Hagamos cuentas de lo sucedido en diez días de enero de 2023 sobre el narcotráfico en y desde Bolivia. Operativos, detenciones, destrucciones y afectaciones al negocio ilícito que se campea en el país. Entre el 13 y 23 de enero tuvimos de todo.
El 13 de enero, Umopar realizó un operativo en la comunidad Uncía, en Villa Tunari. Halló 730 kilos de cocaína y armas de fuego en una vivienda. Dos días después, el 15 de enero, en el operativo Aurora, autoridades paraguayas interceptaron una avioneta con matrícula y pilotos bolivianos en la región de Misiones con 420 kilos de cocaína de alta pureza.
El 17 de enero se informó de otros dos operativos en países vecinos. Uno ejecutado por la Aduana chilena en el complejo fronterizo de Ollagüe en el que se decomisaron 166 kilos de cocaína en un camión cargado con zinc, cargamento que debía llegar a Corea del Sur. Y nuevamente en Paraguay, en la zona Isla Aranda, entre las ciudades de Limpio y Luque, donde la policía antidrogas halló 103 kilos de droga procedente de Bolivia con destino a Uruguay.
Ese mismo día, la fuerza antidrogas del país interceptó un bus de transporte interdepartamental en la carretera La Paz-Oruro y sus efectivos decomisaron 105 kilos de clorhidrato de cocaína. ¿Cuál era el destino final de ese alijo? Las investigaciones están en curso.
Para cerrar el repaso cronológico de las confiscaciones, el 23 de enero se interceptó una avioneta Beechcraft en una pista clandestina de San Matías, municipio fronterizo de Santa Cruz. En primera instancia se dijo que era una nave abandonada porque no se encontraron ni tripulantes ni sustancias controladas dentro del aparato que posee hasta ocho horas de autonomía de vuelo.
Luego, cerca del Beechcraft, se encontraron turriles con 524 kilos de cocaína y combustible especial para reabastecer a la nave valuada en al menos dos millones de dólares. La droga y el Beechcraft fueron trasladados al aeropuerto El Trompillo para las pericias del caso.
Wow. La cantidad de droga confiscada en todos esos operativos supera las dos toneladas, pero el número de detenidos apenas llega a cinco: dos pilotos bolivianos en Misiones y un transportista en Isla Aranda, Paraguay; otros dos transportistas bolivianos, uno en Chile y otro en la carretera La Paz-Oruro.
No hubo un solo detenido en el operativo de Villa Tunari, pese a los 730 kilos de cocaína y el armamento incautados, y tampoco hubo arrestados en la intervención y destrucción de dos megalaboratorios, el 20 de enero, que estaban a punto de funcionar en un lugar de difícil acceso en el Chapare cochabambino.
De los cinco detenidos, el piloto boliviano Stephano Alavconi Quezada parece haberle sacado buena tajada al negocio porque le descubrieron varios inmuebles, sobre todo una “mansión” en fase de construcción en medio del monte, en el norte de Santa Cruz. Pilotos y conductores de camiones y buses son los únicos responsables hasta el momento de más de dos toneladas de droga incautadas en Paraguay, Chile y Bolivia.
¿Qué hace el Ministro de Gobierno? Transforma la cantidad de droga decomisada en millones de dólares para mostrar que la afectación al narcotráfico es de dimensiones gigantescas. Nunca habla de qué organizaciones se trataría, pese a que los paquetes confiscados llevan un delfín o un trébol en bajo relieve, símbolos para identificar el lugar de producción de la mercancía o una especie de marca para saber a quiénes realmente pertenecen los cargamentos.
Si en diez días se incautaron más de dos toneladas de cocaína en y desde Bolivia, además de dos avionetas, dos camiones, dos megalaboratorios, viviendas y un bus, ¿te imaginas cuánta droga circula en Bolivia cada mes, cada año? ¿Y los detenidos?, choferes y pilotos. ¿Y los peces gordos?, ¡bien gracias!
En algo coinciden Carlos Romero y Eduardo del Castillo. En negar la presencia de carteles del narcotráfico, a pesar de que sus señales aparecen en los paquetes de cocaína, en los métodos de producción y traslado de las drogas, y en las regiones donde se han realizado las incautaciones. ¿Estamos hablando de organizaciones brasileñas, mexicanas y colombianas?
No habría que tragarse el cuento de que los operativos realizados en los diez días de narcoalboroto son el resultado del “esforzado” trabajo de inteligencia de la penetrada fuerza antidrogas del país, en directa coordinación e intercambio de información con sus pares de los países vecinos. La cosa va por otro lado.
Más bien parecen denuncias cruzadas de los carteles del narcotráfico que operan en el país para afectarse entre ellos, en una suerte de reacomodo del negocio ilícito con la intención de ganar más “áreas de trabajo”, junto con la probable decisión gubernamental de afectar la producción de estupefacientes en el Chapare, el reino de Evo Morales.
Fíjate en el recuento de los operativos sin detenidos. Uno acabó con la incautación de 730 kilos de cocaína, la cantidad más grande en los días de narcoalboroto, y el otro destruyó dos laboratorios listos para producir más droga en el Chapare. Lo dicho, el reacomodo del negocio ilícito parece estar en marcha.
Edwin Cacho Herrera es periodista