El voto identidad nació en Bolivia en las elecciones de 1989
con Conciencia de Patria (Condepa). Antes, el voto era más ideológico, aunque
ya había candidatos indígenas. El primero, Luciano Tapia Quisbert, postulado a
la Presidencia por el Movimiento Indio Túpac Katari (MITKA). Participó en 1978,
cuando Juan Pereda cometió, desde la Presidencia, un fraude y esos comicios
fueron anulados.
En 1979, el MITKA volvió a postular a Tapia y logró una diputación al sumar
28.344 votos (1.93%), de los cuáles 16.557 eran del altiplano paceño (Paúl
Antonio Coca, Periódico Pukara No 42). Aquel año, el Movimiento Revolucionario
Túpac Katari (MRTK) se alió con el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR)
de Víctor Paz. Esta coalición puede ser entendida como ideológico-identitaria.
Entiendo identidad en los términos de la antropóloga María Esther Mercado. Vale decir, como la adscripción de una persona o un colectivo a representaciones simbólicas, a creencias compartidas o a una etnia (comunidad lingüística y cultural). Comprendo la ideología como la interpretación de la vida a partir de ideas que generan un movimiento que busca un determinado orden social (izquierda, derecha).
La izquierda (Unidad Democrática y Popular), que postuló a Hernán Siles Suazo, ganó las elecciones del 79, pero el país no era izquierdista (528,696). Entre Víctor Paz (MNR) y Hugo Banzer (ADN), candidatos de derecha, lograron 746.041 de los 1 468 958 votos. En 1980, la UDP venció otra vez al MNR y ADN. Por primera vez, un candidato de izquierda liberado de la matriz marxista, Marcelo Quiroga Santa Cruz, sumó 113.959 votos (un senador y 10 diputados).
Tras la desastrosa gestión de la izquierda (UDP) entre 1982 y 1985, las elecciones del 85 fueron ganadas por la derecha, capitaneada por el exdictador Hugo Banzer (ADN) y Víctor Paz (MNR). La izquierda se redujo al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), que había sido parte de la UDP.
En 1985, el MRTKL logró que Víctor Hugo Cárdenas sea diputado. En ese momento, el escenario era dominado por partidos y actores de la Revolución Nacional y la izquierda de matriz marxista leninista trotskista. En 1989, la derecha volvió a triunfar. Gonzalo Sánchez de Lozada (MNR) y Hugo Banzer se repartieron los votos de primero y segundo lugar. Entre 1985 y 1989, el MNR paró la hiperinflación y reordenó la economía boliviana con enormes costos sociales.
En estas elecciones, el voto identidad irrumpió. Carlos Palenque postuló a la Presidencia sobre la identidad aymara y chola (Remedios Loza) más que sobre la ideología endogenista y de izquierda. Alcanzó el 12,25% de votos (173.459).
En 1993, los emenerristas olfatearon la presencia del sujeto histórico que había incubado la Revolución del 52: el indígena. Un estudio de opinión pública confirmó sus intuiciones y postularon a la Vicepresidencia al aymara Víctor Hugo Cárdenas. Acompañó a Gonzalo Sánchez de Lozada. Los kataristas ya habían sido aliados del MNR en 1979, pero no con la visibilidad de esta vez. La dupla del “gringo” y el indio, y la fusión de los votos: ideológico e identitario, resultaron exitosos. El MNR ganó las elecciones con casi el 35% (585.937).
Como prueba del crecimiento del componente identidad, Condepa subió su votación de 12 a 14%. Es más, entró en escena otro actor de estas mismas características: Max Fernández, que logró el 13,7%. El nuevo sujeto histórico corría a Palacio. En 1997, ganó Banzer, seguido de un debilitado MNR. La izquierda sesentera había desaparecido o había sido reemplazada por el movimiento identitario. Así, por primera vez una chola candidatea a la Presidencia, Remedios Loza, y sube la votación de Condepa de 14 a 17%.
En los comicios de 2002, destacan dos elementos: 1) el país tardaba en deshacerse del partido que activo lo nacional popular y compartió una puntita del poder con el movimiento indígena; y 2) la fusión del voto ideológico e identitario, un indio (Evo Morales) y un izquierdista (Álvaro García), era la nueva fuerza que iba a tomar el poder por los próximos 20 años.
En términos marxistas, el MNR había producido su propio sepulturero por haberse reducido a un grupo de amigos y no seguir leyendo la historia para postular a la presidencia a un indígena. Dicho y hecho, en 2005, el contexto histórico, sentado en el voto identitario e ideológico, llevó al MAS a ganar los comicios con el sorprendente 54%. Un movimiento de ideas indigenistas, de izquierda y keynesianas llegó a Palacio y se quedó durante casi 14 años.
Las elecciones de 2019 redujeron al MAS al voto identidad, pero no aquel propositivo y creativo de Condepa, del MNR de 1993 ni del MAS de 2005, sino una identidad reducida al odio, al resentimiento, al racismo. En suma, destructivo.
Sin ideas y sin capacidad de leer la historia, el MAS insistió ese año con un candidato indígena en lugar de postular a un mestizo. Morales repitió el procedimiento de la dictadura de 1978 al cometer un fraude vergonzoso para sostenerse en el poder. Los otros partidos en buscarán la Presidencia en las próximas elecciones, Comunidad Ciudadana, Juntos y Creemos, olvidaron el componente identidad y se redujeron a grupos de amigos sin ideología más que la toma del poder y la venganza, en algunos casos.
Andrés Gómez es periodista.