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29/05/2020

Jeanine puede hundirse o salvar la transición

Evo Morales está a un paso de reproducir la estrategia con la cual tomó el poder en 2005. La diferencia es que si ahora obliga a Jeanine Añez a renunciar, tal como lo hizo con Carlos Mesa, la sucesión presidencial recaerá sobre la presidenta del Senado. Eva Copa es una activa militante del MAS que dejó de lado la posición conciliadora que tuvo cuando fugó Evo.

Una vez sentada en la silla presidencial, Eva puede cambiar la composición del organismo electoral. No sería legal ni legítimo, pero eso nunca le preocupó al MAS. Podrá repetir el reciente fraude electoral con el cual Evo Morales apostó a enchufarse en la presidencia por otros cinco años.

El escándalo de los respiradores facilita esta estrategia. Es comprensible que los otros candidatos pidan que Jeanine Añez desista de su candidatura. Hay gente que exige la renuncia de la Presidenta sin pensar que están asfaltando el camino para el retorno de Evo Morales.

Pese a todas sus fallas, el gobierno de Jeanine Añez es el dique de contención que nos salva del caos generalizado que está impulsando Evo Morales para allanar su retorno al poder. No podemos darnos el lujo de resquebrajar este dique cuando Evo está colmando las aguas.

El gobierno de Añez heredó miles de funcionarios masistas. Continúan atrincherados en todas las reparticiones del Poder Ejecutivo. Una mayoría hostil de dos tercios la enfrenta desde el Poder Legislativo. Los fiscales y jueces encargados de la investigación y castigo de los responsables por el caso de los respiradores le deben sus cargos al MAS.

En todos los gobiernos se infiltran pícaros que cobran su apoyo al régimen del que forman parte. Roban todo lo que pueden. En esta ocasión un par de operadores del MAS, uno desde dentro del aparato estatal y otro desde fuera, se hicieron pescar armando un contubernio para desnucar al gobierno y llenarse los bolsillos.

No tuvieron mucha dificultad en involucrar a un ministro de Salud en tiempos de la pandemia más devastadora que hayamos conocido. Les fue fácil comprometer a las estructuras de corrupción que apoyan a Jeanine desde el interior de su propia coalición.

Si Jeanine extirpa esas poderosas estructuras, se debilita peligrosamente. Sin no lo hace, su gobierno se cae. Su dilema es muy duro. Por suerte es una mujer de carácter, apta para enfrentar la insidia de algunos de sus colaboradores y partidarios.

La mejor o tal vez la única alternativa que está al alcance de la Presidenta es conseguir otras fuentes de apoyo a la brevedad posible. Este es el mejor momento para que invite a los antes llamados “factores de poder” a suscribir un gran acuerdo nacional para enfrentar la triple crisis de la pandemia, de la catástrofe económica y de la transición democrática.

Esos actores incluyen a las nuevas redes sociales, así como a los medios de comunicación social de larga tradición; a la empresa privada y los sectores laborales; a los líderes culturales y religiosos; a los jefes de las Fuerzas Armadas y la Policía Boliviana; y por supuesto a los partidos políticos democráticos. La invitación debe ser abierta y sin condiciones.

El acuerdo al que se llegue debe determinar los alcances del combate al coronavirus, las condiciones de una salida ordenada de la cuarentena y las mejores maneras de resucitar la economía. En lo político debe incluir un pacto de no agresión, ya sea virulenta o taimada, entre adversarios electorales, los que deben dejar de tratarse como enemigos mortales.

Sería muy difícil que el MAS pueda participar de manera leal en este acuerdo. En caso de ser invitado lo suscribiría abiertamente mientras lo socava por debajo. Por eso los candidatos opositores al MAS deben ponerse de acuerdo en apoyar al que lidere de entre ellos las dos o tres encuestas previas a las elecciones. Los demás deben retirar sus candidaturas.

Sabemos que los gobiernos de coalición son producto de transacciones que pueden ser sanas y transparentes o pueden convertirse en asociaciones para delinquir. Aun así, el candidato que reciba el apoyo de los que declinen sus candidaturas debe comprometerse a invitarlos a integrar un gobierno de coalición en proporción a su peso en las últimas encuestas.

Los postulantes que se sienten amenazados por la candidatura de Jeanine entienden algo muy diferente por un acuerdo nacional. El más importante de todos es Carlos Mesa. Quiere que ella decline su candidatura. Espera que lo escuche y le haga caso como si fuera parte del gobierno.

Carlos Mesa puede justificar un rechazo a esta convocatoria alegando que la única encuesta válida es la elección presidencial. Si lo hace debe comprometerse a que en caso de ganar invitará a la coalición de Jeanine a formar parte de su gobierno.

Si no acepta este reto apostará a que votemos por él a pesar de haberse opuesto a acuerdos ineludibles para evitar el retorno del MAS y su democracia fingida. Hace 15 años Evo Morales y el MAS lo obligaron a renunciar. Sin duda prefieren que vuelva a ser Presidente. Están más que listos para repetir la jugada.

Todos los participantes que no llevan puesta una camiseta política serán los garantes del fiel cumplimiento de este acuerdo. Estos actores son decisivos para el éxito de esta convocatoria. Deberán ejercer su influencia sobre los actores políticos para que lleguen a acuerdos razonables.

Si quiere salvar su presidencia Jeanine Añez debe imaginarse algo parecido a este acuerdo y ponerlo en práctica de inmediato. Si lo hace a tiempo, puede salvarnos del retorno de los ases de la guerra sucia, de la corrupción y del abuso de poder. Si no lo hace, ellos están agazapados para asaltar el poder y no soltarlo jamás.

El autor practica análisis de ideas.



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