¿Cómo sería tu vida sin información? No podrías mirar el futuro porque los datos que conoces serían muy pasados. No sabrías que obras jerarquizar para tu barrio porque desconocerías el presupuesto de tu municipio. No podrías proyectar tus inversiones porque no tendrías a mano las necesidades del mercado. Tu vida sin información equivaldría a que salgas cada día a la calle a tientas.
Por esta razón, el valor del Censo como fuente de información es relevante. Pues, mínimamente, como ciudadano debes saber cuántos vivimos en Bolivia, cuántos en situación de pobreza, dónde están las regiones más vulnerables, cuántas personas tienen todos los servicios básicos, cuántos tienen casa propia y de qué material.
También debes conocer cuántas familias viven hacinadas, cuántos migraron y a dónde, cuáles son las causas más frecuentes de muerte, cuántas mujeres son jefas de hogar, qué idiomas hablamos, cuántos pueblos indígenas están en etapa de extinción, cuántos jóvenes estudian, cuántos trabajan, cuál es la calidad del empleo en el país y otros datos importantes.
Sin la información mencionada, difícil cambiar el futuro. Por ello, el censo no puede ser realizado cuando le venga en gana a un gobierno. No puede ser desarrollado o postergado por cálculo político. El derecho a saber de la gente no puede ni debe ser violado de una noche a la mañana porque se le ocurrió al partido de turno ocultar información valiosa sólo con el fin de reproducirse en el poder.
La información es la savia que circula en un cuerpo político democrático como la sangre por las venas de una persona porque fortalece la participación ciudadana, proyecta las políticas públicas, transparenta la gestión pública e incide en la gobernabilidad democrática. En este sentido, el acceso a la información no sólo es un derecho, sino un deber.
En el Censo de 2012 (mal hecho), el gobierno violó el derecho a la información de los bolivianos del siguiente modo: En enero de 2013, el gobernante de entonces, Evo Morales, (des)informó que en Bolivia vivíamos 10.389.903 habitantes, que Santa Cruz era el departamento más poblado con 2.776.244, seguido de La Paz con 2.741.554, luego Cochabamba con 1.938.401 habitantes.
En agosto de 2013, el mismo gobernante cambió los datos del Censo 2012. Dijo que en Bolivia vivían oficialmente 10.027.254 habitantes, que Santa Cruz ya no era el más poblado, sino La Paz con 2.706.351. Bajó el número de habitantes del departamento cruceño a 2.655.084, menos 121.160 respecto al “primer conteo”. También el departamento paceño perdió pobladores, 35.203, pero subió al primer lugar. En tanto que en Cochabamba desaparecieron 180.258 habitantes.
Si el Instituto Nacional de Estadística (INE) se equivocó, el error fue de 362.649 ciudadanos. Si hubo dolo, hizo desaparecer 362.649 habitantes. Como no había ni hay ningún poder ni institución independiente desde que el MAS asumió el mando, nadie hizo una auditoria del Censo 2012.
El sociólogo René Pereira Morato indicó en julio de 2014 que “el Censo 2012 fue un fracaso” no sólo porque se realizó con cartografía desactualizada e incompleta por lo que faltó boletas en varios municipios, sino porque el gobierno de esa vez organizó el Censo por “las enormes presiones de la población y de sus líderes políticos de El Alto y Santa Cruz”. Sin esa presión, quizá el gobierno no lo hubiera hecho.
El Censo no es de interés solo de partidos políticos o de comités cívicos. La información censal te sirve para que estés enterado de la distribución proporcional de recursos económicos por coparticipación tributaria; para que sepas sobre la distribución de escaños en el Congreso que es proporcional a la cantidad de habitantes de la región donde vives; y para que conozcas la distribución de recursos asignados a la lucha contra la pobreza con el indicador de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI).
Al mismo tiempo, la información permite reforzar la legitimidad del sistema democrático porque te incorpora, como ciudadano, en los procesos de deliberación, gestión y evaluación de las políticas públicas. Entonces, interactúas con la administración pública según tus prioridades y necesidades, y logras como resultado la transparencia.
En consecuencia, la información es una herramienta vital en la lucha contra la corrupción porque te ayuda a controlar y a vigilar a tus gobernantes en la administración de tus recursos económicos.
Al respecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos declaró que “el actuar del Estado debe encontrarse regido por los principios de publicidad y transparencia en la gestión pública, lo que hace posible que las personas que se encuentran bajo su jurisdicción ejerzan el control democrático de las gestiones estatales”.
¿Cómo sería tu vida sin información? Tendrías al frente una dictadura.
Será que por esta intuición popular, la demanda de Censo 2023 comienza a aglutinar fuerzas democráticas y a balancear el desequilibrio de poderes.