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20/04/2020

Caída de precios y necesidad de reformar YPFB

Por primera vez en la historia del capitalismo mundial el precio del petróleo registró un resultado negativo. Ahora los productores deben pagar a los compradores para que se lleven el crudo.

Esto tiene un impacto brutal sobre una alicaída economía mundial, que ciertamente consolidará las proyecciones de una fuerte recesión económica. Podría ser peor que la hecatombe de 1929.

Es probable que en los próximos días y semanas el precio rebote muy rápidamente y recupere valores positivos. Pero el daño a la economía mundial será muy duro. Precios bajos o negativos, por supuesto, pueden ayudar en la recuperación de las economías importadoras del oro negro, aunque serán un desastre para las economías exportadoras de petróleo y gas, como la boliviana.

La buena noticia para el caso boliviano es que esta brutal caída solo nos afectará en términos de ingresos de exportaciones y fiscales dentro tres meses en el caso de Argentina y en seis meses en el caso de Brasil. Cabe recordar que el precio del gas en Bolivia está indexado al precio del petróleo. La referencia fundamental es el WTI.

Este “efecto de amortiguamiento” se da gracias a las fórmulas de los precios de gas natural del contrato con ambos países firmado en los años 90. Como dice el economista petrolero Mauricio Medinaceli es hora de rendir homenaje a gente como Carlos Miranda y Herbert Müller, que negociaron contratos técnicamente muy buenos y que pusieron fórmulas que amortiguaban los vaivenes del precio del petróleo.

Sin duda esta caída del precio del petróleo nos afectará duramente a partir de septiembre. Nos da cierto margen para prepararnos y organizarnos para la llegada del maremoto. Pero las consecuencias sobre los niveles de ingreso del país y sobre las recaudaciones del Estado serán muy altas. Y si a esto adicionamos el déficit público que ya cargamos desde 2015 y los costos de la guerra contra el coronavirus, tendremos una situación fiscal muy delicada.

En términos estructurales los precios bajos o negativos del gas colocan en una situación muy grave a la empresa estatal YPFB. Enfrenta un dilema de seguir vendiendo a pérdida o más bien parar la producción.

Esta debacle de precios además prueba de lo equivocada que estaban las ideas de impulsar la supuesta “industrialización” de los hidrocarburos. Los proyectos industriales implementados por el populismo económico también serán de un costo brutal para la ciudadanía boliviana.

En términos agregados esta situación sin duda profundizará la recesión económica en 2020. La proyección de menos 3,4 por ciento hecha por el FMI parece demasiado optimista.

La esperanza está en que el precio del petróleo rebote y vuelva a niveles superiores a 30 dólares el barril y que simultáneamente la economía mundial también se recupere más rápido aumentando la demanda por este energético y haciendo que su precio sea mayor aún. Los mercados futuros del petróleo muestran un precio que varía entre 28 y 35 dólares el barril.

La caída del precio del petróleo también desafía a las economías dependientes de este energético a acelerar sus procesos de transformación energética apostando más por las energías renovables.

Gonzalo Chávez es economista.



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