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En voz alta | 04/12/2023

Lo que nos toca hacer

Gisela Derpic
Gisela Derpic

En la tierra sin ley que es Bolivia por el “proceso de cambio”, el abuso de poder no tiene límite. Pronto saldrá a la luz el tamaño del despilfarro, la incompetencia y la corrupción, cuando comiencen a pasarnos sus facturas, como en el caso de los hidrocarburos. Lo vemos a cara descubierta, impúdica e impunemente, en los devastadores incendios de los bosques, pruebas plenas y concluyentes al alcance de cualquiera, llegando al extremo de nublar el Sol, hacer llover cenizas cual pira funeraria descomunal y llevar a la asfixia lenta a cuanto ser vivo tiene la desdicha de estar cerca, sin que sus denuncias y clamor sean eficaces.

No son estas las únicas evidencias de la potencia destructiva del proyecto vigente al servicio de los expropiadores del país a nombre de los humildes, depredadores dispuestos a arrasarlo todo, a no dejar piedra sobre piedra, a vaciar la olla y rasparla hasta agujerearla para quedarse sólo con el enriquecimiento criminal que encuentra en la blanca industria y sus ramas anexas, la única floreciente en esta patria maltratada, la fuente de riqueza de quienes nunca han sabido trabajar. Se suman el sistemático desmantelamiento de la democracia y el Estado de derecho con la concentración del poder, subordinando a un Tribunal Electoral administrador de procesos impregnados de fraude y manipulación, a ojos vistas en sus demoras y decisiones, y la perversión de la administración de justicia, corrompida hasta el hedor.

Precisamente desde los apestosos rincones de los recintos policiales, fiscalías y juzgados de todos los niveles, erupciona una prueba fehaciente de la unidad estratégica entre los azules, de la mentira de su fractura interna: la condena apurada de los rostros más visibles de la gesta ciudadana de 2019, quienes emergieron en su desenlace, y otros personajes secundarios, con y sin uniformes. No sólo para amedrentarnos, sino para saciar la sed de venganza del bloqueador mayor, el que ordenó cercar a las ciudades ni bien huyó al verse descubierto el fraude que ordenó. En tal ruta de abuso se ha encarcelado a Jeanine Añez, Marco Antonio Pumari y Luis Fernando Camacho, y es clara la decisión tomada de impedir su libertad. Todo con base en el golpe inventado, versión que cae con el recuento de los hechos hasta 2019:

a.- La vulneración de la Constitución respecto de la reelección, ya en 2014, cuando se interpretó con error malicioso que el primer mandato azul que comenzó en 2006 no contaba y se permitió la tercera postulación del mismo binomio;

b.- El referéndum convocado por los mismos personajes para tratar de modificar la Constitución y conseguir la reelección sin límite, en el cual perdieron;

c.- El recurso de inconstitucionalidad abstracta presentado por 12 esbirros, contra la misma Constitución (¡!), resuelto por sentencia 84/2017, mamotreto vergonzoso donde otros sicarios de la justicia, miembros del Tribunal Constitucional modificaron la Constitución con base en un derecho humano inexistente, el derecho a la reelección sin límite, para permitir la candidatura de la pareja angurrienta que quería quedarse en la cúspide del poder.

d.- Las elecciones de 2019, con una campaña asquerosamente desigual y un fraude comprobado por la OEA, burlando el voto ciudadano.

e.- La gesta ciudadana de 21 días, resistiendo la embestida violenta del lumpen al servicio del régimen, con los comités cívicos como ejes de articulación de la movilización democrática.

f.- La seguidilla de renuncias, estrategia de vaciamiento de poder para generar el desastre y entonces volver.

g.- La salida constitucional inesperada y el gesto patriótico y valiente de una mujer que vino a desbaratar el oscuro plan azul.

h.- La temprana versión de un golpe que nunca existió.

i.- El retorno de los expropiadores al poder y el inicio de la venganza.

Crónica apretada. Panorama desalentador. ¿Qué nos toca hacer? A los ciudadanos comunes, resistir, manteniéndonos informados, denunciar la mentira y los abusos, ejercer nuestros derechos al pensamiento y a la palabra libre, a la reunión y a la manifestación. A la protesta. A los jefes de organizaciones políticas les corresponde hacer el mayor esfuerzo de construcción de una agenda común con visión estratégica, comprendiendo la gravedad profunda de la situación y dejando de lado los cálculos por intereses individuales y grupales, proveyendo a los depositarios del voto democrático que ocupan un curul de una clara dirección política para su acción unitaria. A esos senadores y diputados de CC y Creemos les toca honrar el mandato recibido de sus votantes, asumiendo una conducta proactiva que nos devuelva esperanza. A todos, construir la alternativa victoriosa que nos devuelva el país.

A los presos políticos les toca ser Mandela y no arrodillarse. Mostrar de qué están hechos, darnos testimonio de valor y dignidad. Nuestra solidaridad con ellos va en la lucha por recuperar la democracia en la que no cejaremos.

Gisela Derpic es abogada.



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