El pluralismo y los estados pluralistas

El pluralismo es un paradigma del ámbito cultural, consiste en el reconocimiento de las diversas culturas en condiciones de igualdad. El pluralismo supera al paradigma del multiculturalismo, que surgió en la modernidad, y superó, a su vez, al monoculturalismo (Attard, 2017).

En el monoculturalismo se asumía que en un reino, imperio o país debía existir una sola cultura. Por eso exterminaban a las demás culturas, ya sea parcial o totalmente. Aspectos como el idioma, la religión y las costumbres debían ser únicos. Era atroz, ya que hasta se mataba a la gente por eso.

Cuando llegó la modernidad, se decidió que no se debía andar asesinando y exterminando pueblos enteros por pertenecer a culturas diferentes, eso era “incivilizado”. Entonces surgió la idea de la tolerancia cultural, para permitirles existir. Pero se les debía “educar” para que los “salvajes” se “civilicen”. Así surgió el multiculturalismo. Es cuando se inventó el idioma oficial, la religión oficial y el supuesto conocimiento “universal”. La educación formal se constituyó en el principal instrumento de uniformización cultural, junto a la fuerte práctica de la discriminación.

Si bien en el multiculturalismo se tolera la existencia de otras culturas, lenguas y creencias, no se las reconoce como iguales a las de la cultura en gobierno. Por eso, se establece su diferenciación terminológica para que quede claro que son inferiores. Así, en lugar de referirse como idiomas a las lenguas los pueblos indígenas, por ejemplo, se las llama “dialectos”. A las otras religiones se las llama “sectas” y a los otros pueblos se los llama “etnias”, negando su reconocimiento como otras naciones. Es de este paradigma que surge el concepto de “Estado-nación”, que significa que en un Estado sólo puede existir una nación y no varias.

Con la llegada de la era de los derechos humanos, después de la Segunda Guerra Mundial, el concepto de igualdad se posiciona ya no sólo como un valor, sino como un principio, un derecho y una garantía (ONU 1948, DUDH; SCP 79/2015, F.J. III.2.2). En función de esto, ante el reclamo en especial de los pueblos indígenas por el reconocimiento de sus culturas en condiciones de igualdad, surge el pluralismo (OIT 1989, Convenio 169; ONU 2007, DNUDPI). Esto no es otra cosa que aplicar la igualdad en la relación entre culturas diferentes. A este tipo de relacionamiento es que se le conoce como la “interculturalidad”, siendo uno de sus principales ejes del reconocimiento de las otras culturas en igualdad de condiciones, la lucha contra la discriminación.

En un Estado pluralista, se reconocen todas las lenguas como idiomas, así como todas las creencias por igual. Por eso, los estados pluralistas son por naturaleza estados laicos, lo que implica que no tienen una religión oficial. Asimismo, a los pueblos de culturas diferentes se les reconoce a todos como naciones. De ahí es que surge la denominación de Estado plurinacional, que significa un Estado con varias naciones (CPE, arts. 2, 4 y 5). El Estado plurinacional no se contrapone a la república, ya que esta tiene que ver con el modelo de gobierno que adopta un país, mientras lo anterior, con el modelo de Estado. Bolivia es una república al tiempo que un Estado plurinacional, puesto que el diseño de sus gobiernos municipales, departamentales y central es republicano, pero, a su vez, se comparte el territorio con las naciones indígena originario campesinas, reconociendo su libre determinación y su autogobierno. Únicamente los gobiernos de estas no están obligados a ser diseñados bajo el formato republicano.

En Bolivia, el MAS-IPSP tomó al pluralismo como su principal discurso, al punto de hacer creer que fue su idea, lo que le permitió acceder al poder y mantenerse en el Gobierno por dos décadas. Por esta razón, pareciera que a los “antimasistas” no les queda otra que criticar duramente al discurso pluralista, oponerse y hasta plantear la reversión del Estado plurinacional. No obstante, se debe tener en cuenta que el pluralismo no es otra cosa que una evolución del Estado en materia de derechos humanos: la aplicación de la igualdad. Por lo mismo, en función del principio de prohibición de retrocesos en materia de derechos humanos, no es posible la reversión. Plantear algo así sería como proponer el retorno de la pena de muerte: imposible.

Todos los países del mundo que forman parte del sistema internacional de los derechos humanos son o deben ser por naturaleza estados pluralistas, indistintamente de que se denominen estados plurinacionales o no, ya que están obligados a aplicar la igualdad en la relación entre culturas diferentes y a luchar contra la discriminación cultural, entre otras cosas. El propio Estados Unidos es un Estado pluralista. Si no, ¿por qué que los pueblos indígenas de allá ejercen la libre determinación y el autogobierno en los territorios llamados “reservas indígenas”, donde, por ejemplo, ni la policía estatal puede ingresar por carecer de jurisdicción?

Carlos Bellott es constitucionalista en temas de organización y funcionamiento del Estado.