El presidente dice que el modelo aplicado por el MAS desde hace 18 años sigue dando buenos resultados. Es decir que los problemas que afectan a la economía son consecuencia de una estrategia de desarrollo “fantasma”, que opera desde una suerte de clandestinidad y se filtra en las estadísticas sin otro afán que el de crear la sensación –solo la sensación– de que todo está mal.
Si hay dificultades, advierte Arce en una reciente “confesión política”, son atribuibles a otros. Otros no cuidaron el sector hidrocarburos, ni la nacionalización y así nos tienen ahora: sin plata y sin combustibles. Otros no diversificaron la economía y ya ven, cuando se pinchó la llanta del gas, no hubo cómo compensar las pérdidas.
Y para seguir con el cuento, “otros” no hicieron lo que debían con el litio y ahora quedamos rezagados mientras los países vecinos avanzan mucho más rápido. Otros –ojo con esto– en el mismo Gobierno del MAS “no entendían el modelo”, pese a que “yo” –Arce– trataba de “orientarlos”. “Les decía que había que hacer, pero nunca venía la voz de arriba –léase Evo Morales– instruyendo que las cosas se hagan”.
El “a mí no me echen la culpa” es más que evidente y desnuda el hecho de que, durante casi 14 años, el ministro de Economía Luis Arce, en lugar de renunciar porque nadie le hacía caso, se quedó de brazos cruzados a esperar cómo todo se venía abajo. En fin.
Hay un reconocimiento interesante: “nosotros concebimos el modelo, así que en nuestro Gobierno lo hemos ejecutado desde el primer día”. Es decir que, si las cosas comenzaron a deteriorarse desde marzo de 2023, cuando el propio presidente dispuso que algunos sectores se beneficiaran con un tipo de cambio preferencial, fue “culpa” de ese modelo, porque en ese momento no había ningún fantasma merodeando.
Pero, pero dice Arce, cuando volvía el despegue económico, “vino el boicot de la Asamblea”. A ver, a ver: el bloqueo en la Asamblea es de 2024 y los problemas económicos comenzaron a agravarse en 2023. Entonces se produce una misteriosa relación donde las consecuencias son el origen de las causas. Las acciones recientes de los asambleístas evistas determinaron lo que ocurrió el año pasado. Vaya, vaya. Todo un misterio.
Y hay más. Para evitar que alguien diga que el Gobierno dio marcha atrás en el tema del control de divisas solo por la presión empresarial, el presidente aclara que “no hubo ningún retroceso: lo que les planteé es que ellos se organicen en un comité de divisas”. Por si alguien tenía una duda sobre la verdadera intención, va el remate: “no descarto, ante una necesidad máxima de la economía, tomar la decisión de la entrega obligatoria de divisas al Banco Central como existía en el pasado”.
Sobre los líos políticos en el MAS, las cosas se reducen a que todo es culpa de él y no mía. “Acordamos definir de manera ordenada quién iría de candidato. Eso no lo cumple Evo, él se autoproclama candidato, lleva adelante congresos del Movimiento al Socialismo (MAS) que son truchos, se fabrica organizaciones sociales”.
Es él y “todos estamos sufriendo los efectos del capricho de Evo de ser candidato a toda costa. Así lo dijo: voy a ser candidato por las buenas o las malas”. Y claro, lo que no dice Luis Arce es que él también quiere ser “candidato a toda costa” y que, por eso, los conflictos son todavía más graves y que, por eso mismo, la asamblea no va en la dirección que el presidente quiere y que, por eso, el MAS se dividió y que, por eso… etc.
Hay confesiones que lo pintan de cuerpo entero a uno y ésta del presidente es antológica: Arce… por Arce, ni más, ni menos.