Como las aguas
que circulan apaciblemente antes de llegar al borde de la cascada, Bolivia está
viviendo los últimos años de ingresos extraordinarios resultantes de la
producción de gas y de minerales descubiertos en los años noventa. El país
necesita con urgencia desarrollar otros sectores económicos que le den
viabilidad y sostenibilidad a la economía nacional, algunos renovables como la
agroindustria y la actividad forestal, y otros basados en los servicios
orientados a la exportación como el turismo, el desarrollo de software y los
call centers.
Durante la presente década, los principales campos productores de gas natural acelerarán su declinación y serán insuficientes para satisfacer la demanda interna y cumplir con los contratos de exportación. Seguramente, hay más yacimientos por descubrir, pero para ello habría que cambiar las condiciones para atraer la inversión extranjera, lo que no es posible debido al entrampamiento ideológico del actual gobierno. Empeorando las perspectivas para Bolivia, las transnacionales, debido a los acuerdos internacionales relativos al cambio climático, priorizaran sus inversiones en energías renovables y relegaran las inversiones para combustibles fósiles (como los hidrocarburos).
En la minería, hay un panorama similar. La producción nacional depende en gran medida de la mina San Cristóbal, la cual también ingresará en declinación durante la presente década. No se conoce de alguna exploración importante en los últimos años ni que se hubiera logrado alguna inversión significativa para desarrollar nuevos proyectos. Nuevamente, las normas actuales no generan condiciones para atraer inversiones de alto riesgo como constituyen las dirigidas a la exploración minera. Es prácticamente imposible que en la presente década veamos el desarrollo de un proyecto nuevo importante en la minería. El Mutún sigue atrapado por las contradicciones de la gestión estatal.
Se tiene muchas esperanzas en el litio, pero hemos perdido mucho tiempo tratando de ejecutar proyectos orientados a la fabricación de baterías, un mercado controlado por un número muy reducido de actores a nivel internacional. Argentina y Chile, más pragmáticos que nosotros, nos llevan entre 30 y 40 años produciendo y exportando la materia prima para quienes fabrican las baterías. Aunque tenemos enormes reservas de litio en los salares, tenemos que competir en un mercado muy disputado con otros productores que ya vienen abasteciendo al mundo.
Tenemos que aprovechar de la mejor forma el tiempo que nos queda con los ingresos actuales para desarrollar los sectores y las regiones con capacidad de incrementar su producción y generar empleos y divisas. Todo esto requiere un nuevo paradigma de apoyo a la producción y al emprendimiento con orientación exportadora. Un paradigma basado en la seguridad jurídica para las inversiones, nacionales y extranjeras, búsqueda de mercados para nuestras exportaciones y apoyo a la cultura del emprendimiento, la modernización tecnológica y el acceso a la digitalización económica.
Un camino muy diferente del cual estamos siguiendo. Qué sectores tienen una base productiva actual y capacidad de reacción a políticas favorables a su crecimiento. No son muchos, pero tienen un potencial enorme de efecto multiplicador en la economía para garantizar la sostenibilidad del crecimiento económico. En mi opinión, son el sector de la agroindustria, la actividad forestal, el turismo y el desarrollo de software para la exportación. Además de procurar impulsar un relanzamiento de la industria manufacturera, la cual se viene debilitando año a año.
Por eso es irracional el conflicto permanente del gobierno nacional con el sector privado y, especialmente, con Santa Cruz, el departamento donde se concentra la mayor parte del empresariado. Si no se entiende la imperiosa necesidad de concertar políticas de estado para desarrollar otros sectores que sustituyan los ingresos que generaban el gas y los minerales, terminaremos chocando con una realidad que nos será mucho más difícil y costoso superar.
Óscar Ortiz ha sido presidente del Senado y ministro de economía.