Desde hace casi dos años estamos comprometidos con un nuevo diseño democrático para la elección de candidatos en los partidos y alianzas. Existe una gran demanda y aceptación ciudadana para que se realicen primarias de oposición como un mecanismo imparcial, democrático y legítimo.
Sin embargo, la clase política tradicional, enquistada por 20 años en la oposición sin lograr ningún éxito electoral, se ha opuesto férreamente y sigue apostando por encuestas cuestionables desde todo punto de vista: técnico, temporal y metodológico. No tiene sentido que una encuesta de abril defina quién será candidato en agosto.
Las primarias, en cambio, han demostrado ser clave en otros países. En México, por ejemplo, las encuestas fracasaron en la selección de candidatos opositores; en cambio en Venezuela, fueron las primarias las que permitieron consolidar un liderazgo fuerte que triunfó con un 70% de los votos. La oposición boliviana debe aprender de estos casos y adoptar el mecanismo exitoso.
La consigna en Bolivia ahora debe ser clara: “Que se vayan todos”. Ese debe ser el mantra de la nueva oposición. La vieja oposición, la que ya no sirve, la que no ha dado resultados y se niega a unirse, debe dar un paso al costado. Está más enfrascada en rencillas internas que en construir una alternativa real. Si no pueden actuar con unidad en la oposición, ¿qué garantía hay de que lo harán en el gobierno? Sus disputas impedirían cumplir con cualquier objetivo importante.
La renovación generacional es urgente y más necesaria que nunca. Que se vayan todos y den paso a los verdaderos opositores: jóvenes diputados y senadores que han trabajado, muchos de ellos como suplentes, relegados a la sombra de titulares que brillaban por su ausencia, que imitaron la falta de liderazgo, iniciativa e imaginación de los actuales dirigentes opositores.
Estos nuevos liderazgos, mayoritariamente de mujeres, deben asumir la primera línea de la oposición y ello debe basarse fundamentalmente en:Primarias digitales y, después, presenciales, que son un mecanismo inclusivo, que permite la participación de todos los opositores y garantiza la trasparencia del proceso. Además, la aplicación “YoElijoDigital” está lista y puede ser utilizada de inmediato.
Constitución de un fondo único para que garantizar que el candidato (a) ganador cuente con recursos suficientes para su campaña y poder competir en igualdad de condiciones.
Entonces, no se trata de fragmentar la oposición boliviana aún más, sino de identificar a los nuevos líderes o lideresas, a quienes se les ha negado el protagonismo. Se sabe incluso que se les impide figurar en encuestas, reservadas para los mismos de siempre. El próximo sondeo del “bloque de unidad” solo incluirá a dos figuras que ni siquiera entre ellas han logrado ponerse de acuerdo. Paralelamente, la alianza entre Manfred Reyes Villa y Chi Hyun Chung probablemente generará otra encuesta y solo reforzará la fragmentación.
En vez de seguir apostando por este mecanismo imperfecto, todos ellos deberían someterse a las primarias, definir un único candidato opositor y elegir también listas de senadores y diputados, por departamento, que requiere la fórmula presidencial. Esa es la idea de fondo.
El objetivo es claro: renovación generacional, despartidización y el fin de la polarización. Los mismos de siempre, quienes han fomentado odios y divisiones y han desgastado a la oposición deben dar un paso al costado y pasar al retiro de una buena vez. Ha llegado el momento de una oposición que de verdad pueda ganar las próximas elecciones en bien del país. Que se vayan todos y así damos paso a una nueva etapa política para Bolivia.
Ronald MacLean es catedrático; fue alcalde de La Paz y ministro de Estado.