Brújula Digital se complace en incluir en su grupo de
columnistas al respetado periodista y analista Edwin Cacho Herrera, que publicará
sus textos semanalmente en nuestro portal.
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Se mira en el espejo. Demora unos minutos porque quisiera hablarse, pero hay cosas inconfesables, incluso para él. Le cuesta creer haber pasado por tanto en tan poco tiempo, desde el feriado de Año Nuevo andino, amazónico y chaqueño de este 2022. Sonríe, se sabe protegido y piensa que nada afectará su carrera en la Policía Boliviana.
Mentir no lo conflictúa. Confía en que no será descubierto. Se equivoca. El periódico El Deber de Santa Cruz publicó una entrevista al mayor Álvaro Muñoz Mejía el 24 junio, tres días después del triple asesinato de policías en Porongo, y una nota informativa el 16 de agosto, dos días después de haber salido libre de una audiencia de medidas cautelares en La Guardia.
Comparé la información de ambos trabajos periodísticos sobre un mismo personaje y saltan a la vista mentiras del mayor de Policía condecorado por la supuesta captura del principal implicado en la ejecución de sus camaradas y la larga relación con el número uno de su institución y, tal vez, con otros niveles que terminan definiendo la suerte de los policías.
En la entrevista de junio, el oficial se presenta con el grado de mayor, nombre y apellido, y menciona que había sido destinado a la fuerza antidrogas de Santa Cruz, como jefe del Grupo de Inteligencia y Operaciones Especiales (GIOE), tres semanas antes del triple crimen. “Yo soy nuevo en las tierras cruceñas”, asegura.
“Yo estoy tres semanas aquí, casi cuatro, en Santa Cruz y no puedo tener esos nexos como dice la gente gracias a los mismos camaradas que distorsionan todo”, se queja, dando a entender que ni siquiera en la Policía creen en su versión. En la nota de agosto, la mentira queda en evidencia.
“Los registros de la misma Policía revelaron que el mayor Muñoz fue jefe de uno de los grupos del DACI (Departamento de Análisis Criminal e Inteligencia), durante la gestión 2018 cuando en la Felcc se desempeñaba como director el entonces coronel Johnny Aguilera”, señala el reporte periodístico y añade un dato que debería preocupar al uniformado.
“Revelaron que cuando el mayor Muñoz se desempeñó en el DACI actuó de manera soberbia porque tenía el aval del entonces coronel Johnny Aguilera, considerado uno de sus amigos, que gestionó para que se venga desde La Paz a trabajar a su lado en Santa Cruz por ser de su confianza”. ¿No que era nuevo en tierras cruceñas?
Hay más. La imputación de complicidad en el triple asesinato presentada en su contra por los fiscales Marcos Arce y Luis Alba afirma que testigos protegidos entrevistados en cámara Gesell identificaron a Muñoz Mejía en el taller Team 777 de Misael Nallar, donde se repartieron armas largas con la que se ejecutaron a tres policías en la comunidad Los Cuchis.
¿Qué dice el mayor respecto a ese punto en la entrevista de junio? Que a la hora del crimen se encontraba en la casa de su novia, en la capital cruceña. “Entre las 17:30 y las 18:00 me llama el coronel Burgoa, que es mi director nacional del GIOE, me llama el director departamental de la Felcn y me indican que hubo un asesinato en Urubó y que despliegue todas mis patrullas”.
Relata que después de varios operativos, a las 04:00 del 22 de junio, unidades de la Policía allanaron “el taller mecánico donde se encontró a los 20 cuadratracks y Teryx”. La imputación fiscal señala que Muñoz Mejía es cómplice de la matanza de policías porque escondió información, ocultó la verdad y, sobre todo, estuvo cerca de Misael Nallar el momento en que se repartieron chalecos y gorras de la Felcn, y armas a los asesinos de dos sargentos y un voluntario del Gacip.
Hemos avanzado hasta el día después del crimen en Porongo, pero también el día en que Misael Nallar se entrega a la Policía. En la entrevista de junio, Muñoz Mejía cuenta que fue contactado por un informante, que acordaron la entrega en una pista clandestina de Warnes, que le cambiaron el lugar y que después de las 18:00 Misael Nallar se entregó en una gasolinera de la localidad Los Troncos.
“… llegó el señor Nallar levantando sus manos, nos movimos con la camioneta, llegamos donde él estaba, unos 100 metros más o menos. Él entró a la vagoneta, le puse manillas, lo caché, le dije sus derechos. En la fotografía que se ha viralizado está con polera roja en un vehículo, fui yo el que la tomó”, narra con orgullo, aunque los fiscales calificaron la detención como irregular.
“La Fiscalía concluye que Muñoz encontró a Nallar en el lugar, pero fue al final una entrega pactada. Lo dejó hablar por teléfono con las personas que quería, no le secuestró el aparato”, señala la nota de agosto del influyente diario cruceño.
Hasta aquí las mentiras y contradicciones que, si hubieran sido presentadas como tales al juez Rodrigo Vedia, tal vez su determinación hubiese sido distinta, pero dispuso la liberación del mayor Muñoz Mejía.
Peo, en la comparación de la información publicada por El Deber sobre Muñoz Mejía aparece un elemento que lo blinda, un as bajo la manga de color verde olivo.
En la entrevista de junio, el mayor de Policía menciona en cuatro oportunidades a su exjefe en la Felcc de Santa Cruz en 2018, a quien le apoyó como ayudante de órdenes en el Comando General de la Policía en 2020, 2021 y 2022, y a quien reportó directamente sus actos en la entrega pactada de Misael Nallar.
“A las 08:30 (…) me realizaron una llamada tripartita en la que estábamos presentes todos los comandantes, estaba mi general (Johnny) Aguilera, mi coronel (José) Illanes, el coronel (Erick) Holguín; el coronel (Julio) Cossío de la Felcc, el mayor Pérez del DACI y otros jefes de grupos operativos”, afirma y complementa que la instrucción del general Aguilera a su grupo fue detener a Misael Nallar.
La tercera referencia al excomandante de la Policía es la siguiente: “… como a las 10:30 tuvimos una reunión en el Comando Departamental ya de manera presencial, mi general Aguilera llegó de Cochabamba o La Paz, no sé. De manera presencial estábamos el coronel Holguín, el mayor Pérez, el coronel Claure, estaba el coronel Herland Portanda de la Felcc y otros jefes policiales también, ahí di parte de la información que tenía”.
La cuarta es más decidora y se refiere al momento después de la entrega pactada de Misael Nallar en Los Troncos. “Ese mismo momento mando mi ubicación en tiempo real a mi general para que sepa dónde estoy, me dice él: Con cuidado, y le digo: Tengo apoyo de mi patrulla, pero espérenme llegando a Santa Cruz”.
La liberación de Muñoz Mejía puede ser el primer paso para quedar apartado de la investigación del triple asesinato y, por tanto, tampoco serían investigados otros mayores, coroneles y principalmente el general Aguilera, excomandante de la Policía, que ordenó condecorarlo antes de dejar la institución.
El mayor vuelve a mirarse al espejo y vuelve a sonreír. Por un instante se imagina luciendo en sus hombros las estrellas doradas de general a costa de la vida de tres de sus camaradas asesinados a mansalva en Porongo y de su probable conexión con el crimen organizado. Está claro que en Bolivia todo puede pasar.
Edwin Cacho Herrera es periodista y analista.