Estoy convencido de que la gran mayoría de los bolivianos somos profundamente liberales en nuestra vida diaria. Los bolivianos nos levantamos en la mañana con la esperanza de tener la oportunidad de ganar nuestro propio sustento, proteger nuestra familia y darles un futuro a nuestros hijos. No queremos confiarle al Estado nuestro proyecto de vida, destilar envidia porque a otros les va mejor o maquinar para que nos toque algún bono. La gran mayoría de los bolivianos solo queremos que el Estado no nos ponga trabas, no nos persiga, no nos sobrecargue con regulaciones y no ponga en riesgo nuestra propiedad privada. En suma, solo queremos que el Estado nos deje en paz.
La gran mayoría de los bolivianos somos profundamente liberales porque rechazamos el estatismo y apreciamos la libertad individual. Nuestra desdicha, entonces, es que ese sentimiento nos hace sentir extranjeros en nuestra propia patria. ¿Qué es una patria sino el lugar en el que nos sentimos en casa?, ¿Qué es una patria sino el lugar en el que nuestra querencia coincide con la posibilidad de desarrollarnos como individuos? Muchos bolivianos han tenido que hacer de Argentina, Brasil, Chile o España su nueva patria, porque aquella donde nacieron les arrebató esa posibilidad.
La gran excepción es, por supuesto, Santa Cruz. Sin ser perfecto ni mucho menos, el modelo de desarrollo cruceño es lo más cercano a lo que la gran mayoría de los bolivianos ansía. El cruceño ha progresado apartando al Estado y asumiendo la responsabilidad de su propio desarrollo. No es casualidad, por tanto, que Santa Cruz atraiga a miles de bolivianos de todo el territorio nacional que ven en esta región la posibilidad de perseguir su proyecto de vida.
Es cierto, sin embargo, que, aunque la gran mayoría de los bolivianos es profundamente liberal en su práctica y emigra buscando esos horizontes, cuando llega el momento de votar o definirse políticamente, su posición está todavía fuertemente determinada por el chip estatista. La semana pasada tuvimos un interesantísimo ejemplo.
La Confederación Nacional de Trabajadores Gremiales, Comerciantes Minoristas, Vivanderos, Artesanos y Trabajadores por Cuenta Propia del Estado Plurinacional de Bolivia emitió un fuerte y decidido manifiesto ante la crisis económica y social que vive el país. En este manifiesto (lo pueden encontrar en el Facebook de su dirigente César Gonzales), los gremiales afirman que la crisis es “fruto de la implementación de teorías extranjeras de izquierda y derecha...”. Y continúa: “Esta crisis política no sólo es nacional sino también mundial, donde las IDEOLOGÍAS DE IZQUIERDA Y DERECHA SIEMPRE FUERON, SON Y SEGUIRÁN SIENDO MÉTODOS, ARTES Y FORMAS DE ENGAÑAR, ESTAFAR y ROBAR AL PUEBLO TRABAJADOR POR CUENTA PROPIA Y PUEBLO EN GENERAL… ¡¡¡BASTA DE IZQUIERDA Y DERECHA!!! ¡¡¡BASTA DE SOCIALISMOS Y CAPITALISMOS!!!...” (las mayúsculas son del original).
Pero después de despotricar feroz y repetidamente contra las ideologías de izquierda y derecha, y contra el socialismo y el capitalismo, el manifiesto afirma: “Debemos lamentar que, el esfuerzo voluntario al emprendimiento es castigado, sancionado y asfixiado por impuestos nacionales, aduana nacional, intendencias municipales y todo el amplio mecanismo del Estado que utiliza normas abusivas y coercitivas...”.
¡Esta es una joya! Los gremiales rechazan ideologías, pero en la práctica son profundamente liberales. ¡Sólo quieren que el Estado los deje en paz!
Pero no crea que se quedan ahí. Lean esto: “La obligación de los diferentes niveles de Estado es la de proteger a todo ciudadano, de brindar la garantía constitucional del derecho a la libertad… garantizar la inversión pequeña y grande, defender al trabajador por cuenta propia del abuso y atropello que sufre día a día”.
La tienen clarísima. La única obligación del Estado es la de proteger la libertad individual y la iniciativa privada sin envidias (inversiones pequeñas y grandes por igual). Los gremiales se quejan en la retórica, pero abrazan abiertamente el capitalismo.
El manifiesto remata con una frase trascendental: “Porque es hora de producir y generar recursos con todos los medios a nuestro alcance… hacer realidad el crecimiento económico basados en el PRINCIPIO DE RESPETO A LA FAMILIA, LA PROPIEDAD PRIVADA Y EL ESTADO DE DERECHO”.
Señores gremiales, despotriquen contra las ideologías todo lo que quieran, pero lo cierto es que ustedes son liberales de cepa, aunque no lo sepan o lo quieran admitir. ¿Qué puede ser más liberal que exigir el respeto a la familia, la propiedad privada y el estado de derecho? ¿Qué puede ser más liberal que pedir que el Estado brinde garantías constitucionales al derecho a la libertad? ¿Qué puede ser más liberal que pedir garantías para la inversión pequeña y grande?
Ha llegado la hora de superar la contradicción entre la práctica liberal del boliviano en su día a día y su intuición política en la que el chip estatista tiene todavía mucha influencia. El día en que eso se logre, el país se habrá lanzado decididamente y sin retorno hacia la libertad y el progreso.
Antonio Saravia es PhD en economía (Twitter: @tufisaravia).