Mañana se celebra la fundación de la ciudad de Nuestra Señora de La Paz. Siempre he sentido más simpatía por esa fecha (el 20 de octubre) que por el 16 de julio, y es que esa efeméride me sabe un poco a 9 de abril o 20 de enero, vale decir, a un festejo ideológico o partidario; un festejo que de seguro no fue unánime entre los pobladores de nuestra querida ciudad construida casi al pie del Illimani.
Si señores, la llamada Guerra de la Independencia, cuya culminación tuvo lugar hace 200 años, tuvo también vencedores y vencidos dentro de estas tierras; porque fue más una guerra civil que una contienda para librarse del famoso yugo español. Dicho sea de paso, tomando en cuenta a personajes como Irene Montero, o su maridito, hallo un buen motivo para celebrar que ya no seamos parte de España, aunque igual me gustaría no tener que pedir visa para viajar por Europa.
Ahora bien, lo interesante de la fecha de Fundación de La Paz es que esta también es una convención, porque en realidad no sabemos cuándo fue fundada nuestra ciudad, puesto que no se tiene a disposición el acta de su fundación. El documento que se hace pasar por ella es dudoso para todos los efectos, puesto que menciona el poblamiento de una ciudad ya existente, y pone como lugar de encuentro de los vecinos la población de Laja de la circunscripción de la ciudad de Nuestra Señora de La Paz.
Mucho se ha dicho en sentido de que la ciudad fue fundada un 20 de octubre, en conmemoración a la Batalla de Huarina, que hubiera dado fin a las rebeliones de los encomenderos, aunque ese extremo, de serlo así, tampoco es mencionado en el documento de marras. A veces las casualidades simplemente se dan.
Las fechas no son tan importantes como se cree.
Hay otra casualidad con relación al 20 de octubre, se trata de la fiesta de Santa Irene, la santa de La Paz, que por su nombre nos refiere a la diosa griega de la paz, pero de ser así, Irene hubiera tenido que tener siquiera una capilla o un altar en algún lugar de esta ciudad y no es así.
Quien sí es festejada en grande en la hoyada es la patrona de esta ciudad, Nuestra señora de La Paz, la virgen, cuya celebración en su honor tiene lugar el 24 de enero, fecha que, hasta el día de hoy, tiene el mercado festivo más peculiar de la zona, aunque en algún momento se hubiese colado al Ekeko y, a estas alturas, se hubiese apropiado de la celebración.
Hay un detalle que me ha pasado por la mente en estos tiempos: ¿por qué La Paz llevaría este nombre? Siempre me ha parecido sospechoso que se quisiera conmemorar un evento que puso en evidencia una enorme rebelión contra la corona. Por eso es que la Batalla de Huarina solo puede convencer si hubiera el documento que planteara, en forma concreta e indudable, el motivo de la denominación.
Pero hay una especulación que me permito, y que podría servir para que los investigadores sigan una pauta, me refiero a Pedro de la Gasca, el hombre poderoso del momento, el que venció a Gonzalo Pizarro y a los suyos; el que vino a cumplir su misión con el título de Pacificador y quién ordenó al capitán Alonzo de Mendoza, casi como una orden burocrática, la fundación de la ciudad, que debía estar allí para facilitar la vida administrativa de los pobladores de la región.
Hace sentido que La Gasca se hubiera dado un guiño a sí mismo llamando La Paz, a la ciudad que se fundó bajo su gobierno, una especie de elegante auto homenaje.
Creo que La Gasca merece un mayor reconocimiento. A fin de cuentas, esta ciudad existe y posiblemente tenga ese nombre gracias a él. Y sigue siendo una tarea pendiente –aunque posiblemente imposible–encontrar el verdadero certificado de nacimiento de nuestra querida ciudad. Eso sí, de seguro fue fundada hace 477 años, aunque no sepamos qué día.
Agustín Echalar es operador de turismo.