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Tinku Verbal | 02/01/2022

¡Feliz vuelo 2022!

Andrés Gómez V.
Andrés Gómez V.

Muchas veces imagine la vida como un viaje finito en una nave llamada planeta Tierra. Una travesía de 365 días continuos; en año bisiesto, 366. El vuelo comprende una vuelta a la estrella Sol. Según estadísticas, alrededor de 60 millones, de los más de siete mil millones a bordo, no terminarán el viaje. Otros 140 millones abordarán el vuelo 2022 en alguna fecha. En suma, los nuevos pasajeros que suban a la nave serán más que aquellos que se bajen por diferentes causas.

¿Y quién es el piloto de la Tierra? Nosotros. Por tanto, depende de nosotros, los pasajeros, la comodidad del vuelo 2022 que hemos comenzado hace horas nada más. Pasaremos por los mismos meses, por las mismas estaciones y (lo más probable) veremos en la travesía a las mismas personas del vuelo 2021, pero los hechos y los resultados pueden ser diferentes si cambiamos esencialmente algunos aspectos, entre ellos: el discurso de odio.

La periodista estadounidense Susan Banesch, fundadora del proyecto “Discursos peligrosos”, desarrolló, apoyada en las tres dimensiones de la retórica según Aristóteles, cinco criterios para determinar cuándo el lenguaje del odio se convierte en lenguaje peligroso.

1)  El lenguaje del odio es peligroso cuando el orador es poderoso y tiene un grado alto de influencia sobre el auditorio.

2)  Es peligroso cuando el auditorio es influenciable y vulnerable porque tiene sentimientos de agravio y miedo que el orador puede explotar.

3)  Cuando en un acto de habla llama claramente a la violencia.

4)  Cuando el contexto social o el contexto histórico es propicio a la violencia.

5)  Cuando el mensaje es divulgado por un medio de difusión que es influyente en sí, ya sea por ser la única o por ser la principal fuente de noticias para la audiencia.

En el vuelo 2021, en el espacio denominado Bolivia, hubo oradores poderosos con alto grado de influencia que diseminaron su mensaje en un auditorio vulnerable. Éstos mensajeros de la muerte atizaron con mitos (re)sentimientos acumulados e infundieron con falacias el miedo al otro.

En algún momento del viaje, algunos de esos oradores convocaron frontalmente a aniquilar al diferente. Otros crearon un contexto socio-histórico adecuado como para hurgar los sentimientos más atávicos en los seres influenciables. La confluencia del lenguaje del odio desató acciones violentas. Un poco más, terminábamos mal el vuelo 2021.

¿Qué hacer para que el 2022 sea un viaje feliz? Aplicar el poder de la palabra frente al lenguaje del odio. ¿Acaso el poder no consiste en la capacidad de conseguir lo que se quiere? Por eso, querer es poder.

Pero quién consigue qué, cómo, dónde, cuándo. El historiador y periodista británico Timothy Garton Ash cita al geopolitólogo estadounidense Joseph Nye y al politólogo británico Steven Lukes para explicar las tres dimensiones del poder.

La primera, y más obvia, es conseguir que alguien haga algo que, en principio, no estaba entre sus prioridades. Hacer que una persona haga alguna cosa.

En segundo lugar, el poder supone el establecimiento de una agenda, o “el poder de decidir lo que se decide”.

La tercera dimensión, y la más sutil, es la capacidad de modelar las preferencias iniciales de las personas de manera que ni siquiera adviertan  que sus elecciones resultan  de un previo ejercicio de poder de otros. 

En la primera y segunda dimensiones pesan la información y el conocimiento. En consecuencia, las personas comprometidas con la búsqueda de la verdad están obligadas a desarticular cada fakenews y posverdad para que las audiencias no hagan algo que no estaba entre sus prioridades.  

La verdad, comprendida como el uso exacto de las palabras para describir los hechos, es sinónimo de democracia; en cambio, el autoritarismo es amigo de la mentira.

El control de calidad de los mensajes elevará la calidad de las audiencias. Como resultado, éstas exigirán incluir en la agenda pública temas públicos orientados a construir y no a destruir.

En el transcurso del vuelo 2022, las universidades y las organizaciones no gubernamentales (sociedad civil) están obligadas de producir y divulgar conocimientos orientados a contrarrestar las mentiras fabricadas por los promotores del lenguaje del odio. 

La tercera dimensión convoca a los creadores que describen con exactitud la realidad desde la ficción: cine, teatro, novela. Este grupo es capaz de cambiar la concepción de la historia y modelar pensamientos refutadores y erigir personas críticas.

Los desafíos están marcados. Depende de nosotros que el vuelo 2022 no sea turbulento y termine otra vuelta al Sol con seres más humanos y capaces de convivir en la nave Tierra.

¡Feliz viaje 2022!

Andrés Gómez es periodista



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