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18/11/2019

Sartori y la conceptualización de democracia

En estos días de protestas sociales que ha estado viviendo el Estado boliviano, se ha escuchado la palabra “democracia” en boca de todos: en unos que saben conceptualizarla y en otros que dicen que la democracia solamente es “sufragar y contabilizar los votos”.

El difunto pensador italiano, Giovanni Sartori, decía que la democracia muchas veces es una palabra a menudo manipulada y que siempre es usada para defender nuestros derechos y por tanto, nuestra libertad. Y se pregunta así mismo ¿es solamente eso? No.

Veamos.

1.- Sartori ve en la palabra “democracia” una especie de instrumento que es esencialmente un medio, un expediente utilitario para salvaguardar la Paz interna y la libertad individual. Entonces, la democracia no es una “contabilizadora” de votos de los ciudadanos y menos aún la confusión que existe al decir que: “la democracia es ir a las urnas y dar tu voto”.

Andrés Gómez Vela, comienza su columna “El voto no es sinónimo de democracia” enfatizando que “en un país donde la gente vote no significa que viva en democracia” y pues, tiene razón, ya que la democracia no es solamente sufragar y contabilizar, sino que, la democracia electoral, no decide las cuestiones, sino que decide quién decidirá las cuestiones”, dirá Sartori.

2.- La conceptualización de “democracia” –como todo el mundo sabe– deriva de las palabras griegas demos=pueblo y kratos=poder, que significa “poder del pueblo”, pero ¿qué es el pueblo? ¿Cómo se le atribuye el poder? Obviamente no es simplemente ir a las urnas y contabilizar los votos. Y ¿a qué pueblo otorgarle el poder? Sartori veía que la palabra demos podía ser interpretada de cuatro maneras: plethos=los todos; hoipolli=los muchos; hoi pleiones=los más y ochlos=la multitud. Bajo esas cuatro interpretaciones, estos días muchas personas han usado a la democracia bajo el término ochlos, es decir, la multitud, que no hace a la totalidad del pueblo, sino solo a una parte que defiende que se cree el “pueblo”.

3.- Al momento de hablar de democracia, seguidamente hablamos de poder y Sartori se pregunta ¿qué es el poder? El poder es una relación: “un individuo tiene poder sobre otro porque le obliga a hacer lo que de otra forma no haría”. Entonces, democracia es ¿poder del pueblo sobre quién? Obviamente del pueblo sobre el pueblo. Es así que la otorgación del poder al pueblo (los todos) viene a considerarse un proceso de dos movimientos: uno ascendente –de transmisión del poder por la vía de un sistema democrático– y el segundo es descendente: del poder del gobierno sobre el pueblo. De esa manera, el pueblo es al mismo tiempo, en un primer momento, gobernante y en un segundo momento, gobernado.

4.- Si la democracia es gobierno (poder) del pueblo sobre el pueblo, entonces –bajo la concepción de lo anterior– el pueblo será gobernante y gobernado, pero ¿cuándo será gobernante? Obvio, cuando haya elecciones. No obstante, esto implica una concepción anticuada para los que detentan el poder en “momentos en que creen que la democracia es solamente depositar votos”: la opinión pública. Se dice que las elecciones deben ser libres, sin duda, pero también las opiniones son libres. Entonces, si las opiniones se imponen, las elecciones no pueden ser libres. Pues, el inevitable Sartori señala: “Un pueblo soberano que no tiene nada que decir de sí mismo, un pueblo sin opiniones propias, cuenta menos que el dos de copas”.

Es ahora que la figura de la democracia cambia porque la opinión pública es un punto de inflexión para su concepción. Pues opinión pública es doxa (opinión), por tanto la democracia vendría a tener una nueva significación: gobierno de opinión, una acción de gobierno fundada en la opinión.

5.- Para terminar y no alargar, la concepción de democracia es el gobierno del pueblo sobre un pueblo que tiene opinión. Entonces, como concepción es perfecta, pero la cuestión es si puede ser o no ser idealizada. Me explico: cuando algo es idealizado, en este caso, la democracia, pierde toda validez en tanto significación y en la práctica misma. Porque idealizarla sería tratar de llegar a una utopía o, en el contexto en que Bolivia está viviendo, decir cualquier tontería que salga de la boca sobre la democracia para justificar la violencia.

Supongo que si Alexis de Tocqueville, Giovanni Sartori o John Stuart Mill estuvieran vivos, nos jalarían de las orejas por decir que la democracia es esto y lo otro, pero supongo que mandaría castigado a una esquina a la persona que diga que la democracia es sólo sufragar y contabilizar los votos. 

Milton Condori es estudiante de comunicación social de la UMSA.



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