Hugo Torres fue parte del comando insurgente que secuestró, en 1974, a un grupo de funcionarios del régimen de Anastasio Somoza que estaba en una fiesta, en Managua. El operativo “Diciembre victorioso” logró su objetivo: liberar a varios presos políticos, entre ellos: Daniel Ortega, a cambio de los empleados de la dictadura.
Ya libres, Torres y Ortega huyeron a La Habana. En 1979, fueron protagonistas de la Revolución Sandinista. Casi medio siglo más tarde, Ortega se convirtió en el verdugodel hombre que lo liberó. ¡Sí! (aunque no lo creas, estoy viendo tu cara de sorpresa en este momento). Lo encarceló el 13 de junio de 2021 hasta matarlo tras acusarlo de "actos que menoscaban la independencia, la soberanía y la autodeterminación".
Torres murió a los 73 años el pasado 12 de febrero en la cárcel de El Chipote, donde estaba encerrado sólo porque se había declarado opositor al dictador Ortega y a su esposa Rosario Murillo.
El déspota nicaragüense también encarceló a su compañera de lucha, Dora María Téllez, la mítica "Comandante 2" de la guerrilla que derrocó en 1979 a Somoza.
La fiscalía de Ortega y Murillo pidió 15 años de cárcel para Téllez por los increíbles delitos de "menoscabo a la integridad nacional" y "conspiración" contra el régimen. El juicio contra la ex guerrillera, médica e historiadora de 66 años se llevó a cabo en la misma cárcel a puertas cerradas.
En septiembre de 2021, la dictadura emitió una orden de detención contra el escritor Sergio Ramírez, antiguo vicepresidente del Gobierno sandinista del propio Ortega y una figura nicaragüense reconocida a nivel mundial.¿Sabes de qué acusó Ortega a Ramírez? De lavado de dinero, bienes y activos; menoscabo a la integridad nacional y conspiración.
Ortega encarceló a 47 personas (entre ellas a siete precandidatos presidenciales, exguerrilleros sandinistas históricos, líderes de la sociedad civil y periodistas) para correr solo en las elecciones generales de noviembre del año pasado. Obvio, sin contendores reales contra quienes pelear el voto ganó los comicios.
Chávez (Maduro)
El Premio Nobel Gabriel García Márquez entrevistó, en su mejor momento, al autócrata venezolano y escribió: “Me quedé abrumado ante la idea de que había estado viajando y conversando plácidamente con dos hombres distintos. Uno a quien los caprichos del destino le habían dado la oportunidad de salvar a su país. Y el otro, un ilusionista, que podía pasar a la historia como un déspota más”.
Ambos están muertos físicamente, pero viven en la memoria colectiva. Aquel por sus magistrales obras literarias y éste por haber aniquilado la economía venezolana y por haber dejado a Nicolás Maduro como la peor herencia a su propio pueblo, al que dijo un día que amaba.
Venezuela es hoy más pobre que en 1999, cuando Chávez tomó el mando. El ilusionista que describió García Márquez no sólo pasó a la historia como un déspota más, dejó a otro para que cuide su legado y lleve a Venezuela a la ruina.
¿Pruebas? Sal a la calle de la ciudad donde vives y verás un venezolano mendigando. Esa persona es parte de los 5,6 millones de venezolanos (según la Oficina de la ONU para los Refugiados – ACNUR) que han emigrado durante el régimen de Maduro porque no hay futuro en su país.
Según la ONU, Venezuela es el país del mundo que más población ha perdido en los últimos cinco años, incluso más que Siria que, desde hace años, está hundido en una guerra civil. Es el único estado de Latinoamérica que perdió habitantes en la última década.
Maduro hizo fraude en 2017, cuando organizó un referendo manipulado para bloquear al Parlamento, constituido en los comicios de 2015 con mayoría de la oposición. La empresa Smartmatic, que dio soporte tecnológico a los comicios de 2017, denunció que las autoridades electorales, sindicadas de favorecer a Maduro, inflaron la participación en al menos 1 millón de votos para dar la impresión de que el41,53% (8 millones) de electores asistieron a las urnas.
La oposición venezolana había estimado la participación de apenas el 12,4% (2,4 millones de electores) del padrón electoral. Dos semanas antes de los comicios, celebró un referendo informal en el que aseguró que contó más de 7,6 millones de votos en rechazo de la iniciativa de Maduro.
El director ejecutivo de Smartmatic, Antonio Mugica, afirmó que "hubo manipulación del dato de participación" y estimó que "la diferencia entre la cantidad anunciada y la que arroja el sistema es de al menos un millón de electores".
El gobierno de Arce es amigo de Maduro, Ortega, Putin (el #TinkuVerbal del pasado domingo describió a éste) y de otros de esta misma laya. No son exactamente iguales, pero se parecen mucho.
Por eso, es difícil de creer a Luis Arce y a David Choquehuanca cada vez que repiten que recuperaron la democracia.
Andrés Gómez es periodista.