Según NNUU ya han muerto unos 200 niños de hambre o de una enfermedad generada por la debilidad ocasionada por la privación de alimentos. El presidente estadounidense Donald Trump dijo el lunes que “hay una hambruna real” en Gaza debido al bloqueo impuesto por Israel.
Brújula Digital|29|07|25|
Decenas de niños palestinos comienzan a morir de hambre en Gaza a causa del bloqueo impuesto por Israel, según una nota del diario El País de España, que documenta escenas de desnutrición extrema, desesperación familiar y el colapso del sistema de asistencia humanitaria en la Franja.
La crónica relata el caso de Hamza, un niño de tres años que grita “¡Tengo hambre, quiero comida!”, mientras juega con tierra bajo el sol abrasador en el campamento de Al Mawasi. Su madre, Wafa Mohammed, cuenta que su familia –seis personas– solo ha comido lentejas en los últimos días, y que no consumen pan desde hace once jornadas debido a la falta total de harina.
“Esta es, con mucho, la peor situación de hambre que hemos vivido”, declaró Wafa a El País. Agrega que, desde el inicio de la guerra, han contado cada bocado, pero ahora simplemente “no hay nada que comer”.
Según NNUU ya han muerto unos 200 niños de hambre o de una enfermedad generada por la debilidad ocasionada por la privación de alimentos. El presidente estadounidense Donald Trump dijo el lunes que “hay una hambruna real” en Gaza debido al bloqueo impuesto por Israel.
Varias entidades acusan formalmente a Israel de intentar un genocidio palestino en Gaza. Ya han muerto a causa de los bombardeos israelíes unos 58.000 palestinos, dos tercios de ellos mujeres y niños.
La situación se repite en todo el territorio, donde más de dos millones de palestinos enfrentan lo que organismos de Naciones Unidas han calificado como una “hambruna inducida deliberadamente”.
El Ministerio de Salud de Gaza ha informado que más de 100.000 niños, incluidos 40.000 bebés, están bajo “amenaza de muerte”.
Desde el 2 de marzo, Israel ha cerrado todos los pasos hacia Gaza, cortando casi por completo el suministro de alimentos, denuncia El País. Incluso la leche de fórmula infantil ha sido bloqueada, según reportes de Unicef.
Mientras algunos países occidentales han pedido el cese del conflicto, la presión efectiva sobre Israel sigue siendo limitada, y la ayuda que logra ingresar es insuficiente. La ONU ha estimado que se necesitan al menos 500 camiones de ayuda diarios; sin embargo, a mediados de julio ingresaban menos de 100.
El País agrega que escenas de niños llorando por hambre se han vuelto cotidianas. Amna, de 12 años, hija de Wafa Mohammed, pesa apenas 18 kilos. Come unas cucharadas de lentejas o pasta al día y bebe agua para resistir. “Intento dar mi parte a mis hermanos, que no dejan de llorar por el hambre”, cuenta con un hilo de voz.
La familia ha sido desplazada siete veces desde que comenzó la ofensiva israelí el 7 de octubre. Su casa fue destruida y el padre perdió su empleo. Actualmente sobreviven, o lo intentan, con lo que logran conseguir o con lo que otras familias comparten. “Ya ni siquiera podemos pedir ayuda a los vecinos desplazados. Todos enfrentan la misma hambre”, dice Wafa.
Según El País, antes del bloqueo, la ONU operaba unos 400 puntos de distribución de alimentos. Hoy solo quedan cuatro, administrados por una fundación bajo control israelí. Muchos palestinos los evitan porque se han convertido en zonas peligrosas: al menos 875 personas han muerto buscando comida, según datos de la ONU al 13 de julio. Las cifras actualizadas superarían las 1.000 víctimas.
El desplazamiento forzado también ha aumentado. Casi dos millones de palestinos han sido confinados a menos del 12% del territorio de Gaza tras una nueva orden de evacuación emitida el 20 de julio. El Programa Mundial de Alimentos advirtió que sus operaciones se han vuelto “inviables” y recordó que “la inanición de civiles como método de guerra es un crimen de guerra”.
El País también recoge el testimonio de Jamal Ammar, un abuelo de 65 años que intenta calmar a sus nietas huérfanas con versículos del Corán y juegos de imaginación. “Dormimos con hambre, despertamos con hambre, y pasamos el día y la noche con hambre”, dice. “Pero lo que más duele es cuando los niños piden pan y no hay nada”.
El Ministerio de Salud informa que cientos de personas llegan a los hospitales en estado de agotamiento extremo. Las cifras totales desde el inicio del conflicto superan las 59.000 muertes, entre ellas casi 18.000 niños.
Barham al Qarra, de la ONG Rahma Worldwide, afirma que su organización ya no puede operar. Tienen cientos de camiones de ayuda humanitaria varados en Egipto, Jordania e Israel, sin autorización para ingresar. “No hay ningún alimento en Gaza, absolutamente ninguno”, advierte. “Todo el mundo en Gaza tiene hambre. No tenemos tiempo que perder: los gazatíes pueden morir en cualquier momento de inanición”.
BD/RPU