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Bienes comunes | 08/09/2023

Santa Cruz a 40 grados

Gonzalo Colque
Gonzalo Colque

Excepto en la zona de los valles, los días de calor extremo son y serán cada vez más frecuentes en el resto del departamento de Santa Cruz. Salvo el Chaco, en el pasado los días con temperaturas iguales o mayores a 40º C prácticamente no existían en el territorio cruceño. Pero las proyecciones climáticas para el año 2060 afirman que habrá cada año entre 17 a 28 días de calor extremo. Esta es una de las conclusiones del último estudio de la Fundación Tierra, “Cambio climático en Santa Cruz. Nexos entre clima, agricultura y deforestación”, publicado a fines de agosto de 2023.

Santa Cruz está entre las regiones más afectadas por el cambio climático en Bolivia. Según el estudio mencionado, la temperatura promedio aumentó +1,1 º C en el lapso de 40 años (1981-2020) y la precipitación anual disminuyó en un 27% en el mismo periodo. En otras palabras, el calentamiento avanza a un ritmo acelerado en la región y ocurre principalmente en las zonas con mayor intervención humana para la agricultura mecanizada. A su vez, la expansión de los monocultivos se tradujo en mayor deforestación o pérdida de bosques, lo que acaba desencadenando complejas transformaciones de ecosistemas, hábitats, cuencas hídricas y asentamientos humanos.

Hasta hace poco, Santa Cruz no tenía preocupaciones sobre la disponibilidad del agua. Al ser una zona de clima tropical, las generosas lluvias eran consideradas como fuentes casi inagotables para la recarga hídrica y suficiente disponibilidad de agua, no solo para el consumo humano en el centro poblado más grande del país, sino para el uso recreativo en piscinas familiares, condominios cerrados o parques acuáticos de todo tipo y tamaño. Sin embargo, esta tranquilidad cruceña está quedando atrás rápidamente. Cada día aparecen más señales de alerta sobre los problemas de abastecimiento de agua para el mediano y largo plazo. En varios centros poblados de la Chiquitania, el acceso al agua no es un problema nuevo y empeora con los años.

Estas tensiones explican en parte el reciente conflicto por la construcción de la carretera Buena Vista-Las Cruces-La Guardia, que pone en riesgo los acuíferos de mayor importancia para la ciudad de Santa Cruz. La preocupación ciudadana por la afectación de los acuíferos de Urubó es legítima, al igual que la demanda de los transportistas de carga pesada que piden nuevas vías de circulación para escapar del colapso de las carreteras. Pero este conflicto no tiene una solución óptima porque, por encima de la necesidad de preservar fuentes de agua o de construir caminos transitables, se imponen intereses de particulares que buscan el lucro fácil con proyectos de loteamiento y urbanización.

¿Cómo podemos priorizar y enfrentar de manera colectiva el problema del clima? Una barrera sigue siendo nuestra incapacidad humana para reaccionar ante el cambio climático. Sabemos que es un peligro inminente, pero todavía lo vemos como una amenaza invisible, abstracta, lejana, incluso ajena. Sabemos que nuestra situación empeora con las acciones de quienes lucran con el daño ambiental, pero aun así no los confrontamos. No reaccionamos incluso conociendo las respuestas individuales y colectivas.

Para salir del letargo e indiferencia, necesitamos dar los primeros pasos en el sentido correcto. Uno de ellos podría ser el construir juntos una corriente de opinión pública suficientemente amplia y permanente sobre el cambio del clima en Santa Cruz y Bolivia en general. Los medios de comunicación están entre los llamados a jugar un rol decisivo para abrir el debate y el diálogo sobre los temas ambientales y climáticos.

Una Santa Cruz a 40º C, demanda diálogos y debates de igual o mayor intensidad.  



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