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06/04/2020

Demasiado vulnerables ante una reacción en cadena

Lo sucedido en Riberalta es sin duda la prueba de fuego que debe enfrentar el actual gobierno, la situación no es para menos favorable, la pandemia mundial no solamente arrasa con la salud de los seres humanos sino también con la producción de artículos de primera necesidad, vulnera la capacidad de generar divisas para el país y pone en riesgo al sistema energético nacional, que entre otros, desestabilizan el sistema macroeconómico que tiene Bolivia.

Uno de los subsistemas de mayor preocupación a la fecha es el de salud pública, sector en el que durante 14 años el gobierno anterior se limitó a construir infraestructura como parte de la campaña política que acompañó su gestión.

Hoy se debe dar fe que la actual situación del sistema de salud será rebasado no solamente por falta de médicos, enfermeras y auxiliares, sino porque no existen las condiciones de salubridad para hacer frente a la pandemia que por contagios podrían provocar una crisis sin precedentes.

Haciendo números, en Bolivia la población alcanza a 11 millones de personas, de las cuales el 70% desarrolla actividades en el sector informal; por lo tanto podemos concluir que algo más de 7,7 millones de personas son potenciales víctimas del COVID-19 ya que se quedan en las calles para trabajar y así satisfacer sus necesidades.

Hoy se tiene 183 casos, que después de 10 olas de contagio podrían llegar a transmitir el virus a 6,7 millones de personas, de los cuales la fatalidad alcanzaría a 203.550 personas (3%). Pregunta: ¿dónde podremos asistir a 6,7 millones de personas? Solo queda pensar en los protocolos para enterrar o incinerar a los muertos.

Oruro es un ejemplo en el manejo de la crisis al haber mantenido la cifra de casos positivos estancada.

Medidas macroeconómicas como del pago de bonos, cancelación de facturas u otros, son paliativos; es necesario que los partidos políticos o agrupaciones políticas dimensionen a cabalidad la pandemia y posteriores brotes de COVID-19, tal cual un tsunami con sus réplicas, que serán las nefastas consecuencias económicas.

Es imperativo que se dejen de lado aspiraciones políticas, entender las reacciones en cadena en curso y no forzar las decisiones, hay que recordar que el actual gobierno viene haciendo frente a muchos oros problemas, como dengue, langostas, inundaciones y ahora el COVID-19. Hay que dejarlo trabajar.



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