El miedo como catalizador de emociones, reacciones y de autoprotección.
De forma inmediata la gente corrió a los cajeros automáticos a proveerse de dinero y así sobrellevar la incertidumbre político-militar que se gestaba en pocos minutos.
Los surtidores se llenaron de vehículos, cuyos choferes estaban desesperados por llenar los tanques de gasolina.
El miedo se apoderaba de todos y empezaba a gobernarnos con los riesgos de cometer imprudencias y errores. El escritor irlandés, George Shaw, decía “El miedo puede llevar a los hombres a cualquier extremo”.
Y esos extremos estuvieron presentes por horas en los corazones de los seres humanos, que se lanzaron a los surtidores, mercados, cajeros automáticos. No era el fin del mundo, ni la Tierra se iba a destruir por algún meteorito mal encaminado. Ni un terremoto nos golpeaba.
Eran informaciones de alguna aventura violenta, que ciertos militares que se creen dueños de las armas y de las FFAA, generaron el miedo entre la gente, ese que cada vez nos va carcomiendo, debilitándonos como seres humanos libres, valientes, honestos.
¿Por qué nos dejamos vencer por el miedo? ¿Por qué no podemos superar al miedo? Lo de la tarde del miércoles 27 nos desnuda como una sociedad enferma, debilitada, desconfiada, en crisis y desesperada por no tener sobresaltos, ni más situaciones extremas, pero que cada cierto tiempo nos vemos engullidos por el terror.
Pero el poder siempre tendrá libretos o actos para despertar el miedo. El filósofo y ensayista francés, Alain, precisaba: “El hombre que tiene miedo sin peligro, inventa el peligro para justificar su miedo”. Claro ahora dirán que ese miedo estaba justificado por los tanques y militares fuertemente armados, que hacían gala de su arrogancia, refrescando la memoria de los golpistas Banzer, Natusch, García Meza, que arrasaron con la democracia y con los derechos humanos.
Pues, ahí está la Bolivia Plurinacional, caminando descalza y buscando un abrazo de certidumbre, tratando de alzar cabeza en medio de la crisis económica, de las luchas políticas, de los bloqueos, de las peleas entre la clase política, de la falta de dólares, del alza en los medicamentos, del crecimiento de la delincuencia, del narcotráfico, de la destrucción de la Madre Tierra y sus seres vivos, de la injusticia e impunidad.
Hernán Cabrera M.