad y la fraternidad entre bolivianos.
La cuarta condición, romper el dique tradicional de la participación política exclusiva de solo los “políticos” y partidos, y abrir la misma a la ciudadanía. La política la practicamos todos, incluso quienes no participan o no votan, porque esas son ya opciones políticas por defecto, que tienen consecuencias reales. Esto sería la “apertura por la base”.
La quinta condición sería el acceso y derecho que tiene toda/o ciudadana/o boliviana/o a presentar su candidatura al Poder Ejecutivo o Legislativo sin necesidad de ser miembro de un partido político o asociación política alguna. Esto sería la “apertura por la cúpula”.
La sexta condición sería que la selección de candidatos a la Presidencia, al Senado y a la Cámara de Diputados sea abierta y democrática. Para ello es necesario que las diferentes candidaturas de oposición se sometan a la elección de la ciudadanía no militante del MAS, en unas “Primarias abiertas de oposición” (PAO).
Ello substituye absolutamente a la tradicional costumbre de acuerdos a puerta cerrada entre políticos y partidos que da lugar al retaceo de la administración pública, reparto de privilegios y acceso a financiamiento turbio.
La plataforma o programa electoral de oposición tendría que proponer una economía de libre de mercado, respeto a la propiedad y retorno al Estado de Derecho mediante una reforma judicial que elimine el voto directo para magistrados, entre otros, y un modelo de desarrollo abierto basado en el libre comercio y que privilegie la innovación tecnológica y el emprendedurismo.
Igualmente, este programa debería garantizar el funcionamiento de un Estado en el que el Gobierno sea fuerte, eficiente, honesto y pequeño. Como ya dije alguna vez, el Gobierno es un “agente” que debe estar al servicio del ciudadano, su principal cliente, al que debe obedecer y servir. Y no todo lo contrario, como sucede en el presente.
Es altamente necesario que la oposición se presente unida a las elecciones del 2025, con un respaldo y legitimidad otorgados por la victoria en las PAO a realizarse en la presente gestión, con anterioridad a las primarias restringidas, dispuestas por ley.
Los aspirantes a los cargos ejecutivos y parlamentarios deberían ser escudriñados y habilitados por una especie de “Consejo Electoral Ciudadano de Oposición”, debiendo los postulantes, en mi opinión, cumplir los siguientes requisitos mínimos, además de los exigidos por ley, con excepción de aquellos vigentes que violan los derechos humanos:
Para Presidente:
a) Grado de educación universitario; experiencia profesional mínima de diez años; preferentemente en cargos de responsabilidad ejecutiva en el sector público, privado o de dirección en organizaciones académicas o no gubernamentales.b) Impecables antecedentes personales libres de transfugio político, hechos comprobados de corrupción o conducta reñida con la moral pública.c) No tener antecedentes de relación política con el MAS, militancia socialista, antidemocrática, autocrática, colectivista o teocrática.
Para Parlamentario:
a) Grado de educación de bachillerato, preferentemente grado universitario; experiencia en activismo político o de causas de interés público como el medio ambiente, derechos ciudadanos, civiles, humanos, libre expresión, libertarios y de conciencia.b) Ídem a los de Presidente.c) Ídem a los de Presidente.
Ronald MacLean es catedrático; fue exalcalde de La Paz y exministro de Estado.