A partir de esas palabras, dos conclusiones: Primero, que la producción de coca en el trópico cochabambino es muy lucrativa, por lo que su siembra ya no es de subsistencia, sino un negocio mayor; segundo, que vivir del Estado, recibiendo un salario de los bolsillos de la gente que paga impuestos, permite acumular una fortuna de un millón de dólares en 23 años.
Una conclusión de yapa: que el grupo social que gobierna Bolivia, desde hace 13 años y tres meses, tomó el poder no tanto para resolver tus problemas económicos y sociales, sino para solucionar los suyos.
¡Verdad! Con trabajo duro, honesto y sin influencias, una persona puede ser millonaria en poco tiempo. Pero no es ético ni legal usar el Estado para tener ventajas.
El 19 de abril de 2008, el alcalde de Villa Tunari, Feliciano Mamani, declaró que el municipio alquiló el hotel de Cáceres (Hostal Habana Las Cocas, gran nombre socialista para un negocio capitalista), ubicado en Villa Tunari, por la suma de 2.500 dólares mensuales. En 14 meses, el viceministro ganó 35.000 dólares. Pregunté a Impuestos, ¿cuánto había pagado por ese negocio? Un funcionario me respondió: esa información es reservada.
A la vista hay un negocio incestuoso. Cáceres hizo negocios con el Estado en su condición de empleado del Estado. El artículo 236.II de la Constitución prohíbe a los servidores públicos celebrar contratos o realizar negocios con la administración pública directa, indirectamente o en representación de tercera persona.
Aunque cuando comenzó ese alquiler aún no estaba vigente la Constitución, surge la figura de uso indebido de influencias, tipificado en los delitos de corrupción (recuerdo que los periodistas denunciamos a Gonzalo Sánchez de Lozada cuando arrendó su avión al Estado).
La Constitución también dice, en su artículo 242.4, que es incompatible con el ejercicio de la función pública “la obtención de otra clase de ventajas personales del Estado”.
Felipe Cáceres, junto al presidente Evo Morales, se benefició personalmente de la Ley General de la Coca, que legalizó la coca del trópico cochabambino, donde el viceministro tiene su “qatu” (me acuerdo que los periodistas estábamos “ojo al charke” por si Goni aprobaba una ley minera para beneficiarse como empresario minero). El caso configura otro delito de corrupción: “Beneficio en razón del cargo”.
Unos detalles más: En el perfil oficial de Cáceres dice que es responsable de la dirección de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN), las tareas de erradicación de cultivos excedentarios de coca en Yungas La Paz y trópico de Cochabamba y de la ejecución de tareas de la lucha contra el narcotráfico.
Y agrega: consiguió “grandes logros en la lucha contra el narcotráfico”. A ver:
No creo que sea un logro que el narcotráfico haya penetrado hasta el mismo cerebro de la lucha antidroga del Estado Plurinacional (caso Sanabria) y la Policía (caso Medina).
No creo que sea un logro que el 94% de la coca, donde Cáceres tiene su qatu, siga siendo vendida a los narcotraficantes.
No creo que sea un logro que sus compañeros cocaleros hayan penetrado el TIPNIS y controlado un territorio –donde no se puede entrar libremente– como hacen los “narcos” en México.
No creo que sea un logro que el control social entre cocaleros haya fracasado; de otro modo, ¿cómo se explican los “lotes blancos” del Chapare?
Entonces, ¿por qué el presidente Morales mantiene en ese cargo a Cáceres?
Para terminar, te transfiero la pregunta de mi vecino: ¿Cómo logró pasar de pobre a millonario sólo sembrando coca?
Unos datos para que respondas. Como funcionario, Cáceres tenía en 2008 un patrimonio de 1,9 millones de bolivianos. Subió a 9,2 millones de bolivianos en 10 años. En su década de oro, ganó 7.351.814 bolivianos; 735.181 bolivianos por año; 61.265 por mes; 2.042 por día. Supongamos que su sueldo promedio fue de 15.000 bolivianos X 13 años = 2.340.000 bolivianos (sin ningún tipo de gastos, todo a la huqjaycha).
Andrés Gómez Vela es periodista.