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Buscando la verdad | 22/02/2023

Cuántos hablan de cristianismo y socialismo, pero...

Gary Antonio Rodríguez
Gary Antonio Rodríguez

¿Qué haría Ud. si fuera una mujer de 40 años, que habiendo trabajado desde muy, pero muy pequeña, por razones de pobreza no pudo concluir su educación y a estas alturas de su vida tiene cinco hijos y debe ver cómo salir adelante en solitario? ¿Cómo haría para ocuparse de sus hijos entre 5 y 14 años, mientras el mayor se esfuerza por estudiar una Carrera Técnica para surgir en la vida, a la vez que, superando las dificultades, trabaja por un salario mínimo que apenas le permite cubrir sus propias necesidades y ayudar con algo a su mamá? ¿Qué haría usted, estando en tal situación, sin dinero suficiente para intentar por la vía legal que el irresponsable de su excónyuge siga burlándose de la ley, incumpliendo el deber de otorgar una asignación mensual, por lo menos a sus hijos?

¿Cómo afrontaría Ud. el tener que dar cobijo a su familia -gasto en alquiler- viviendo a más de 10 km de distancia de su lugar de trabajo, con la necesidad de trasladarse cada mañana acompañada de sus niños para ir al colegio o al lugar donde desempeña su labor como digna Trabajadora del Hogar, y tener que retornar al final del día gastando otra vez en transporte público? Haga números…

Siendo que el salario mínimo en Bolivia es de apenas Bs2.250… ¿Se imagina afrontar con semejante sueldo las apremiantes necesidades de alimentación, salud, educación, transporte y vivienda? ¿Se imagina las carencias por las que tendría que pasar -si fuera Ud. esa persona- así como sus hijos? ¿Qué tan bien alimentada podría estar su familia con un ingreso así? ¿Piensa Ud. que podría aguardar una vida digna ante una situación objetivamente, tan adversa? ¿Qué futuro le esperaría a sus seres queridos? ¿Estarían condenados a repetir su historia?

Para complicar aún más esta triste situación que tiene que ver con la vida real… ¿Cuán impotente se sentiría Ud. si en el colegio donde sus niños están inscritos le piden el uso de uniforme; comprar material escolar en exceso; una increíble “contribución obligatoria” para pupitres y, por si esto fuera poco -más allá de la precariedad de las Unidades Educativas de enseñanza- le exigen aportar para cubrir los ítems faltantes de profesores?

¿Qué haría Ud., además, frente a la pesada carga que se está haciendo de estilo ya, que al finalizar el año -sin considerar la pobreza de la gente que muchas veces se debe contentar con tomar un café con pan o comer solamente arroz, como cena- en los colegios se impongan Actos de Graduación, hasta en Kinder, implicando ello una erogación adicional para lograr el Certificado de Egreso que se les entregará, previo gasto en el alquiler de la toga con su birrete y, por supuesto, las invitaciones y bocadillos para el festejo y la fanfarria? ¿Es que, acaso, graduarse para pasar de nivel significa algo, antes de lograr el Bachillerato?

¿Y si encima le piden una cuota obligatoria para celebrar el Día del Niño, el Día del Estudiante, el Día del Profesor, el Día del Padre, el Día de la Madre, el Día de la Patria y el día de confraternización? ¿Y si además de todo esto le imponen en los colegios la necesidad de ir a reuniones y más reuniones, para hacer seguimiento a sus hijos, sin tener la mínima consideración por Ud. -si fuera esa persona- obligándole a pedir una y otra vez permiso en su trabajo para tal propósito, pese a que Ud. ha hecho saber a los profesores que es una mujer sola que lucha cada hora contra la adversidad que desde niña, le ha planteado la vida? Aunque Ud. no lo crea, así parezca una exageración, esto está pasando.

Seguramente usted conoce a personas en situaciones difíciles, con necesidades como las relatadas ¿verdad? De ser así, si tiene la posibilidad de ayudarlas, hágalo. Piense que si el Estado no lo hace, sus oportunidades de superación no se darán; sea Ud. un agente de cambio, ayude con educación, salud, transporte, alimentación…

¡Cuántos se llenan la boca -hablando unos de cristianismo y otros de socialismo- pero, a la hora de la verdad, solo piensan en sí mismos y no son nada solidarios! Pero, como la excepción confirma la regla, hay gente increíble y de gran corazón, que desde el anonimato ayuda en lo pequeño y en lo grande a los necesitados para que este país mejore, así sea de a poquito…

¡Un abrazo para las personas de buena voluntad! Bendiciones del Altísimo por su sensibilidad social. Que el Señor les guarde, bendiga, prospere y les devuelva al ciento por uno cada peso invertido en la mejora de la calidad de vida de personas pobres como esta señora que -agradezca a Dios- no es Ud.

(*) Economista

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